Amanece un día más en esta 61 edición del Zinemaldia. El día anterior fue el turno de ver en el Zinemaldia cómo dos personajes tan icónicos como Zipi y Zape cobraban vida. Los traviesos gemelos de José Escobar han dado el salto a la gran pantalla de la mano de Oskar Santos, el director vasco firmante de 'El mal ajeno', que ha conseguido traspasar el espíritu trepidante de las viñetas en una entretenida película que apela tanto al público infantil como al adulto que disfrutó en su infancia de los tebeos de Escobar.
Para conseguirlo, Santos ha acudido a la década que mejor supo combinar la aventura y la ternura adolescente, la década de los 80'. 'E.T., el extraterrestre' o 'Los Goonies' están presentes a lo largo de la historia que acude al humor blanco para sacar varias carcajadas al espectador y dar, en su tramo final, gozosas dosis de ingeniosa aventura.
La otra película que se presentó en el día de ayer fue 'Enemy' de Denis Villeneuve, el primer título de la Sección Oficial que dividió a la crítica y que podría aparecer en la lista de premiados del próximo sábado. El filme del director de 'Incendies' habita en el mismo universo que el de David Lynch, David Cronenberg o Kafka. Un universo críptico lleno de preguntas con múltiples respuestas y fugas oníricas por las que perderse. Sin duda alguna, la película explora la crisis identitaria de un personaje que descubre la existencia de una persona completamente idéntica a él, aunque el desarrollo de la trama abre innumerables puertas que un primer visionado no consigue cerrar. Sin embargo, Villeneuve afirma que "en la película hay todas las claves para interpretarla".
El filme está basado en la novela 'El hombre duplicado' de José Saramago pero Villeneuve decidió cambiar el título porque no creía que fuera el adecuado para la adaptación que el pretendía hacer, así que eligió 'Enemy' porque, según sus propias palabras, "el filme trata sobre el poder del subconsciente y sobre el hecho de que no siempre tenemos libre arbitrio, no siempre somos nosotros quien tomamos nuestras propias decisiones". Tenga sentido o no, Villeuneve trabaja las imágenes de una forma tan hipnótica que consigue fascinar al espectador y sumirlo en una atmosfera alucinógena que se recuerda como una pesadilla febril. Puro Lynch.
'La vida de Adele'
Sin duda alguna, uno de los eventos cinematográficos más esperados del festival de este año, fue el pase único de la flamante triunfadora del pasado Festival de Cannes, 'La vida de Adele', que programaron a las 23:30 horas del viernes, justo después de la gala inaugural. Pese a que la hora programada tal vez no fuera la adecuada teniendo en cuenta la duración de la película (180 minutos), la sala estaba a rebosar para comprobar si todas las buenas críticas del filme eran ciertas. Después de que el propio Abdellatif Kechiche apareciera por sorpresa en el pase para presentar el filme, dio comienzo uno de los recorridos vitales más íntimos que se recuerdan en una pantalla de cine. Adèle es una candorosa adolescente en plena exploración emocional y fisiológica. Adèle rastrea su cuerpo en busca de un deseo afectivo y físico revelador de su sexualidad.
Adèle descubre el amor mientras saborea la vida y nosotros lo sentimos, lo palpamos, lo tocamos. Pocas veces los actos naturales como el comer, el dormir, el acto sexual o el llanto han sido filmados de manera tan frontal y con tanta naturalidad como lo hace el director tunecino. La fisicidad con la que Kechiche filma 'La vie d'Adèle' es tan epidérmica que, en ocasiones, los cuerpos y la cámara se funden en uno convirtiendo el relato en una experiencia física de una épica intimista abrumadora. 'La vie d'Adèle' se mete bajo tu piel y amenaza con quedarse por siempre jamás. No se la pierdan.