Hirokazu Koreeda se ha convertido, por méritos propios, en uno de los actuales referentes del cine nipón: avalado por incuestionables joyas como 'Nadie sabe', 'Hana' o 'Still walking', el cineasta japonés, originalmente documentalista, ha logrado dotar a su narrativa y estilística de un sello inconfundible para el espectador, y 'Air doll', cuyo título original es 'Kûki ningyô', no es una excepción.
A pesar de que el último trabajo del director de 'After life' adolece de cierto exceso tanto de metraje como de una reincidencia algo cíclica, Koreeda nos brinda un loable retrato costumbrista de la sociedad a partir de la golémica premisa de una muñeca hinchable que cobra vida. La película, así, queda dividida en dos claros segmentos, el primero de los cuales quedaría enmarcado dentro del género de la comedia romántica, mientras que el segundo, mucho más onírico, poético y contemplativo, se adentra sin complejos en el melancolismo y el drama existencial.
'Air Doll', por ello, sobretodo en su primera mitad, posee la fuerza habitual de los anteriores trabajos de su director, atrapando a un espectador que queda literalmente absorvido por la irreprochable conjunción de elementos narrativos, visuales y sonoros, además de la excelente interpretacion de Du-na Bae; a medida que el film avanza, empero, Koreeda se muestra cada vez más reincidente y divagante en sus premisas, ralentizando en exceso un ritmo ya de por sí pasimonioso, que afortunadamente remonta el vuelo cuando su protagonista, cual Nexus 6 en 'Blade Runner', va en busca de su creador para hallar las respuestas a sus preguntas.
Con todo, 'Air Doll' resulta ser un título más que apreciable en el que Koreeda retrata la soledad y el sin sentido de la sociedad de nuestros días, la alienación del individuo en las grandes metrópolis, así como los sempiternos miedos y dudas del ser humano.