'Por trece razones', 'Las ventajas de ser un marginado', 'Rumores y mentiras', 'The Edge of Seventeen', y así un largo etcétera de películas y series que se lo deben todo al cine de John Hughes, el director que en los 80 sentó las bases de las historias sobre adolescentes, y que con sus mejores películas dignificó un género denostado hasta ese momento, dando voz a los jóvenes y tomándose sus problemas en serio.
'El club de los cinco' está considerada como el mejor film de Hughes, así como una de las mejores películas de adolescentes de la historia (quizá la mejor), el referente al que regresan todas las historias de instituto del audiovisual norteamericano. Pero no es el primer clásico en la filmografía de Hughes. En 1984, un año antes del estreno de 'El club de los cinco', Hughes presentaba su ópera prima como director, la película con la que empezaría todo: 'Dieciséis velas'.
En ella conocíamos a Samantha, una chica de quince años enamorada del chico más popular del instituto que ve cómo su vida se va desmoronando de una situación embarazosa a otra cuando su familia se olvida de su decimosexto cumpleaños, uno de los ritos de paso más importantes en la vida de todo adolescente en Norteamérica. En clave de comedia romántica, pero con las pulsaciones de drama adecuadas, 'Dieciséis velas' ponía de manifiesto desde bien pronto la intención de Hughes de representar a los adolescentes de su país de forma más certera. Con ella, el director popularizaba las historias coming-of-age, apadrinaba a la generación del Brat Pack y lanzaba al estrellato a su protagonista, Molly Ringwald, convirtiéndola en la novia de América durante la década de los 80.
El tiempo no perdona
El eslogan original de 'Dieciséis velas' rezaba "Es esa etapa de tu vida que puede durar toda la vida". Con esta frase se sintetizaba a la perfección tanto la esencia de la adolescencia como la obra de John Hughes. La película ha aguantado bien el paso del tiempo en muchos aspectos (sigue siendo divertida, encantadora y cercana), pero ha envejecido en tantos otros, incluidos estereotipos racistas, mensajes sexistas y una escena que en su día pasó desapercibida, pero que hoy en día se considera apología de la violación. Estos escabrosos detalles no han borrado su estatus de clásico, pero sin duda empañan su historia.
A continuación hacemos un repaso por la película en 10 curiosidades.
Curiosidades de 'Dieciséis velas'
Paradigma adolescente
John Hughes recibió la foto profesional de Molly Ringwald e inmediatamente le vino la inspiración para escribir 'Dieciséis velas'. El director se sentó a escribir el guión con ella en mente y lo terminó ¡en un fin de semana! Según él, Ringwald era la representación perfecta de la adolescente norteamericana.
Otro Ryan
Viggo Mortensen estuvo a punto de interpretar a Ryan, el chico de los sueños de la protagonista, Samantha (Ringwald). El actor de 'El Señor de los Anillos' y 'Captain Fantastic' hizo una audición, pero finalmente el papel fue a parar a Michael Schoeffling, que dejó el cine a principios de los 90. En una entrevista con Access Hollywood en 2011, Ringwald reconoció que ella hubiera preferido a Mortensen para el papel: "Yo lo quería a él. Hacía que me temblasen las rodillas. De verdad".
Por otro lado, Laura Dern hizo pruebas para interpretar a Samantha, pero teniendo en cuenta que Hughes escribió el papel pensando en Ringwald, sus posibilidades eran más bien nulas. Aun así, imaginad lo diferente que habría sido la película con Viggo Mortensen y Laura Dern como protagonistas.
Los que se pelean se desean
Cuando Molly Ringwald y Anthony Michael Hall se conocieron antes del rodaje de 'Dieciséis velas', no congeniaron nada. Para evitar el desastre, John Hughes se los llevó a los dos de compras a una tienda de discos. Los dos actores descubrieron que tenían gustos musicales parecidos y acabaron llevándose bien gracias a este punto en común. De hecho, la amistad devino en algo más, ya que fueron pareja durante un breve periodo de tiempo entre los rodajes de 'Dieciséis velas' y 'El club de los cinco'.
Calor
El presupuesto de la película no era suficiente como para costear el aire acondicionado del gimnasio donde transcurre la escena del baile, así que tuvieron que grabarla con casi 40ºC de temperatura. El calor era tan insportable que algunos actores tuvieron que cambiarse de ropa porque estaba empapada de sudor.
En ese mismo gimnasio estaba construido el set del dormitorio de Samantha, que Molly Ringwald decoró con objetos de su propia habitación.
Edades
Molly Ringwald y Anthony Michael Hall tenían la misma edad que sus personajes cuando filmaron la película, 15 años. Sin embargo, Michael Schoeffling tenía 23 y Gedde Watanabe, que interpretaba a Long Duk Dong, 28.
Los Cusack
Los hermanos John y Joan Cusack aparecen en la película, digamos, por pena. Hughes había empezado a preparar 'El club de los cinco' antes que 'Dieciséis velas', y ambos actores habían sido escogidos para interpretar a Bender y Allison, personajes que finalmente recayeron en Judd Nelson y Ally Sheedy. Universal Pictures creyó que el guión de 'Dieciséis velas' era más comercial y decidió hacerla primero, cambiando parte del elenco de 'El club de los cinco' y dejando a los Cusack sin sus papeles en ella. Aun así, 'Dieciséis velas' sirvió para poner en el mapa a los hermanos, al ser una de las primeras películas de la carrera de ambos.
Matrícula
La matrícula del coche de Jake es "21850", que no es sino la fecha de nacimiento del director (18 de febrero de 1950), un pequeño huevo de pascua muy en sintonía con el tema cumpleañero de la película.
¿Apología de la violación?
En el cine de John Hughes hay muchas ecenas subidas de tono en las que los personajes masculinos babean por los femeninos o intentan propasarse con sus compañeras de instituto, pero ninguna de ellas alcanza la seriedad de una que tiene lugar en 'Dieciséis velas'. En un momento del film, el personaje de Michael Schoeffling, Jake, "presta" a su novia ebria y semi-inconsciente al geek del instituto, Ted (Anthony Michael Hall), diciéndole "Sírvete". Este horrible gesto no escandalizó en su momento, ya que había menos consciencia de este tipo de problemas, pero en la actualidad el chiste es imperdonable, ya que hace apología de la cultura de la violación.
La tarta
El plano más icónico de 'Dieciséis velas' es el que nos muestra a Samantha y Ryan sentados sobre la mesa el uno frente al otro con la tarta de cumpleaños en medio. Sentimos romper la magia, pero la tarta no era real, sino que estaba hecha de cartón.
La secuela que nunca fue
A finales de 2003, la cadena de televisión norteamericana USA anunció que estaba preparando una secuela de 'Dieciséis velas' titulada '32 velas'. En ella veríamos a los personajes originales 16 años después de la primera película para descubrir qué había sido de ellos en todo este tiempo. Sin embargo, el proyecto cayó en el olvido y nunca llegó a hacerse. Una pena (o no, que a saber lo que habría salido de ahí), aunque siempre se puede hacer '48 velas' o '64 velas'. No será por secuelas tardías y reboots nostálgicos...