El género documental continúa creciendo, asentándose como una de las fuentes de sorpresas cinematográficas más contundentes año tras año. Al beneplácito de la crítica, que siempre se ha mantenido bastante equilibrado, se suma ahora una mayor aceptación por parte de un público que, afortunadamente, tiene cada vez menos prejuicios a la hora de enfrentarse a una propuesta audiovisual de estas características. Por ejemplo, os propongo una prueba, comparar los documentales nominados al Oscar de la última década con las obras favoritas a alzarse con la estatuilla a Mejor Película en el mismo contexto de tiempo. Os llevaréis más de una sorpresa en cuanto a la similitud de calidad entre unas y otras. Por no hablar de las múltiples ocasiones en las que la ficción termine por debajo.
Dentro de este género, conviene destacar aquellos documentales que trazan la vida artística y personal de distintos artistas y bandas musicales, superando, por mucho, los resultados que se suelen obtener con los biopics de turno. Solamente hay que poner 'Ray' al lado de 'Amy' o 'En la cuerda floja' con 'No direction home: Bob Dylan'. No hay color. Y sí, ya sé que las comparaciones siempre son odiosas y, en el caso que nos ocupa, tampoco son demasiado justas ya que hablamos de formatos diferentes pero, a la hora de la verdad, es decir, los objetivos de acercar al espectador la obra y personalidad del artista con el mayor rigor y profundidad posible, está claro quien termina consiguiendo la victoria. Por goleada.
A continuación, analizamos diez documentales musicales que fueron más allá de los tópicos y las curiosidades intrascendentes y trazaron un recorrido apasionante sobre la trayectoria de algunas de las figuras esenciales de la música contemporánea. Clásicos contemporáneos y bandas malditas, artistas con final trágico y despedidas inolvidables, todo se da cita en este conjunto de recomendaciones que saciará el apetito de fans acérrimos y espectadores que quieran descubrir, y enamorarse, de viajes musicales inolvidables.
10 documentales musicales esenciales
'The Beatles Anthology'
¿Más de diez horas de HB (Historia Beatle) contada por sus protagonistas? Toma TODO mi dinero, soy tuyo. Algo así pensamos todos los fanáticos de la banda más importante de la historia de la música cuando, en 2003, Appel Corps publicaba 'The Beatles Anthology', recopilación de los documentales que se habían emitido previamente en televisión y que había contado con una recepción crítica y popular apabullante. Y no podía ser de otra manera dada la impresionante calidad de la propuesta y su relevancia cultural y artística.
La novedad, dentro de un mundo en el que encontrar novedades sobre los Fab Four es una misión casi imposible, es que son ellos los que cuentan su propia historia de manera cronológica. Y es un auténtico lujo escuchar a Paul McCartney, George Harrison, Ringo Starr y las grabaciones del desaparecido John Lennon analizar ese periodo musical que fue mucho más allá del arte para anclarse definitivamente como uno de los fenómenos sociales más espectaculares vividos en el pasado siglo. Cambiaron la historia musical por completo, sí, pero también el mundo tal y como lo conocemos. 'The Beatles Anthology' lo explica con la ayuda de las voces responsables. Los héroes del mito definitivo.
'Searching for Sugar Man'
Aquí tenemos uno de esos ejemplos maravillosos que explican hasta que punto el género del documental musical puede tener una relevancia mucho más allá de su componente cinematográfico. 'Searching for Sugar Man' nos trae la historia de Rodríguez, un cantautor que, a finales de los años 60, fue descubierto por una industria musical que tenía claro haber encontrado un artista único al que convertir en éxito masivo. Sin embargo, tras grabar dos discos maravillosos, la respuesta comercial fue prácticamente nula, condenando al artista a una terrible indiferencia que dio paso a su desaparición, rodeada de rumores sobre un suicidio cuando estaba subido a un escenario desgranando sus preciosas composiciones. Y así llegamos hasta el giro definitivo.
Mientras todo esto ocurría y la leyenda, en la que se mezclaba lo culto y lo marginal, iba creciendo, uno de los discos de Rodríguez llegaba a una Sudáfrica que se encontraba inmersa en pleno Apartheid para conmover a todos sus ciudadanos. De esta forma, con el paso de los años el cantautor se convirtió en un icono de la libertad, un símbolo de la lucha contra el sistema, una pieza musical clave para una sociedad que convivía con el conflicto a pie de calle. La cuestión, en cualquier caso, era saber lo que había ocurrido realmente con Rodríguez, y aquí es donde entra el director Malik Bendjelloul, tristemente fallecido en 2014 a causa de un suicidio provocado por una depresión, que encontró la manera perfecta de estar a la altura (cinematográfica) de una historia tan apasionante. Un objetivo que consiguió con creces y que le sirvió, entre otras cosas, para alzarse con multitud de premios, entre los que destaca el Oscar a Mejor Documental. Un trabajo extraordinario.
'Big Star: Nothing Can Hurt Me'
La sensación que deja 'Big Star: Nothing Can Hurt Me' es tan profunda y emotiva como la que consiguen discos tan excelsos como '#1 Record', 'Radio City' o 'Third/Sister Lovers'. Tres trabajos musicales de una valía excepcional que, a día de hoy, siguen conmoviendo e hipnotizando de la misma manera en que lo hacían en la década de los 70. Sus responsables, Big Star, son considerados una de las bandas más importantes de la historia de la música pop, pero, también, uno de los conjuntos con más mala suerte que han existido dentro de la industria.
Primero llegó un fracaso comercial de los que destrozan toda una carrera. Después, un éxito espectacular entre la crítica y, finalmente, la reivindicación constante y apasionada de los amantes de las melodías perfectas, de la emoción musical tangible, de la delicadeza transparente, de los estribillos imbatibles. Y es que, una banda formada por dos genios como Alex Chilton y Chris Bell no podían desaparecer en medio de la temible indiferencia. 'Big Star: Nothing Can Hurt Me' lo deja bien claro, la mala suerte es solamente una zancadilla pero, si eres un gigante, te terminarás levantando con la complicidad de un tiempo que pondrá todo en su justo lugar. En este caso, el del prestigio y la admiración.
'No Direction Home: Bob Dylan'
En estos tiempos en los que el Nobel se ha dado el lujo de entregarse un Dylan en la que es una de las decisiones más coherentes e injustamente polémicas de los últimos años, un documental como 'No Direction Home: Bob Dylan' alcanza, si es que es posible, un valor aún mayor. Partiendo de una base indiscutible como es la imposibilidad de definir una personalidad, artística y humana, como la de Dylan, algo que nadie ha conseguido a lo largo de las décadas, Martin Scorsese optó por algo tan sencillo e inteligente como empezar por el principio. El resultado, sencillamente asombroso.
Los primeros pasos de una figura legendaria que ha ido mutando con el paso del tiempo, que se ha probado cientos de máscaras, encajando a la perfección con trajes musicales inesperados, entregando siempre la respuesta imprevisible y, por encima de todo, haciendo lo que le ha dado la real gana. Si, al igual que yo, le consideras el artista musical más influyente e importante del siglo XX, sabrás que el primero que nunca ha pretendido alcanzar ese honor, es él. Si desconoces su obra, si quieres empezar a entender porque cada uno de sus pasos va seguido de multitud de opiniones, análisis y debates, 'No Direction Home: Bob Dylan' es la mejor opción para entenderlo. Una obra maestra a la altura de su protagonista.
'The Devil and Daniel Johnston'
Daniel Johnston es un genio. Partamos de esa base para empezar a comentar un documental como 'The Devil and Daniel Johnston', un trabajo de los que dejan huella y que van mucho más allá del discurso artístico para profundizar en la mente de un creador único. En el caso que nos ocupa, esta decisión cinematográfica es tan arriesgada como imprescindible ya que el universo de Johnston está inevitablemente marcado por una enfermedad mental con trastornos maníaco depresivos que, junto a las drogas, han acompañado al compositor a lo largo de su vida.
El documental de Jeff Feuerzeig, sin embargo, consigue trazar siempre un equilibrio perfecto entre los componentes humanos, desde la tristeza y preocupación de unos padres aterrados por el futuro hasta los ataques de Johnston o su impredecible actitud, y las maravillosas composiciones de un artista que conviene descubrir más allá de sus clásicos de culto. Un trabajo cinematográfico que nunca pierde de vista sus objetivos, que esquiva cada tentativa de abrazar el morbo fácil y que, a cambio, ofrece un documento esencial para entender la apasionante obra de Daniel Johnston.
'El último vals'
Si observamos con detalle las numeras listas empeñadas en ordenar la obra cinematográfica de Scorsese de mejor a peor, solemos encontrar 'El último vals' siempre entre los puestos medios o bajos de la tabla. Una injusticia que solamente se puede entender si pensamos que se valora con mayor entusiasmo las opciones ajenas al género documental. Porque, esta obra maestra que plasma en inolvidables imágenes el concierto de despedida de The Band, uno de los conjuntos esenciales de la historia de la música americana, puede (y debe) codearse siempre al lado de las propuestas más reconocidas del imprescindible cineasta.
Las canciones compuestas por Rick Danko, Garth Hudson, Richard Manuel, Robbie Robertson y Levon Helm, en pie, son suficiente reclamo para captar la atención de cualquier espectador hambriento de grandeza musical, pero es que, además, Scorsese encuentra siempre el plano perfecto, la mirada adecuada, el gesto cómplice en una banda que se acercaba a su glorioso final. Acompañados por un espectacular elenco de artistas invitados entre los que se encontraban, nada más y nada menos, que Bob Dylan, Neil Young, Van Morrison, Eric Clapton, Dr. John o Joni Mitchell, entre otros, The Band marcaba una cima musical repleta de melancolía y emoción que Scorsese transformó en clásico cinematográfico de primer nivel. Imprescindible es poco.
'Stop Making Sense'
Tres noches y siete cámaras. Jonathan Demme no necesitó nada más para construir uno de los documentales musicales más memorables de la historia, 'Stop Making Sense', testimonio del espectacular legado que nos dejó una banda tan única y genial como Talking Heads. La clave fue trasladar a la gran pantalla los componentes visuales que siempre acompañaron a las canciones de David Bryne y compañía, convirtiendo la experiencia emocional de disfrutar de un concierto en pura sensación de vértigo cinematográfico.
Más de dos décadas después, Demme repitió la jugada con 'Neil Young: Heart of Gold', excelente documental que mostraba el lado más humano del compositor de 'After the Gold Rush', 'Harvest' o 'Zuma', y que optaba por una vertiente más delicada que la épica de 'Stop Making Sense'. De este modo, conseguía una dupla ganadora en la que la obra protagonizada por Talking Heads ganaba, esencialmente, por haber llegado primero y reinventar un género de pies a cabeza. Bailando sin parar, disfrutando hasta el éxtasis.
'Buena Vista Social Club'
La belleza que esconde la justicia poética brilla con especial intensidad en cada plano de 'Buena Vista Social Club', precioso documental que narra la reivindicación popular de un conjunto de músicos cubanos que, sencillamente, merecían una obra así. Ibrahim Ferrer, Rubén González, Elíades Ochoa, Omara Portuondo, Compay Segundo y un largo etcétera de artistas cercanos, repletos de ternura y complicidad, amor y pasión hacia su oficio, delicadeza en cada segundo de demostración de genialidad musical. Protagonistas de un trabajo cinematográfica de primer nivel firmado por un inspiradísimo Wim Wenders que captó con intensidad controlada cada uno de los múltiples detalles que rodean el día a día de estos gigantes.
Comenzando en 1996, momento en el que Ry Cooder, otro artista esencial, viajó a Cuba para grabar un disco con Ferrer y los músicos que habían colaborado en el trabajo de Buena Vista Social Club, y finalizando el trayecto en dos inolvidables conciertos en el Carnegie Hall de Nueva York, Wenders propone un maravilloso viaje repleto de buena música, maravillosos intérpretes y una humanidad realmente emocionante. Es la sencillez de unos artistas esenciales, la reivindicación de un género, la inmensidad de voces que solamente saben cantar con el corazón.
'Amy'
La pérdida de Amy Winehouse estuvo rodeada de unas cantidades terribles de morbo fácil, de sensacionalismo barato, de titulares estúpidos que se olvidaban de algo tan evidente como el talento genial de una artista imprescindible. No había nadie como ella, no ha habido nadie como ella, y siempre que suene alguna de sus canciones más emblemáticas, las cuales forman un amplio conjunto en comparación con su escasa productividad musical en término de discos, las lágrimas terminarán ganando la batalla. Y el director Asif Kapadia, responsable de otro documental espléndido como 'Senna', consigue rendir un emocionado homenaje y un doloroso reflejo de la caída a los infiernos de un ángel con 'Amy'.
Ganadora del Oscar a Mejor Documental en 2015, esta obra de profundo calado emocional cautiva gracias a un trabajo de documentación que no esconde los momentos más dolorosos de la vida y carrera de Winehouse, trazando un más que interesante paisaje en el que podemos identificar los puntos de inflexión claves para entender su terrible desenlace. La música, claro, también ocupa un lugar imprescindible, consiguiendo que 'Amy' se eleve hasta el infinito en cada una de las interpretaciones de una cantante y compositora que, desde la brevedad de su carrera, se instaló para siempre en el Olimpo.
'I am trying to break your heart'
A ver, los responsables de discos como 'Being There', 'Summerteeth', 'Sky blue sky' o 'A ghost is born', merecen más de uno, dos y cien documentales, pero si, como ocurre con el caso que nos ocupa, la propuesta se centra en su obra maestra, 'Yankee Hotel Foxtrot', nos damos por satisfechos. Y es que estamos hablando de uno de los trabajos discográficos claves de la pasada década, un conjunto de canciones de una grandeza hipnótica que, además, estuvo rodeado de un enrevesado proceso de grabación y difusión mediática.
Tras una conflictiva temporada en el estudio, Wilco presentó el resultado a la discográfica Warner que, en plena demostración de su ineptitud, rechazó esta cima musical argumentando que no tenía atractivo comercial suficiente. Sin embargo, la banda no se rindió y terminó editando el disco gracias a Nonesuch Records, una subsidiaria de AOL Time Warner, con un apabullante resultado positivo por parte de la crítica y, claro, el público. Un final feliz para una banda que, tras años de excelente trabajo, consiguió alcanzar la dimensión de los más grandes, estatus que mantiene desde entonces y que la ha convertido en uno de los conjuntos musicales más importantes de la historia. Si tenéis dudas al respecto, 'I am trying to break your heart' os dará todas las razones que necesitáis.