No necesitan más que una mirada para helar la sangre. Un gesto para que clavemos nuestras uñas en la butaca. Una palabra para provocar el silencio en toda una sala de cine. En algunos casos, aparecen cuando ya conocemos a la mayoría de personajes principales, surgiendo de las sombras como supuestos secundarios hasta que descubren todo su inmenso potencial. No necesitan más para colarse en tu memoria y quedarse para siempre perturbando tus pensamientos. Si los recuerdas, tiemblas, no hay otra opción.
Todos estos elementos son los que unen a estos diez asesinos en serie que ya son historia del cine, personajes inolvidables que marcaron un antes y un después accediendo de manera automática al Olimpo de villanos de primer nivel. Uno de sus múltiples méritos compartidos es el de acabar conquistando sus películas contando con muchos menos minutos en pantalla que el resto de personajes, consiguiendo incluso la simpatía y el cariño de millones de espectadores. Y todo desde el terror, lo imprevisible, el escalofrío.
A continuación, enumeramos a diez de los mejores asesinos en serie de todos los tiempos, creaciones superlativas que elevaron sus respectivas películas hasta el nivel de clásico. Nacieron para aterrar y, por cumplir con creces con su misión, se convirtieron en estrellas. Nos tendríamos que haber puesto del lado de los héroes, pero no nos lo pusieron nada fácil. Básicamente, porque ellos tenían el poder de hipnotizarnos sin piedad. Por eso somos incapaces de olvidarles.
Mejores asesinos en serie del cine
Hannibal Lecter
La elegancia de un silencio que hiela la sangre como el primer día. Habita en una celda, pero parece un palacio. Conocemos sus antecedentes, su peligro, sus gustos culinarios, su sangriento potencial. Pero no podemos dejar de observarle. Nos ocurre exactamente lo mismo que a Clarice Starling, hipnotizada por unos ojos que nunca pestañean, que transmiten amenaza e inteligencia, impulso y control absoluto.
El trabajo que hizo Anthony Hopkins, inolvidable de puro impacto, elevaba a un personaje repleto de matices y complejidad al nivel de clásico. No todos los reencuentros con él han merecido la pena, por desgracia, pero seguimos temblando cada vez que recordamos nuestro primer paseo por aquel pasillo oscuro.
Asesino del Zodiaco
El asesino sin rostro. Implacable. Aterrador. Con una presencia basada de manera casi exclusiva en la invisibilidad, en la intuición, en la tensión capaz de destrozar nervios y uñas, el asesino del zodiaco recorre todos y cada uno de los fotogramas de 'Zodiac', esa obra maestra, una más, de David Fincher, que transformó el género thriller desde dentro.
Apostando por los avances que no terminen en ningún lugar, a hombros de la sospecha más inconsistente, pendiente siempre de un hilo de intriga. Un relato basado en hechos reales que juega permanentemente con el espectador de la misma forma en la que lo hace el psicópata principal. ¿Su identidad? Es lo de menos. Importa su sombra.
Jigsaw
Si nos basamos exclusivamente en la imaginación, Jigsaw es el psicópata definitivo. Pese a ser una presencia aterradora, no le ha ayudado nada formar parte de una saga que se ha estirado hasta convertirse en una parodia de sí misma, una sucesión de esperpentos gratuitos de vísceras e ideas ridículas. Pero no podemos olvidar la importancia capital que este personaje tiene dentro del género de terror, convertido en auténtico icono para toda una generación. Ni siquiera las sucesivas secuelas han sido capaces de destruir su estatus. Y mira que se han esforzado para ello.
Anton Chigurh
La importancia que pueda obtener todo buen asesino en serie de cine que se precie dependerá, en gran medida, del carisma, la personalidad y el talento del intérprete que se encargue de darle vida. Y uno de los ejemplos más evidentes y deslumbrantes de esta teoría lo encontramos en Anton Chigurh, o lo que es lo mismo, Javier Bardem pasando a la historia de los grandes villanos, Oscar incluido.
Ubicado en una película tan seca y compleja como 'No es país para viejos', el actor español conseguía el más difícil todavía, eclipsando al resto de personajes y tramas desde el hermetismo más absoluto, jugando con las cartas de su físico y presencia. La solemnidad con la que Chigurh da cada paso, la calma con la que toma cada terrible decisión, el modo en el que se mueve entre sombras inexistentes y arenas movedizas le convierten en lo que es, uno de los mejores y más enigmáticos psicópatas de las últimas décadas.
Freddy Krueger
Una de las principales capacidades que tienen los mejores psicópatas es la de colarse para siempre en tus peores pesadillas. Freddy Krueger venía con el trabajo hecho desde casa y sus múltiples apariciones en esa obra esencial del género de terror llamada 'Pesadilla en Elm Street' eran una lección constante de lo que el miedo más común debe ser. Cualquier espectador puede sentirse identificado con alguno de los jóvenes que sufrían el tormento de sus cuchillos. Lamentablemente, su éxito también tuvo consecuencias negativas, representadas especialmente en un conjunto de secuelas que se dividen en malas y terribles. Un triste final para un personaje esencial del cine de terror.
Jason Voorhees
Aunque parezca totalmente imposible, Jason es un asesino en serie tan aterrador como potencialmente tierno. Es lo que tiene conocer los orígenes de un villano marcado por una infancia repleta de abusos e insultos, de incomprensión y falta de compasión. Sus ansias de venganza y su odio hacia el mundo en general, y hacia los jóvenes con espíritu festivo y veraniego en particular, marcan la personalidad de uno de esos psicópatas que jugaron un papel esencial en el género, marcando a millones de espectadores que elevaron a 'Viernes 13', su inolvidable carta de presentación, a los altares del terror de la década de los ochenta. ¿Sus secuelas y remakes? Él era lo único rescatable de todas ellas.
John Doe
Si te llega a casa una caja con su nombre, no la abras. Es una de las lecciones más valiosos que nos dejó 'Seven', El Thriller que convirtió a David Fincher en un titán que continúa entregando clases de cine con cada una de sus películas. Interpretado por un inmenso Kevin Spacey, John Doe es uno de esos psicópata con rostro de 'parecía muy buen hombre, siempre saludaba por las mañanas' y mente de apocalípsis definitivo.
Un monstruo que ejecuta sus ideas con pulso de hierro, clavando su mirada, disfrutando cada palabra que surge de sus labios, manipulando los cerebros de sus víctimas hasta llevarles al límite más absoluto. Uno de los asesinos en serie más inolvidables de la historia del cine contemporáneo. A la altura de la película a la que pertenece.
Norman Bates
La escena que mejor resume y justifica la leyenda de Norman Bates sucede en los últimos minutos de 'Psicosis', magistral película que esconde uno de los giros más memorables de la historia del cine y que supone uno de los picos de inspiración más evidentes de la carrera de Alfred Hitchcock. En ese plano final en el que la mirada de Bates se dirige directamente hacia nosotros, acompañada por una sonrisa capaz de detener las pulsaciones de cualquier corazón y un diálogo interior cuyo eco se mantiene mucho tiempo después de los títulos de crédito, se condensa toda la esencia de un personaje inolvidable. Un asesino en serie herido, introspectivo, desafiante.
Ghostface
Siempre es un buen momento para reivindicar a Wes Craven, uno de los tipos más inteligentes, divertidos y originales del terror contemporáneo, género al que ha influido de manera definitiva. Puestos a recordar a alguno de sus personajes más memorables, está claro que Ghostface parte con ventaja. Un asesino en serie cuyo diseño fue clave para pasar a la historia, pero que contaba con algo mucho más importante que, al mismo tiempo, jugaba un papel de elemento diferenciador con el resto de competidores: el sentido del humor.
Si la saga 'Scream' ha sobrevivido al paso del tiempo es gracias a su capacidad para aterrar y divertir al espectador al mismo tiempo,un logro más que valioso. Y si un psicópata como Ghostface ha sobrevivido a 'Scary Movie' y secuelas, merece todo el respeto posible.
Sweeney Todd
Imaginad una versión maligna y cantarina de 'Eduardo Manostijeras' y podréis aproximaros a la esencia de este barbero enfermo de venganza y abrazado a la locura de los asesinatos múltiples. Su historia, narrada por un inspirado Tim Burton en esa joya infravalorada de su catálogo llamada 'Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet', conmueve y aterra a partes iguales, un logro que hubiera sido imposible de conseguir sin el compromiso y la personalidad de un actor como Johnny Depp, entregado al 200x200. Su risa manchada de sangre, su afilada navaja, sus gritos de horror y desolación, todo suma a la hora de construir un personaje deslumbrante.