De 'Infierno blanco' a 'Eternamente enamorados': Lo mejor de Liam Neeson en el siglo XXI

Entre las virtudes que podemos encontrar 'Batman Begins', muchas y variadas, destaca un conjunto de intérpretes concentrados en la imponente tarea de resucitar (cinematográficamente) al mismísimo Batman. En ese sentido, contar con los servicios de un entregado Liam Neeson es una apuesta segura, resultando especialmente evidente en ese tramo final en el que se descubren las verdaderas intenciones de su personaje. Una de las mejores interpretaciones de un actor comprometido con la historia, los objetivos y las metas por alcanzar del conjunto del que forma parte.

'Venganza' tiene una meta clara y firme: entretener, entretener y entretener. Y será capaz de hacer (casi) cualquier cosa para conseguirlo. Capaz de pasar de cine de acción con toques de thriller a thriller con puntuales dosis de acción, la película dirigida con brío por Pierre Morel, especialmente inspirado en las set pieces desarrollados en espacios limitados, consiguió un brutal y merecido éxito de taquilla gracias a la honestidad de su propuesta, a la transparencia con la que se lanza de lleno a cumplir sus metas, al gélido rostro de un Liam Neeson que no se toma su trabajo a broma y, por encima de todo, a un ritmo vertiginoso que no ofrece oportunidad de respiro al espectador. No reinventó el género, pero tampoco lo pretendía. 'Venganza' sabe exactamente el tipo de película que es y ejecuta su papel con admirable eficacia.

'Non-Stop (Sin escalas)', el mejor trabajo de la dupla formada por Jaume Collet-Serra y Liam Neeson hasta la fecha, acepta todas las reglas del género de acción palomitero de toda la vida. Aquí tenemos misterio, escenas espectaculares, ritmo trepidante, incoherencias narrativas, un actor comprometido al máximo y un clímax final espectacular. Resumiendo, una cinta que se consume sin problemas, con atención constante y con un interés notable. Collet-Serra se permite, además, jugar con el caramelo que supone que el 95% de su historia se desarrolle en un escenario único, un avión que funciona como un personaje más. Su dirección, brillante por momentos y eficaz siempre, es uno de los puntos fuertes de un thriller que a medida que avanza va perdiendo cualquier atisbo de coherencia a favor del guiño de ojos al amante del cine espectáculo, que aquí tiene un auténtico festival del absurdo y la diversión al que volver y volver.

Lo de Joel y Ethan Coen es un escándalo. No importa que sus películas transiten géneros tan dispares como la comedia, el thriller, el drama o el western, es que, sencillamente, parecen incapaces de entregar un trabajo que baje del notable. Y en el caso que nos ocupa, 'La balada de Buster Scruggs', su primer proyecto para Netflix, volvieron a bordar la matrícula de honor. A lo largo de seis historias independientes desarrolladas en el Oeste más clásico y reconocible, los Coen despliegan toda su poesía visual, su talento narrativo y su magistral puesta en escena hasta alcanzar una nueva cima. Una película con la que reír, llorar, vibrar, sufrir y cantar en la que, puestos a elegir, nos quedamos con el precioso, triste y cautivador tramo protagonizado por un espléndido Liam Neeson.

El salto a la gran pantalla de la mítica 'El equipo A' se resolvió con un blockbuster pasadísimo de rosca, excesivo, ruidoso e histérico, sí, pero también profundamente disfrutable. Un entretenimiento que no se permitía un segundo para el respiro y que, a base de acumulación, terminaba hipnotizando de puro fuego artificial. Con una admirable capacidad para hacer de la grandilocuencia su particular bandera, la cinta de Joe Carnahan nos presentaba además la oportunidad de disfrutar de un reparto cien por cien cómplice con los objetivos planteados y liderado por un divertidísimo y carismático Liam Neeson. Reivindicación total para su interpretación y para 'El equipo A'.

Tras el frío e injusto recibimiento obtenido con su particular visión de 'El equipo A', Liam Neeson y Joe Carnahan volvían a unir fuerzas un año después en 'Infierno blanco', una de esas películas a las que, afortunadamente, el tiempo ha ubicado en su justo lugar. Y ese espacio al que hacemos referencia es el de las grandes cintas de aventuras de los últimos años. Desde su espectacular comienzo hasta el último de sus planos, impecable, esta historia de supervivencia extrema está narrada con un pulso tan firme como ejemplar e interpretada con el talante, la contundencia y la elegancia característica de un Neeson capaz de llenar la pantalla con la única ayuda de su presencia. Una extraordinaria película con un actor inmenso al frente.

'Una noche para sobrevivir' vuelve a unir a Collet-Serra y Liam Neeson y ofrece al espectador más palomitero una nueva oportunidad de disfrutar de lo mismo de siempre, sí, pero contado con inteligencia, ritmo y pulso. No es poco. También supone un placer considerable observar a un reparto en el que brillan con luz propia las miradas y silencios de un Ed Harris tan espléndido como de costumbre y Joel Kinnaman, actor que tras el tropiezo que supuso el remake de 'RoboCop', demostró una vez más un talento a tener en cuenta.

Por su parte, Neeson hace un personaje muy similar al que lleva interpretando durante la última década. Se le nota cómodo en el registro, disfrutando de esta reinvención en la que ya está más que asentado. Son las tres piezas claves en un tablero que coge influencias de aquí y de allí para dar forma a un entretenimiento que, tras una presentación algo torpe de sus personajes, mete la quinta marcha y se dirige con todas sus fuerzas a un clímax final que esconde algunas dosis de poética visual que aportan una elegancia insospechada a la propuesta.

'Silencio' no es una película para todo el mundo. Puedes odiar un comentario de estas características, abierto a la interpretación y a la incógnita, pero aquí no quedan muchas más salidas. La cuestión, en cualquier caso, es más simple de lo que parece. Si no entras en su historia, en su universo de contención constante, estás muerto. No hay opción, desiste, nunca vas a comulgar con ella. Y perdón por el chiste fácil.

Pero, cuidado, si se produce el efecto contrario, tienes la oportunidad de disfrutar de una de las películas más hermosas de los últimos años, un conjunto de actores de primer nivel, con mención especial para un Liam Neeson que aprovecha cada una de sus escenas para imponer y conmover con la misma dosis de apabullante talento, y una reflexión tan apasionada como interesante sobre el concepto de las creencias y la defensa que hacemos de las mismas servida en bandeja de plata por un Martin Scorsese a la altura de su leyenda. Una obra maestra tan amada como odiada, sí, pero de imprescindible visionado.

'Eternamente enamorados', horrenda traducción del título original 'Ordinary love', es una de las joyas escondidas en la última etapa de la carrera de Liam Neeson. Eclipsada por sus celebrados thrillers de acción, este drama modélico en su fondo y forma está marcado por una delicadeza extraordinaria, esquivando con sabiduría e inteligencia los posibles charcos lacrimógenos en los que podría caer por culpa de su argumento. Sin embargo, tanto Lisa Barros D'Sa y Glenn Leyburn en la dirección como unos soberbios Liam Neeson y Lesley Manville delante de la cámara convierten el visionado de la película en una experiencia emotiva y conmovedora.