Cine y deporte, dos formas de entender la vida, el juego y el arte. Dos caminos que, alguna vez, se han juntado para hacer realidad aquella frase para la historia que soltaba Andrés Montes cuando los partidos se estancaban: "Sí, Daimiel, porque la vida puede ser maravillosa". Y razón no le faltaba. El cine también puede serlo, de la misma manera que su estrecha relación con el deporte de la canasta nos ha dejado secuencias para la historia. Todos soñamos con ser Michael Jordan, pero no para ganar cinco anillos de la NBA, sino para saltar, como en 'Space Jam', por encima de todos nuestros miedos y demostrarnos a nosotros mismos que no hay nada mejor que la autoconfianza y el amor propio. Ha habido otras como 'Entrenador Carter', que han rascado esa superficie a veces demasiado opaca de lo que significa ser un equipo.
La salud pasa por reconocerse en estas historias, por contribuir a la moraleja y aprender del deporte más de lo que los telediarios nos muestran. Tan ligados han estado el cine y el baloncesto, que numerosos jugadores se han pasado a los sets de rodaje (veáse Saquille O'Neal o incluso Pau Gasol) para sentir la experiencia de actuar para un público que les iba a exigir en diferido un poquito más de naturalidad. Si por algo han estado tan unidas estas dos formas de existir es, precisamente, porque el trabajo en equipo fomenta la épica y la emoción, y qué sería de nosotros sin estas dos sensaciones. Lo que debe ser valorado en este tipo de películas, tan propensas a la tensión del último momento, es que, cuando suene la bocina, hayan ocurrido tantas cosas por el camino, que el resultado sea lo de menos. Si además este importa, esperamos que no seas muy fanático, porque casi todas acaban besando la lona.
Lo cierto es que las películas sobre baloncesto no suelen estrenarse con asiduidad, es más un ejercicio de nostalgia por las que significaron algo para el imaginario colectivo en el pasado. Como una suerte de tótem que, de vez en cuando, no viene mal descifrar. En ese sentido, Netflix y Steven Soderbergh cogen el testigo de Javier Fesser y sus 'Campeones', lanzando 'High Flying Bird', una película que, además de tener el aliciente de estar grabada con iPhone, nos introduce, como ya lo hiciera 'Moneyball' con el béisbol, en el mundo de los agentes de jugadores más perspicaces. Pero antes, conviene que recuerdes algunas de las producciones que, con un balón y tres segundos en el crono, más nos han hecho vibrar.
Las 10 mejores películas sobre baloncesto
'Space Jam'
'Space Jam' o cuando Michael Jordan y Bill Murray conocieron a Bugs Bunny. Los ídolos de una generación se juntaron en la película definitiva sobre baloncesto para regalarnos varias lecciones de vida. La que se quedó bien dentro de todas las que nos dejó el TimeSquad fue la de superar nuestros miedos, pasando por encima de ellos para impedir que nos hagan más pequeños. Joe Pytka, un tipo que se acabó con esta película, dirigió el guión como mejor pudo. La historia del mate más largo de la historia nos garantizó la mitificación absoluta y eterna de un Jordan al que sólo le faltaba ilusionar a los niños desde el set de rodaje.
¿Lo mejor de todo? Que Warner Bros. ya les ha dado a Ryan Cooglery LeBron James manga ancha para que hagan magia con el guión de Andrew Dodge.
'Entrenador Carter'
Cuando la verdad se junta con el baloncesto salen cosas como 'Entrenador Carter', el biopic sobre el controvertido Ken Carter que nos habría gustado protagonizar a todos. Chavales de Richmond en el equipo del instituto, luchando por el campeonato estatal desde la indiferencia. Un entrenador chapado a la antigua que acaba ejercicio de padre. 1999. Si alguien te pregunta cómo definirías la relación del cine y el baloncesto, lo que responderíamos sería: 'Entrenador Carter'. Protagonizada por Samuel L. Jackson y un grupo de jóvenes máquinas de anotar (con Channing Tatum en modo Eminem), esta historia de superación personal entró en los anales de la historia en el mismo momento que absolutamente todos los integrantes del equipo se sacrifican para que uno de suyos vuelva a la familia.
Ojalá una reedición con Michael B. Jordan interpretando al villano que cuela el triple en el último segundo.
'Una mala jugada'
Spike Lee también quiso apuntarse a la pachanga y acabó con dobles digitos. 'Una mala jugada', en la que Denzel Washington interpreta a Jake, un recluso al que el Gobernador ofrece un trato: si convence a su hijo, Jesús, huérfano de madre que se ha hecho a sí mismo y, además, el mejor jugador de baloncesto juvenil del país, para que fiche por el equipo local, reducirá su condena. El chico está entre ir a la universidad o jugar en la NBA, y con el padre anda a las malas porque, evidentemente, desde la cárcel no puedes criar ni a tu hijo, ni tampoco a tu hija pequeña. Así que ahí aparece la poesía de Lee, para emplear el baloncesto como pegamento existencial en esta relación paterno-filial.
'Campeones'
La gran triunfadora de los Goya. La del discurso que nos hizo llorar a todos. La de Jesús Vidal. La que ha introducido la diversidad en la Academia de Cine de España. Javier Fesser fabricó 'Campeones' desde la humildad que le caracteriza: componiendo un reparto de actores no profesionales (esto ya, evidentemente, es mentira) para buscar la otra parte del cine, la que mueve conciencias y elimina fronteras y prejuicios. Han acabado con dos Goya, pero han impulsado una acción maravillosa en la que el baloncesto ha canalizado todas las ganas de ser escuchados.
'El sexto hombre'
En 'El sexto hombre', dirigida por Randall Miller, hay espacio para el drama y la comedia; para la muerte y el renacimiento. En ella, se relata la historia de dos hermanos que adoran jugar juntos al baloncesto. En un día de partido, uno de ellos muere en la cancha, dando la nota trágica de la película para, seguidamente, convertirse en un contrapunto cómico que no terminó de funcionar. Sin embargo y aunque todos estaremos de acuerdo en que la película no alcanza un nivel óptimo en casi ningún momento, nadie podrá decir que Marlon Wayans no hace gracia tirando a canasta.
'Los blancos no la saben meter'
Los 90 fueron una década de baloncesto y cine bastante alucinante. En 'Los blancos no la saben meter', Woody Harrelson nos interpretó a muchos desde la distancia, en una comedia que, de divertida, acabó siendo intrascendente. Ni siquiera Wesley Snipes ha sido capaz de hacerla eterna. Ron Shelton quiso plantear una película de amigos desde el principio, y como a su hijo le chiflaba ver los partidos de basket callejero, decidió que la dicotomía negro-blanco iba a ser la mejor decisión para plantear un escenario en el que dos colegas discuten todo el rato y por todo, mientras sus chicas miran para otro lado.
Fue entretenida en su momento, pero ha envejecido demasiado rápido (y mal).
'Blue Chips'
Ron Shelton siguió insistiendo con el baloncesto escribiendo el guión de lo que en España se tradujo como: 'Ganar de cualquier manera'. Qué placer ver despotricar a Nick Nolte por una falta que no era. Qué placer ver sobreactuar al Saquille O'Neal-Tim Hardaway y que todo les de exactamente igual. Pero lo mejor de todo es atender a una película que habla sobre los chanchullos deportivos desde la más práctica conciencia. No en vano, fue dirigida por William Friedkin, por lo que se entiende esa tendencia hacia la exageración en una película que, por otra parte, pedía a gritos un tiempo muerto.
'Hoosiers: más que ídolos'
Una de las grandes películas sobre baloncesto, pero también una de las más olvidadas, es 'Hoosiers: más que ídolos'. El epicentro de la historia se encuentra en Norman Dale, el personaje interpretado por Gene Hackman, que se hace cargo de un equipo de baloncesto para redimir los últimos avatares de su vida. A pesar de los lugares comunes que explora la película de David Anspaugh, tan sólo con saber que Dennis Hooper le hizo un homenaje a James Dean para interpretar la secuencia en la que entra a la cancha borracho en medio del partido, ya nos debería bastar. Si, además, le añadimos el guiño que le hizo el director a los jugadores del Hickory Team, incluyendo sus nombres en la lista que se lee cuando van a enfrentarse a sus rivales, pues ya apaga y vámonos. Gran película, incluso siendo tan predecible.
'Rucker 50'
'Rucker 50' es uno de los documentales más bonitos que existen sobre el baloncesto callejero (está en Netflix). Robert McCullough Jr., confeso fanático de la NBA y los orígenes de los más grandes, se dejó caer varias veces por la histórica pista situada en el barrio de Harlem, para mostrar los testimonios de los jóvenes aficionados que sueñan con convertirse en jugadores profesionales. Por Rucker Park han pasado leyendas como Kobe Bryant o Karl Malone, aunque el que dejó la estadística más grande fue Kevin Durant. Todo aquello, con lo antiguo y lo nuevo, mezclado en la cancha más famosa del universo, hacen de este documental una pieza imperdible para los amantes del basket en la gran pantalla.
'Iverson'
Qué mejor que terminar con un grande como Allen Iverson. Si antes hablábamos de la grandeza del documental 'Rucker 50', ahora toca mostrar una reverencia hacia Zatella Beatty, cineasta norteamericana que decidió realizar un documental, 'Iverson', que nos hiciese entender las idas y venidas de un jugador único que, de vicios y vanidades, terminó rozando la cárcel y abandonando la NBA. No es ficción, pero de la misma manera, resulta interesante para cualquier amante del baloncesto, conocer la historia y los porqués de un tipo que estuvo driblando hasta el final. 'Iverson' es emotivo, crudo y, por qué no decirlo, nostálgico.