Nunca tuvo que ser especialmente fácil para Sofia Coppola ganar confianza en sí misma a la hora de liderar proyectos. Con tan solo ocho años pudo comprobar cómo su enigmático padre perdía la cabeza en el interminable rodaje de 'Apocalypse Now' en Filipinas. Y una vez superados los veinte, empezó a compartir conversaciones y cama con una figura muy absorbente llamada Spike Jonze, cuyo cine era capaz de eclipsar cualquier propuesta cercana.
Sin embargo, si somos justos, destacaremos que la trayectoria cinematográfica de la prima de Jason Schwartzman ha estado llena de grandes ventajas y beneficios. Porque tanto su desarrollo personal como profesional nunca ha dejado de estar estrechamente vinculado al mundo del cine. Y por supuesto su apellido y su privilegiado entorno familiar le han facilitado una experiencia impagable y más de una oportunidad a la hora de llevar a cabo sus diferentes proyectos. Eso sí, estos creativos orígenes también la han obligado a probar que no se trataba de una niña mimada con dinero y poder suficientes como para sacar adelante sus estúpidos caprichos. Y sin lugar a dudas, el tiempo ha demostrado que nos encontramos ante una cineasta con un imaginario propio que se ha ganado conocer la luz del sol.
Rechazada por un sector importante del público y de la crítica cinematográfica, Coppola se convirtió en la primera mujer estadounidense en estar nominada al Óscar en la categoría de Mejor Director gracias a su trabajo en 'Lost in Translation'. Desde entonces, cada vez que Sofia se coloca tras las cámaras, el visionado de su nuevo material se convierte en un auténtico acontecimiento. Los numerosos seguidores de la estadounidense esperan expectantes nuevas dosis de su melancólico, interesante y rico universo visual. Por su parte, sus detractores se aproximan escépticos ante lo que consideran el último delirio de una realizadora pretenciosa y excesivamente empalagosa.
Porque desde luego Coppola no es una de esas cineastas que dejan indiferente a los espectadores. O la amas, o la odias, no hay término medio a la hora de reaccionar ante su obra. 'Las vírgenes suicidas', 'María Antonieta' o 'The Bling Ring' son solo algunos ejemplos de cintas centradas en una temática muy particular que atraviesa toda la filmografía de la directora: la búsqueda de identidad. Un discurso que siempre se presenta, además, bajo un sello personal perfectamente reconocible: una poética y cuidada estética, una hipnótica banda sonora y un gusto exquisito a la hora de abordar la frivolidad humana. Es por ello que procedemos a analizar los motivos por los que Sofia Coppola levanta tantas pasiones y odios entre la comunidad gafapasta. Preparen sus cubiertos porque se avecina un festín.
10 motivos por los que amamos a Sofia Coppola
Estimulante puesta en escena
Discurso fan: Coppola revisa y recrea ambientes de forma magistral.
Discurso hater: Coppola despilfarra tiempo y dinero en sus numerosos caprichitos.
Las películas de la cineasta nacida en Nueva York suponen un deleite y festín para los sentidos. Desde la tipografía empleada en los títulos de crédito hasta cualquier detalle de vestuario confeccionado para un extra. Experta en construir mundos con personajes cuyas vidas están deshilachadas, la hija del famoso director sabe muy bien que generar fascinación con exquisito gusto visual es que es un más que interesante punto de partida para desarrollar cualquier proyecto. Especialmente si dicho trabajo se propone que el espectador disfrute durante la exposición del universo abordado.
Champán, bailes de adolescentes, zapatos, pasteles, bares luminosos en Tokio o coches negros de lujo. Todos estos elementos forman parte de un desfile capaz de hipnotizar a cualquiera. Sobre todo porque se nos presentan bajo una iluminación de ensoñación (con un sentido de lo cool bastante desarrollado) y se ubican en un escenario que pronto despierta nuestra curiosidad. Coppola es una cineasta valiente con pocos reparos a la hora de llegar a estilizar incluso actos delictivos o un tanto cuestionables. Atraída por una estética preciosista, sus trabajos se plantean como ejercicios de estilo cuyos trágicos discursos chocan frontalmente con un vestuario, un maquillaje y una fotografía que se devoran como si fuesen gominolas.
Habilidad para explotar talento joven
Discurso fan: Aprovechamiento de nuevos rostros un tanto desconocidos.
Discurso hater: ¿El hecho de ser rubia y mona mejora una interpretación? Muy bien Sofia, muy bien.
Tal y como ha reconocido la hija del reconocido creador de 'El Padrino', ella es una cineasta partidaria de realizar largos ensayos antes de rodar con los actores. Por este motivo, la estadounidense no tiene problemas a la hora de tirarse a la piscina y apostar por algunos intérpretes sin una prolífica carrera tras sus espaldas. Porque si echamos la vista atrás descubriremos que ella fue la encargada de explotar la faceta encantadora y a la vez perversa de una emergente Dunst en 'Las vírgenes suicidas'. Pero sus méritos en este sentido no terminan aquí, ya que también supo sacarle partido a la tímida hermana pequeña de Dakota Fanning. Y hasta la fecha, Elle Fanning había tenido más bien pocos papeles protagónicos y escasa repercusión en el panorama cinematográfico.
No obstante, una de sus grandes y mejores elecciones de casting tuvo lugar en 2013, año de producción de su obra 'The Bling Ring'. Se trataba de una historia real que exigía un reparto coral que estuviese a la altura de las circunstancias. Y sin lugar a dudas consiguió reunir al elenco adecuado, porque todos y cada uno de los jóvenes actores de la cinta están increíbles. Israel Broussard, Katie Chang, Emma Watson, Taissa Farmiga y Claire Julien formaron un grupo capaz de esquivar la caricatura y la exageración, dos grandes peligros que amenazaban la adaptación cinematográfica de una historia con una naturaleza un tanto peculiar (hablamos de unos adolescentes reales que estuvieron a punto de secuestrar al perro de Paris Hilton).
Peculiar sentido del ritmo
Discurso fan: Las conclusiones de sus historias se cuecen a fuego lento.
Discurso hater: La narración pausada de la directora provoca que el relato se vuelva espeso e intragable.
Para algunos cinéfilos, Coppola no facilita la comprensión de sus relatos debido al agotador y lento devenir de los acontecimientos que plantea. Tampoco ayuda la larga duración empleada en muchos de los planos y secuencias de sus películas. No obstante, esta estrategia tan común dentro de su filmografía debe entenderse dentro de una finalidad muy concreta: construir un clima de observación que permita extraer múltiples lecturas y mensajes.
Y es que la obra de Sofia solo puede ser disfrutada si el espectador se aproxima a ella con ganas. Porque a fin de cuentas todos sus proyectos están confeccionados para ser contemplados, observados y saboreados, siempre con un espíritu sosegado y abierto a la reflexión. Nos encontramos, entonces, ante un tipo de cine que escapa de la moraleja directa y obvia y que prefiere apostar por una conclusión que se construye lentamente. Para ello utiliza miradas furtivas y gestos poco perceptibles llenos de misterio (como en el caso de 'Lost in Translation' o 'Las vírgenes suicidas) o emplea un envoltorio de lujo para transmitir un mensaje retorcido ('The Bling Ring' o 'María Antonieta').
Una línea temática consistente
Discurso fan: Sofia puede presumir de tener una filmografía compacta y coherente.
Discurso hater: Sofia es experta en esto de buscar drama donde no lo hay.
Tal vez el hecho de haber crecido en un entorno cargado de popularidad y privilegios haya influido en los gustos argumentales de la estadounidense. Es bastante probable. No hace falta ser muy observador para darse cuenta de que el culto idiota a la fama y los temores y frustraciones derivados de una soledad en el poder son los grandes temas que dominan su filmografía. Porque aunque la ex mujer de Spike Jonze sienta una particular fascinación por el esteticismo y la moda, está claro que utiliza una superficie deslumbrante y llamativa para profundizar precisamente en esa sensación de infelicidad que oculta en su interior.
En su particular visión del mundo, la cineasta está especialmente interesada en demostrar que los iconos de nuestro tiempo (y del pasado) también tienen problemas a los que enfrentarse y presenta esta idea a través de una filmografía que, gracias a diferentes entregas, aborda esta cuestión desde diferentes ópticas. Se ha acusado a la directora de ser frívola por adoptar el punto de vista de sus necios y hedonistas personajes. No obstante, el hecho de acompañar a estas criaturas en sus glamurosos viajes (que desde luego seducen a más de un espectador) permiten comprender sus motivaciones por muy banales que resulten. Porque en realidad no necesitamos que Coppola juzgue a sus protagonistas, o que se posicione de un lado o de otro, preferimos que los deje circular ante nuestros ojos y si nos quedamos fascinados por el mundo en el que viven eso ya es nuestro problema.
Uso inteligente de la banda sonora
Discurso fan: Reinterpretación de grandes clásicos del mundo de la música.
Discurso hater: Sobrevalorado reciclaje musical de falsa apariencia indie.
Los temas sonoros seleccionados por la hija de Francis y Eleanor funcionan a la perfección dentro de las tramas en los que se insertan. Con una preferencia por la música pop y electro, la cineasta pretende apoyar el espíritu melancólico y libertino de sus películas con canciones populares que adoptan un nuevo sentido gracias a ese pastiche posmoderno que realiza. De este modo, reconocibles temas de Air o de Heart sirven para evocar la dulzura y el desencanto típicos en cualquier primera historia de amor en 'Las vírgenes suicidas'. Igual de coherente resulta el hilo musical empleado en otras de sus películas: los últimos hits de Kanye West o M.I.A. en 'The Bling Ring' apoyan el retrato de un mundo actual dominado por lo fashion y el fuerte consumismo y en 'Lost in Translation' torpes y divertidos estribillos de karaoke esconden un profundo y tierno mensaje de amor entre los protagonistas.
No obstante, si hay una película de Coppola que brille por el interesante empleo de la banda sonora esa es 'María Antonieta'. Considerada una cinta pedante y pretenciosa por cierto sector de la crítica, este film centrado en la reina más odiada de la historia de Francia establece ciertas similitudes entre el conocido personaje y cualquier estrella de rock atrapada en los excesos de la comodidad. Es por ello que Sofia utiliza melodías de New Order o Siouxsie and the Banshees para desarrollar la turbulenta y post-punk vida de su protagonista. Y contra todo pronóstico, dichos temas se sienten y escuchan desde la más absoluta normalidad, hasta el punto de que uno llega a plantearse si realmente Versalles escuchaba solo música instrumental. Porque pocos directores pueden presumir de salir airosos y generar tanta fascinación con semejante remix musical.
Ingeniosas secuencias ácidas
Discurso fan: Algunos episodios de sus películas realizan críticas interesantes.
Discurso hater: Estas secuencias ácidas se pierden entre tanto universo edulcorado.
Aunque el posmoderno estilo de la directora termine por captar la mayor parte de la atención, también es preciso señalar que muchos de los guiones de sus películas introducen algún elemento que pone en evidencia comportamientos humanos de la sociedad actual. Secuencias que ridiculizan algunas de nuestras conductas más disparatadas y extravagantes.
Quien haya visto 'Lost in Traslation' no podrá olvidar, por ejemplo, los absurdos encuentros de Bob Harris con la prensa japonesa, unos contactos en los que la evidente falta de comunicación genera más de una risa. Porque desde luego las interminables intervenciones del actor con motivo de la realización de un anuncio de whiskey no tienen ningún tipo de desperdicio; todo son gritos, comentarios bobos y comunicación superficial. Un tipo de situación ridícula que también se explora hábilmente en 'The Bling Ring', con necios y burdos comentarios por parte de una pandilla de jóvenes adictos a robar en casas de famosos. Las mayores lindezas salen por la boca de una pija encarnada por Emma Watson, jovencita sin remedio a la que le faltan tres veranos. Al mismo tiempo, esta víbora y engreída chica cool estará acompañada por una graciosa Leslie Mann encargada de interpretar a una estúpida madre moderna del S.XXI.
Estudiada composición visual
Discurso fan: Ciertos encuadres de la cineasta constituyen un auténtico prodigio.
Discurso hater: Estrategia gafapasta para ocultar las carencias narrativas.
Es indiscutible que los films de la cineasta suponen todo un regalo para los ojos de los más cinéfilos. Su peculiar estilo cinematográfico se manifiesta en encuadres e imágenes espectaculares repletas de sensibilidad, buen hacer y belleza. Adicta a los tonos ocres, Coppola explora las posibilidades espaciales para hacer circular con naturalidad a unos personajes en constante dilema existencial. Ya sea empleando la noche en Tokio o los propios habitáculos de Versalles; cualquier espacio es bueno para representar la ironía, la dulzura o el temor a través de la posición de los personajes dentro del plano.
Tal vez la película que menos encaje dentro de esta línea estética seguida por la mayor parte de su obra sea 'The Bling Ring'. En esta ocasión, la estadounidense incorpora las nuevas dinámicas generadas a propósito del esplendor de las redes sociales para crear un universo visual dominado por el 2.0. Con un aspecto próximo al videoclip, la cinta muestra en pantalla planos procedentes de cámaras de seguridad, capturas de pantalla de Facebook o materiales compartidos en el iPhone. Y todo ello contribuye a dotar al relato de una mayor sensación de veracidad y actualidad.
Construcción de personajes muy humanos
Discurso fan: Gusto por figuras complejas emocionalmente.
Discurso hater: Gusto por depresivos, insulsos y anodinos personajes.
Los más detractores de la prima de Nicolas Cage acusan a la realizadora de centrarse en personalidades planas que se relacionan con el entorno de una forma superficial. Aunque tal vez sea cierto que Coppola se centra en pasajes poco activos de la vida de sus protagonistas, esto no significa que dichas figuras carezcan de profundidad o de una psicología lo suficientemente interesante para que le dediquemos nuestro tiempo.
En realidad, hay un objetivo perseguido por todos ellos: encontrar su lugar en un espacio en el que no se sienten especialmente cómodos. Y esa idea de búsqueda de identidad marcará sus vidas con resultados un tanto pesimistas en la mayoría de los casos. Por otro lado hay que tener en cuenta que no todos ellos facilitan el mismo grado de conexión con el espectador. Mientras que la que fue mujer de Luis XVI de Francia despierta cierta compasión debido a su alocado e inconsciente cerebro (¿quién de nosotros no perdería la cabeza entre tanta fiesta y lujo?), otras figuras como la estrella cinematográfica de 'Somewhere' genera una brecha inquebrantable con un público con dificultades a la hora de sentirse identificado con una exitosa figura que se siente vacía. No obstante, lo que es indiscutible es que todos ellos están construidos a base de elementos y emociones tremendamente humanas, con independencia del estatus social y económico del que gocen. La soledad, la impaciencia, la incomprensión y el dolor provocado por la pérdida terminan marcando de forma irremediable sus desarrollos vitales, y en este sentido, sus retratos deberían resultar atractivos para cualquier persona que pretenda profundizar en los comportamientos y reacciones del ser humano.
Unos arranques poderosos
Discurso fan: Los primeros planos de sus películas condensan la esencia de las historias narradas.
Discurso hater: Tal vez los inicios despierten un interés que después la cineasta no es capaz de mantener.
Como bien hemos dicho, un planteamiento visual y sonoro estudiado al milímetro constituye uno de los puntos fuertes de la filmografía de la directora. Es por ello que Coppola no desaprovecha la oportunidad de incluir mensajes durante uno los primeros minutos de celuloide. Porque si analizamos los cinco largometrajes que ha dirigido hasta la fecha, comprobaremos que presentan una máxima que se repite: el primer plano tiende a desvelar de antemano el principal conflicto al que se enfrentarán nuestros protagonistas.
De este modo, en 'María Antonieta' contemplamos a una Kirsten Dunst alienada entre tanto pastel que mira desafiante a cámara rompiendo la cuarta pared (¡será chula! ¡si supiese lo que la espera!) o el hermoso culo estático y tranquilo de la Johansson que parece anticipar la soledad a la que se enfrentará su personaje en 'Lost in Translation'. No obstante, estos no son los únicos ejemplos que resultan interesantes desde el punto de vista del subtexto: en 'Las vírgenes suicidas' una angelical Cecilia bañada en sangre choca frontalmente con un idílico barrio residencial de los setenta (la película extenderá esta incomprensión más adelante al resto de hermanas) y en 'Somewhere' Johnny Marco repite con insistencia el mismo recorrido circular a toda velocidad con el objetivo de simbolizar ese vicioso bucle emocional en el que se encontrará. Si bien es cierto que para algunos espectadores estas metáforas visuales pueden resultar un tanto obvias, no dejan de funcionar como herramientas cinematográficas que contribuyen a añadir valor al relato.
Y unos (todavía) mejores finales
Discurso fan: Sitúa hábilmente un clímax dramático a escasos minutos de que finalice la cinta.
Discurso hater: No sé, no puedo opinar, me quedé dormido por el camino.
Sofia es partidaria de seguir aquella directriz tan impartida en los cursos de guión que establece que es mucho más estimulante cortar la imagen antes de que la herida sangre, o lo que es lo mismo, dejar al espectador con la miel en los labios. Mecanismo que, lejos de lo que pueda parecer, resulta tremendamente agradable ya que permite que las historias de Coppola queden abiertas a un amplio abanico de posibilidades, pues finalizan en momentos especialmente tensos (salvo claro está en el caso de María Antonieta, cuyo destino, en blanco y en botella).
Eso sí, si adoras esos giros de guión a mitad de metraje que ponen patas arriba la historia que tienes frente a la pantalla, Sofia no es tu directora. La estadounidense parece querer concentrar las grandes resoluciones emocionales de sus relatos cuando a la película le quedan un par de minutos de vida. Y cuando se acerca la conclusión del film, corta a tiempo, por todo lo alto, con estilo. ¿Cuántos directores habrían apostado por mostrar explícitamente la sanguinaria muerte de la vapuleada reina francesa a manos de la guillotina? ¿tal vez no resulte, en cambio, más atractivo que nuestra mente humana se encargue de recrearlo ella solita? Coppola es una de esas cineastas que prefieren despedirse de sus historias sin ofrecer una lectura evidente y masticada de lo narrado. "Que no tienen pan, ¡pues que coman pasteles!"