Nos ponemos cómodos en el asiento, apretamos bien el cinturón de seguridad, calculamos los movimientos perfectos para nuestros espejos y arrancamos camino a ese género semioculto en el que los vehículos son mucho más que un complemento en el decorado. Porque juegan un papel importante dentro de la trama y consiguen que todas aquellas personas fascinadas con el mundo del motor, y los que tardaron años y años hasta conseguir el carnet de conducir, puedan disfrutar de trepidantes escenas de acción capaces de dejarnos con la boca abierta.
Si echamos la vista atrás, nos damos cuenta de que el cine siempre ha sentido una atracción especial con los coches, rindiéndole auténticos homenajes y convirtiéndoles en protagonistas absolutos en muchas ocasiones. Si repasamos alguna de las películas más representativas del género, nos encontramos con auténticos despliegues técnicos, sí, pero también con trabajos emocionantes, trepidantes y capaces de transmitir el ruido y la furia de un motor.
De la reciente 'Mad Max: Furia en la carretera' a 'The Italian Job', pasando por 'El diablo sobre ruedas' o 'Rush', analizamos diez películas imprescindibles que consiguieron lo que parecía imposible, convertir una sala de cine en el asiento de un copiloto hipnotizado por la carretera. Esperamos no derrapar con una selección en la que la velocidad se mide en fotogramas. Cine de coches. Gran cine a secas.
Cine y coches
'Drive'
Una película que consigue que los coches y la violencia terminen convertidos en hipnosis. Con 'Drive' nos acercamos hasta una historia que podría haber caído en la monotonía o el salvajismo gratuito pero que, de la mano de su director, Nicolas Winding Refn, encuentra la poesía más absoluta en sus modélicas escenas de acción, deslumbrantes piezas de orfebrería en las que la sangre y la lírica, la sencillez y la épica, convierten a algo que nos han contado muchas veces, la venganza, en un ejercicio de belleza cautivadora. Una película trepidante en su tranquilidad, arrebatadora desde su excelso prólogo hasta el memorable desenlace. Ese coche gastado seguirá recorriendo las calles mientras en su radio suena a todo volumen la maravillosa canción de College que reza: 'Un verdadero ser humano y un héroe real'. Y el escorpión amarillo, desde su asiento, esbozará una media sonrisa. La del triunfo que te convirtió en clásico.
'Rush'
¿La mejor película del brillante artesano Ron Howard? Probablemente. Con un sobresaliente apartado técnico donde destaca la fotografía de Anthony Don Mantle y un trabajo de montaje digno de aplauso, 'Rush' consigue convencer incluso a los no amantes de la Fórmula 1 como hicieron en su día'Toro salvaje' o 'Million Dollar Baby' con el boxeo o, más recientemente,'Moneyball' con el beisbol. ¿El truco? Mirar más allá, destacar y subrayar los aspectos más conocidos del deporte pero usándolo como trasfondo, como contexto, para profundizar en la mentalidad de las personas que lo elevan a algo más allá. En este caso, cuando se apaga el rugido del motor, es cuando se pisa el acelerador para alcanzar la meta de la emoción. Un adelantamiento a tener en cuenta, un chute de adrenalina y cine.
'Fast & Furious 7'
Tenemos dos puntos de vista para hablar de manera positiva de 'Fast & Furious 7'. Por un lado, su capacidad para entregar un espectáculo deslumbrante, entretenido y divertido, aportando dosis de emoción impensables en sus orígenes más lejanos. Por otro, el envidiable estado de salud de una saga que comenzó en el lejano 2001 y que, catorce años después y seis entregas más tarde, se confirmaba como una de las apuestas de evasión total más seguras de los últimos tiempos. Si no has comulgado con su propuesta en ningún momento, puede que tus nervios terminen por saltar por los aires, pero si lo has hecho, si te sabes de memoria cada uno de sus personajes, si buscas consumir paquetes enteros de palomitas, si conoces cada uno de los resquicios de sus tramas y saltos temporales, estás, estamos, de enhorabuena. A la séptima se ha confirmado la vencida. La victoria de un motor que ruge con más fuerza que nunca. Y sin derrapes.
'Las 24 horas de Le Mans'
¿Quién necesita guión cuando quiere transmitir el nervio de la conducción en estado puro? Eso pareció pensar Steve McQueen, auténtico impulsor de 'Las veinticuatro horas de Le Mans', apasionado del motor y principal atractivo de una película que, junto al indiscutible carisma de su estrella protagonista, lo deja todo en manos de sus espectaculares escenas de carreras. Y acierta de pleno. No es tanto intentar contar una historia como plasmar en fotogramas la tensión, los acelerones, la llegada a la meta, el triunfo y la decepción a la hora de arriesgar la vida. Pocas veces se ha conseguido reflejar en una gran pantalla el sentido más espectacular, y crudo a la vez, de un circuito, sus curvas, sus derrapes, sus miedos y el valor de cada uno de sus supervivientes. A pesar de ser un tremendo fracaso en su estreno, un clásico del género.
'Cars'
Si tenemos que ponernos de acuerdo en cual es la mejor película de Pixar, tardaríamos meses y, con toda probabilidad, la ganadora sacaría una diferencia de menos de cinco votos a su seguidora más próxima. Muchos nos quedamos con 'Del revés', otros prefieren 'Buscando a Nemo', 'Ratatouille' o la trilogía 'Toy Story', por poner alguno de los deslumbrantes ejemplos, pero si lo que nos toca es decidir cual es el punto más flojo de esta factoría de obras maestras, 'Cars' y su secuela siempre aparecen ahí sin demasiada competencia. Y eso nos puede llevar a engaño, porque en ninguno de los dos casos, insisto, en ninguno de los dos, nos encontramos ante dos malas películas, sino que el nivel de sus compañeras es tan sumamente alto que es inevitable que la premisa salga con ciertos puntos de desventaja.
Mientras que la primera entrega se servía de sus múltiples personajes, todos ellos vehículos con alma propia y una personalidad sostenida en deslumbrantes gestos técnicos, para construir una melancólica visión sobre el paso del tiempo y la fina línea que separa la victoria del olvido, su secuela abrazaba directamente el homenaje al cine de espías clásico, trepidante y visualmente trepidante. Ambas fueron señaladas como tropiezos cuando, en realidad, eran mucho más que dos obras capaces de producir un merchandising potentísimo. Para los amantes de los coches, aquí tienen una propuesta con la que, probablemente, los más pequeños de la casa comiencen a vivir ese mundo con la misma pasión. Ellos, mientras, pasaran dos estupendos ratos. del reve
'Senna'
No nos cansamos de admirar como el género documental ha alcanzado en los últimos años un nivel deslumbrante, ejemplificado en obras de un calado social y cinematográfico tan importante que se convierten, de manera automática, en imprescindibles. Dentro de su fascinante catálogo, 'Senna' es una de esas cimas a las que conviene hacer reverencia para justificar el entusiasmo. La vida del piloto brasileño, desde la temporada de su debut en 1984 hasta su muerte una década después en el Gran Premio de San Marino, se apoya en una cantidad de material inédito que enamorará a los fans de su protagonista y servirá para que los no iniciados en la materia terminen por acceder a su leyenda. El director Asif Kapadia, responsable del reciente, excelente y desolador 'Amy', equilibra todas las virtudes potenciando su valor y alcanzando el sobresaliente. Un documental a la altura de Senna.
'The Italian Job'
Aquí nos encontramos con una afortunada excepción dentro del género. Y es que contamos con dos opciones por el precio de una, original y remake, las dos al mismo y satisfactorio final. La primera, que contó con su traducción a la hora de estrenarse en nuestro país a finales de los años 60, 'Un trabajo en Italia', se apoyaba en la presencia y talento de su protagonista, Michael Caine, para desbordar encanto y carisma en cada fotograma. Su revisión, a manos del director F. Gary Gray, que se encargará de 'Fast and Furious 8', lo sustituía por Mark Wahlberg, Edward Norton y Charlize Theron, manteniendo el sentido del humor y las dosis de espectáculo de acción que servía su original. Válidas ambas para pasar un rato más que entretenido, esta historia de atracos y estupendas persecuciones aporta la cuota elegante del especial.
'El diablo sobre ruedas'
Steven Spielberg, en pie, debutó con uno de los thrillers más atrevidos de la década de los setenta, una historia en la que la tensión se puede cortar con un cuchillo y el peligro más angustioso lo aportaba un camión. Tal cual. Con poco más que dos personajes y sus correspondientes vehículos, el Maestro servía en bandeja una película planificada con mano de genio y rodada con el talento que, más tarde, terminó de explotar a lo grande. Su posterior influencia en el género se suele obviar, pero conviene recordar que su sombra se mantiene más que presente, funcionando a la perfección como uno de los homenajes más delirantes, y conseguidos, a Hitchcock. Advertencia, no volverás a ver a los camiones de la misma manera.
'Mad Max: Furia en la carretera'
Palabras mayores. Si el cine de acción necesitaba una película en la última década, 'Mad Max: Furia en la carretera' llegó arrasando a cubrir ese hueco. La velocidad elevada a arte, la combustión a poesía y La Persecución a obra maestra. George Miller consiguió lo que parecía imposible y regaló toda una lección de dirección destinada a aquellos cineastas empeñados en convertir el espectáculo en un caos total. El diseño de vehículos continuaba la deslumbrante senda abierta por sus precuelas, pero esta furia está resuelta de la manera más grandiosa posible. Coches explotando, camiones derribados, lanzas imposibles y el mejor guitarrista nunca visto en el cine, todo, absolutamente todo, es puro cine. Los vehículos pesan, la gasolina mata y las ruedas aplastan. Cine en estado puro. Éxtasis, en mayúsculas.
'Death Proof'
Si hablamos de homenajes al vehículo como protagonista, al coche como elemento esencial para la trama, a carta de amor a la carretera y su vertiente más tenebrosa, 'Death Proof' ocupa un lugar privilegiado. Injustamente olvidada a la hora de hablar de los mejores trabajos de Quentin Tarantino, la historia de un psicópata de la carretera llamado Especialista Mike, interpretado a lo grande por Kurt Russell, obsesionado con aniquilar chicas jóvenes, es mucho más que el capricho de un director con carta blanca para hacer lo que le de la real gana; es un apasionante abrazo a la serie Z más reconocible, capaz de inyectar vértigo a la calma de un paisaje de rocas y arenas. Mención aparte para la espectacular persecución final, una de las escenas más impresionantes que jamás haya rodado Tarantino. Cine, ruedas y sangre. Hay que reivindicarla con más insistencia.