¿Hay mejor plan que pasar una tarde de cine con la familia? Sí, ya sabéis, escoger una película para el disfrute de mayores y pequeños y crear un momento memorable. Pero, cuidado, hay que tener muy buen ojo para no caer en un error que nos condene a un auténtico drama. Las lágrimas se esconden en los lugares más insospechados del universo cinematográfico, terminando en llanto generalizado lo que nació como estupendo rato de evasión sin límites de edad. Y conviene tenerlo en cuenta.
A continuación, proponemos un repaso por diez películas con una especial capacidad para arrancar las lágrimas de los más pequeños del hogar, apostando por una madurez narrativa a prueba de infancia. La batalla entre ambas tiene siempre la misma ganadora. No hay tiempo para la reacción, de repente caes. Y el impacto es profundo, duradero, y al mismo tiempo, entrañable, clave para comenzar una historia de amor con el cine que, con suerte, durará para siempre. No es poco mérito para una llantina inconsolable, ¿no?
No podemos recomendar estas diez historias sin aclarar que las lágrimas serán numerosas, pero la calidad de cada una de ellas bien merece la pena. Diez películas maravillosas que, bajo la etiqueta de dramones para niños, esconden una calidad asombrosa, un riesgo ejemplar, una valía digna de aplauso. No es el camino fácil dentro del cine infantil, pero sí que es necesario. Ánimo, en todos los sentidos, con ellas.
Películas que harán llorar a los más pequeños
'Mary and Max'
Esta amistad, tan improbable como absolutamente memorable, entre un cuarentón solitario de Nueva York y una pequeña niña que vive en los suburbios de Melbourne, continúa siendo uno de los grandes tesoros desconocidos de la historia del cine de animación. Y una de las mejores películas de la pasada década.
Delicada, preciosa en su acabado visual, repleta de ternura y melancolía, de ideas brillantes y escenas antológicas, esta excelsa pieza de orfebrería hará derramar millones de lágrimas a los más pequeños, y a los más mayores, a base de cine inmenso, de la grandeza que solamente puede surgir de lo sencillo. Una obra maestra repleta de emoción.
'La tumba de las luciérnagas'
La mejor película de la carrera de un gigante, Isao Takahata, es una lágrima condensada en 93 minutos de cine inolvidable, de puro impacto, de desolación, y al mismo tiempo, belleza inabarcable. Partiendo de la novela de Akiyuki Nosaka, el cineasta da forma a un relato repleto de humanidad, de naturalidad que se puede palpar con la punta de los dedos, de diálogos y gestos de una inmensidad incalculable, de emoción en vena.
Muchos recuerdan la primera vez que la vieron, la mayoría siendo niños, y la forma en la que sus ojos se empañan es una señal inequívoca de la absoluta vigencia de este clásico de la animación. El corazón en un puño. El corazón en mil pedazos. Y merece la pena.
'Toy Story 3'
Si el prólogo de 'Toy Story 3' funcionaba a la perfección como vehículo explosivo de reencuentros con los personajes, el epílogo retomaba el listón donde la anterior película de Pixar, esa obra maestra llamada'Up' lo había dejado. Es decir, la estratosfera. La escena, tan simple que adquiere un valor doble, se basaba en algo tan sencillo como la despedida de un Andy ya universitario que cede sus juguetes a una pequeña que les podrá ofrecer una vida mejor, llena de juegos y tardes de recreo, de historias repletas de aventuras inolvidables. Él, al igual que nosotros, le presenta a la niña que está a punto de recibir un tesoro, cada uno de los muñecos que forman parte de nuestra educación cinéfila.
Y lo hace con una ternura que encoge el corazón, que consigue cosernos la sonrisa a la cara hasta que, minutos más tarde, cuando se suba a su coche y observe una última vez a sus compañeros de ese viaje inolvidable que es la infancia, se despida con un 'Gracias, chicos', que se clava como un puñal. Una escena inolvidable que se culmina con un Woody sentado en el porche, mirando como Andy se marcha, mientras lanza un 'Adiós, vaquero'. No se necesita decir más. Es cine en toda su esencia. Y lágrimas sinceras.
'Un puente hacia Terabithia'
Un dramón para los más pequeños, sí, pero también una sorpresa mayúscula capaz de dinamitar cualquier tipo de prejuicio o expectativa de carácter bajo. Y es que, 'Un puente hacia Terabithia', adaptación de la novela de Katherine Paterson firmada por Gabor Csupo, era más que una aventurilla para toda la familia. Mucho más. Principalmente, una preciosa historia sobre la pérdida de la inocencia en un mundo repleto de ilusión y belleza, inocencia e ingenuidad, madurez impuesta por los golpes. Muchos mayores fueron acompañando a los pequeños de la casa para que pasaran un buen rato y se comieran todas las palomitas y terminaron acompañando sus lágrimas a la salida del cine.
'El rey león'
¿Os acordáis de la primera vez que visteis esa estampida? ¿Recordáis ese último instante entre Simba y Mufasa? A su lado, los inicios de 'Bambi' o, más reciente, 'Buscando a Nemo', parecen sonar a broma. 'El rey león', además de convertirse en El Clásico Disney definitivo para toda una generación que la sigue señalando como la obra maestra del estudio, nos retaba a aquellos niños que la veíamos fascinados a aceptar un nuevo golpe dramático capaz de convertir la infancia en un lugar mucho más oscuro. Pero también mucho más real.
Llorar con la historia de estos personajes inolvidables no tiene demasiado mérito, entra dentro de la coherencia y la sensibilidad, lo realmente importante es que no haya perdido ni una pizca de capacidad para seguir provocando esas sensaciones reconocibles en el espectador. Es lo que tienen los clásicos.
'Mi chica'
El planazo definitivo. Una bonita comedia romántica en familia protagonizada por un niño y una niña que aprenden a querer por primera vez desde la ingenuidad, la inocencia y la ilusión más contagiosa. Todo apunta a relato repleto de momentos simpáticos, entrañables, repletos de encanto y sentido del humor. Y así se presenta y desarrolla 'Mi chica'...hasta que todo se convierte en un auténtico drama marcado por uno de los giros finales más atrevidos del género.
No hay medias tintas, no hay tiempo de reacción, de repente, el silencio y las lágrimas imposibles de contener. Aquel estupendo plano final cierra una historia que va mucho más allá de sus, a priori, posibilidades y exigencias más básicas. Los espectadores salimos ganando. Y llorando.
'E.T., el extraterrestre'
'E.T. el extraterrestre' condensa todas las virtudes del cine de Steven Spielberg, más que numerosas, con la emoción y la capacidad para agarrar al espectador, sea de la edad que sea, y no soltarlo como principales banderas. Muchos nos enamoramos del cine gracias a ella, convirtiéndola en algo más que un clásico contemporáneo. Educación esencial y emocional de primer nivel.
Imposible quedarse con todas y cada una de las escenas que empujan a la lágrima más sincera en una de esas obras maestras incontestables que han marcado a varias generaciones. Esas bicicletas volando, esa flor marchita recobrando la vida, ese corazón latiendo cuando no quedaba esperanza, esa despedida inolvidable. Imposible dejar de volver a ella. Imposible dejar de emocionarse una y otra vez.
'Up'
TODO está en esos primeros diez minutos, en esa vida repleta de momentos de felicidad, ilusión, decepción, amor, pérdida, esperanza, realidad, sueños, sonrisas y, claro, lágrimas. Y, al igual que demuestra esta obra maestra incontestable de la historia del cine, a veces sobran las palabras. Todos terminamos pasando un rato estupendo con su segunda mitad, pero el milagro de 'Up', para público de todas las edades, se encuentra en su primer tramo. Una experiencia dramática de primer nivel. Inolvidable.
'Donde viven los monstruos'
El siempre interesante, y la mayor parte del tiempo inspiradísimo, Spike Jonze, entregó su particular visión del cine 'infantil' con esta adaptación sobresaliente del maravilloso libro firmado por Maurice Sendak y que nos acompañó a muchos durante esos instantes previos al sueño profundo. Por supuesto, el director de 'Adaptation (El ladrón de orquídeas)' no se relajó y apostó por el camino fácil y convirtió su origen literario, insisto, fascinante, en un relato reflexivo, pausado, arriesgado y profundamente emocionante sobre ese paso tan delicado entre la infancia y el mundo adulto. Su sensibilidad es tan extrema, tan transparente, que los niños podrán identificarse sin problema con el pequeño protagonista. Unas lágrimas que, sin saberlo, les conectarán directamente con su siguiente paso vital.
'Peter y el dragón'
Tras deslumbrar a medio mundo con el remake en acción real de 'El libro de la selva', Disney pretendía repetir la jugada con 'Peter y el dragón'. Y para ello contó con la ayuda del director David Lowery, que ya había demostrado con creces su valía con la notable 'En un lugar sin ley', y que aportó su especial talento a la hora de manejar la delicadeza y la explosión emocional a un relato repleto de melancolía, personajes solitarios e insatisfechos y ternura.
Una aventura para toda la familia que no quiso quedarse en su zona de confort, arriesgando y apostando por la tradición y el clasicismo antes que por los fuegos artificiales. Las lágrimas terminan apareciendo de la manera más natural posible, sin trucos efectistas ni maniobras dirigidas con el piloto automático. Hay honestidad, compromiso con la historia, sensibilidad real. Una pequeña maravilla.