Si ya es encarnizado el debate sobre el precio de las entradas de cine, qué decir del de las palomitas, bebidas y snacks que nos venden antes de entrar en la película. Muchos no conciben ver un largometraje en una sala sin un buen cubo de palomitas en la mano, pero a alguno le puede llevar a la ruina debido al alto coste de éstas.
Joshua Thompson está harto de que le tomen el pelo. Este ciudadano de Detroit ha decidido demandar a los multicines AMC a los que suele ir porque considera que los precios de los aperitivos son excesivos y hasta prohibitivos en muchas ocasiones.
Diferencia abismal
El Detroit Free Press recoge parte de la demanda: "Thompson dijo que solía llevar sus propias palomitas y caramelos a los cines AMC de Livonia hasta que el cine puso un cartel en el que prohibía esa práctica. El 26 de diciembre, pagó 8 dólares por una Coca Cola y un paquete de cacahuetes recubiertos de chocolate en el cine de Livonia, casi tres veces más que los 2,73 dólares que pagó por los mismos productos en un restaurante de comida rápida o tienda".
El periódico consultó a varios expertos en derecho y casi todos coincidieron en pensar que el caso se rechazaría en poco tiempo con bastante probabilidad, quedando en una mera anécdota. Pero serán muchos los clientes que apoyarían por completo la demanda de Joshua Thompson si pudieran. Como ya hemos dicho, no son pocos los que despotrican cada vez que ven el precio de unas palomitas y una Coca Cola en un multicine.