Al final, la gala de los Oscar 2014 prometía más emoción de lo que ha resultado ofrecer. No quiere decir que haya sido una ceremonia aburrida, ha resultado más que correcta, pero el revuelo de las opiniones de tantas fuentes, tantos galardones anteriores y tanta presencia en redes sociales nos ha llevado a pensar que la Academia rompería su tradición de tirar por lo obvio.
Ellen DeGeneres ha actuado como una presentadora con algún que otro momento destacable, aunque ha sido más bien un fantasma que correteaba por los pasillos del Dolby Theatre que una maestra de ceremonias. No significa que haya fracasado en su labor, simplemente ha sido muy discreta, con sus ventajas e inconvenientes. Sin embargo, ha sabido sacar su don, visto innumerables veces en su programa, y convertir a las celebrities en personas de carne y hueso, que se ríen, que se molestan y que comen pizza. Ha logrado crear un ambiente distendido en una gala en la que es difícil lograrlo, a pesar de que comenzó pisando fuerte con lengua viperina, y que solamente terminara con Liza Minnelli como su víctima principal. Su selfie ha batido todos los récords de Twitter, y aunque suene a chiste, lo merece. Mucho talento hay ahí reunido, y a nadie se le había ocurrido hacer algo así antes, aunque fuese con claros fines publicitarios. Lo mismo con la pizza, de esos momentos que se recordarán en los días posteriores a la ceremonia.
Es posible que, después de las críticas recibidas por la gala presentada por Seth MacFarlane, la Academia pidiera algo más sobrio y controlado, objetivo que han conseguido este año, dando una ceremonia relativamente ágil pero tampoco llena del derroche de espectáculo de otras veces. El escenario era casi idéntico al del año pasado, y por él pasaron las cuatro nominadas a la mejor canción para dar el toque musical. Comenzó Pharrell con 'Happy', y consiguió levantar a Amy Adams, Meryl Streep y Lupita Nyong'o de sus asientos para marcarse un baile (Jennifer Lawrence prefirió no tentar a la suerte, que ya se había tropezado en la alfombra roja). Le siguió Karen O con 'The Moon Song' en una performance realmente emotiva. U2 eran el plato fuerte de la noche, y decepcionaron a una gran mayoría con una versión acústica de 'Ordinary Love' y una dejadez de Bono muy palpable. Idina Menzel hizo que el auditorio se cayera con su chorro de voz interpretando 'Let it Go', triunfadora de la noche en esta categoría, aunque los nervios le pudieron y no llevó al nivel deseado por una cantante de Broadway. Sin duda, todos quedaron eclipsados por el 'Over the Rainbow' de Pink, estrella del homenaje a los 75 años de 'El mago de Oz', un segmento algo metido con calzador.
A diferencia de otros años, no nos encontramos con actuaciones dignas del 'Circo del Sol' o mucho alarde de puesta en escena. La sobriedad ha marcado la 86 edición de los premios Oscar, en los que prefirieron ir al grano que andarse con despliegues. Algunos lo encontrarán demasiado "cutre", pero por lo menos las cuatro horas de show pasaron con un ritmo bastante aceptable. A lo largo de la noche se pusieron vídeos con homenajes a los héroes del cine, como ya sabíamos. Una idea que dio pie a recopilaciones algo arbitrarias pero bastante conmovedoras, aunque parece que terminó cayendo esa presentación especial de Andrew Garfield en la ceremonia. James Gandolfini abrió y Philip Seymour Hoffman cerró el doloroso In Memoriam de este año, sin aplausos hasta el final para evitar comparaciones. Una pena que todo lo emotivo se fuera con la actuación de Bette Midler, algo "corta rollos".
Pero vamos con los premios, que son lo importante de esta noche. Aunque muchos esperábamos que la Academia diese una vuelta a la tortilla y se saliera de los márgenes establecidos en esta temporada de premios, visto con perspectiva era algo que hemos creado los de fuera, fans y periodistas, más que una opción real. '12 años de esclavitud' terminó coronándose como la mejor película, a pesar de contar solamente con tres Oscars frente a los siete que logró 'Gravity'. Pero la mención a una enternecedora Lupita Nyong'o y al guión adaptado la mantuvieron entre los favoritos hasta el último momento. 'Gravity' logró el efecto inflado de los técnicos, y Alfonso Cuarón recibió su justa estatuilla por la proeza que fue parir la aventura espacial. Sin embargo, un tema como el de la película de Steve McQueen y el éxito labrado en los últimos meses han sido suficientes para que finalmente se impusiera ante 'Gravity'.Tampoco hubo sorpresas en los Oscar interpretativos. Aunque el pueblo parecía pedir a gritos el merecido Oscar para Leonardo DiCaprio, para muchos en compensación a todos los desplantes que ha tenido anteriormente, la Academia no pudo resistirse al intenso personaje de Matthew McConaughey, con transformación física incluida. Es posible que DiCaprio nunca haya tenido una posibilidad este año, pero realmente la competencia del vencedor era casi imposible de vencer. Un papelón, apoyado además por sus últimos trabajos en cine y televisión más allá de 'Dallas Buyers Club'. Sin embargo, su discurso fue bastante mediocre, y ni siquiera se acordó del hombre al que encarna en el filme. Jared Leto cumplió con lo esperado, y ofreció uno de los discursos más emotivos de la noche junto con el de Nyong'o. Otra que estaba bastante cantada, la Academia no se iba a atrever a darle el segundo Oscar a Jennifer Lawrence por segundo año consecutivo, y tendrá tiempo de sobra para ganar más. Pero la actriz que interpreta a Patsy en la película de McQueen supo perfectamente robar cada una de las escenas en las que aparecía. Un merecido homenaje a todo un reparto que funciona muy bien. Cate Blanchett era el Oscar más cantado de la noche, y se le notó a la actriz a la hora de subir a recogerlo, segura de sí misma. Una reina australiana con dos Oscars en su estantería (el primero lo logró hace nueve años por 'El aviador'). Alfonso Cuarón se convirtió en el primer director latinoamericano en recibir la estatuilla.
En el resto de categorías, incluso menos sorpresas. 'Gravity' arrasó en los premios técnicos, aunque se le escapó el de diseño de producción, que fue a parar a 'El gran Gatsby'. La película de Baz Luhrmann hizo pleno, dos de dos, al igual que 'Frozen: El reino del hielo', un triunfo para Disney sin la competencia de Pixar este año. El compositor del tema principal de su banda sonora ya ha logrado el Emmy, el Grammy, el Oscar y el Tony, lo que en el mundillo se conoce como el EGOT. Es el más joven en conseguirlo. Penélope Cruz tuvo el honor de presentar junto a Robert De Niro los premios a los guiones, entre los que se encontró la primera estatuilla para Spike Jonze, el único que terminó llevándose 'Her'. 'Dallas Buyers Club' consiguió el Oscar más barato de la historia en la categoría de maquillaje, con 250 dólares de prepuesto para convertir a McConaughey y Leto en los enfermos de SIDA que veremos en el cine.
'La gran estafa americana' no consigue ni hacer historia
En el bando de los perdedores, los españoles nos vamos con sabor agridulce, ya que Esteban Crespo no logró el Oscar al mejor corto de ficción por 'Aquel no era yo'. Se lo terminó llevando 'Helium'. Volviendo a las categorías "gordas", 'La gran estafa americana' se pegó el batacazo más sonado, perdiendo las diez estatuillas a las que optaba. Sigue siendo mejor, eso sí, que las once que se le escaparon a 'El color púrpura'. 'Philomena', 'Capitán Phillips', 'Nebraska' y 'El lobo de Wall Street' se fueron también de vacío. Italia se llevó su premio número once en la categoría de película de habla no inglesa por 'La gran belleza', dejando fuera a pesos pesados como 'Alabama Monroe' o 'La caza'. Gep Gambardella estará encantado, y probablemente celebrándolo. 'The Act of Killing' terminó quedándose sin Oscar al mejor documental, ya que acabó imponiéndose 'A 20 pasos de la fama', una de las principales sorpresas de la noche (con la sombra de los Weinstein detrás). Mickey Mouse tampoco regresó a la Academia por la puerta grande, quedándose sin mejor cortometraje animado en favor de 'Mr. Hublot'.
Como podemos comprobar, si pensamos en perspectiva es posible que todo estuviera más cantado de lo que quisimos pensar. Incluso la gala prometía más de lo que resultó ser, desaprovechando un poco el tema de los héroes y optando por pocos alardes en la retransmisión. Todo terminó siendo muy correcto, manteniendo el guión hasta las últimas consecuencias. No debemos olvidar que la Academia no es conocida precisamente por la improvisación. Seguiremos esperando a que nos dejen con la boca abierta con unos premios realmente inciertos y no un espejismo que nos hemos empeñado en crear nosotros mismos, aunque sigamos disfrutando de cada minuto de la carrera por las estatuillas de tío Oscar. Como con Leonardo DiCaprio, preferimos pensar que "el que la sigue, la consigue".