El tiempo y el espacio son los cimientos de toda civilización y, por extensión, de su capacidad artística. El ser humano, un atajo de errores que le llevan a la inevitable muerte. Hasta ahí, menestra de obviedades. No obstante, cuando entramos en el terreno de películas como '21 gramos' o 'Doce monos' todo lo anterior se tambalea y la ciencia-ficción se convierte en una vía de entendimiento existencial más loable, lícita y cercana que la propia vida, porque es donde el ser humano recapacita y trata de hacer realidad eso que tantas veces hemos soñado: rebobinar y hacer bien las cosas, no cometer errores, volver a tener 20 años, pero con la sapiencia de los 70 que hemos estado cagándola. Existen un buen puñado de viajes temporales en el cine desde que 'El muelle (La Jetée)' invirtiese todas las flechas y anulase todas las brújulas, pero muy pocos han sabido como volarle la cabeza al espectador, acostumbrado a gestionar multitud de estímulos por segundo desde la llegada de los smartphones y la inteligencia artificial.
Es como si también el cine hubiera salido de su génesis para rascar la superficie de lo moderno, la artificialidad del tiempo. 'Looper' o 'X-Men: Días del futuro pasado' son un argumento a favor de la elocuencia con la que se percibe este subgénero en el imaginario colectivo. Porque, claro, las lisérgicas 'Primer' y 'Donnie Darko' poseen un subtexto soterrado bajo capas de rarezas narrativas y pozos formales sin fondo definido que nos interesan poquísimo, por muy de culto que sean consideradas. Otras, como 'Los cronocrímenes' o 'Regreso al futuro', supusieron un salto cualitativo importante en la ficción del país correspondiente.
En ese sentido, los saltos temporales nacieron como un recurso para cambiar el eje narrativo de la historia en cuestión, como ayuda para voltear el guión y no ser previsibles; y terminaron siendo la pesadilla de todo fan, pues los puzzles que tenía que montar después de ver la película le dejaban el amargo sabor de no haber comprendido nada. Con esto, abrimos un melón un tanto arriesgado porque nos hemos atrevido a repasar las películas que más y mejor dominan el tiempo. Algunas son complejas, pero basta con verlas un par de veces, bien concentrado, para despejar la incógnita y hallar la respuesta.
14 películas que manejan el tiempo a su antojo
'Los cronocrímenes'
Nacho Vigalondo es el responsable de una de las películas más rompedoras del cine español. Así, en general. 'Los cronocrímenes' versa sobre un hombre, Héctor, que viaja al pasado, se reencuentra consigo mismo, altera las flecha temporales y, además, es perseguido por un extraño asesino con la cara vendada que le manda mensajes a través de ciertos sacrificios. La idea no es sólo original, sino que además le permite a Vigalondo jugar con la ruleta del tiempo como un prestidigitador, modulándola a su antojo para generar confusión, magnetismo y un incremento del absurdo en proporciones solo soportadas por el carácter español.
Una película de esas que, al final, al conocer todos los detalles del puzzle, solo te permiten maravillarte con el ingenio del autor. En suma, la obra de Vigalondo revitalizó un cine que, en 2007, se encontraba en plena transición de una época de economía boyante, pero mala fama (todavía seguíamos etiquetándonos con "la españolada") a una época de economía sumergida, pero grandes obras. En el punto de inflexión, 'Los cronocrímenes' invirtieron el tiempo y algo más.
8/10 Deloreans.
'Donnie Darko'
'Donnie Darko' es uno de los clásicos de culto del cine fantástico. La historia del confuso e inteligente Donnie se adueñó de todos nosotros con una historia de las que te deja el sabor amargo. Tranquilo, hasta su director, Richard Kelly, admitió tiempo después que en su mente tampoco están del todo ensambladas las piezas del paradójico final.
Su vertiente de ciencia ficción, donde entra la dimensión temporal, tampoco sobresale por encima de la mezcla de película fantástica y drama familiar, pero se trata de una obra tan original, esquizofrénica incluso, que es comprensible su estatus de obra de culto.
8/10 Deloreans.
'Looper'
Con 'Looper', tenemos la primera de esta lista en la que, sin cortapisas, se utiliza la paradoja temporal como instrumento principal de narración. No lo es, porque no lo es a todos los efectos, pero aquí el tiempo es una suerte de macguffin que Rian Johnson se saca de la manga para hablarnos de las dualidades del ser humano y la dificultad de elegir entre las múltiples versiones de nosotros mismos. También encontramos el factor de elocuencia que ha convertido los viajes temporales en un aliciente para el éxito en taquilla.
'Looper' no sólo está bien hecha a nivel formal (como ciencia-ficción), sino que su germen conceptual se circunscribe también al realismo de la naturaleza humana gracias, precisamente, a la paradoja temporal. Sobrepasó las expectativas de crítica y público, así que gracias Rian.
7,5/10 Deloreans.
'Primer'
La obra total de Shane Carruth (lo hizo absolutamente todo, menos ponerle su nombre a la película), 'Primer', es un prodigio de las paradojas temporales. Se trata, más bien, de un artilugio con el que nos saca completamente del mundo real y nos embauca para luego volarnos la cabeza. No solo parió en su primera propuesta fílmica una obra maestra, sino que provocó sin querer un gran proverbio: desconfía de cualquier persona que te diga que ha entendido 'Primer' a la primera.
Es, probablemente, la película que mejor ha tratado la anomalía temporal por la simple razón de que, cada vez que la ves, te aporta cosas muy distintas, te descubre laberintos nuevos y opciones que antes no habías contemplado.
8,5/10 Deloreans.
'Doce monos'
10 años después de 'Regreso al futuro', un loco (Terry Gilliam) llamó a las puertas del subgénero con '12 monos', una película ambientada en 2035 con tres pilares fundacionales:
1. El complicado juego de espejos narrativos que puede procurar la intersección entre distintos planos de realidad (pasado o futuro; alucinaciones o sueños).
2. Uno de los leitmotivs de los 90: Las conspiraciones gubernamentales.
3. El derroche de estética genuina que exudaba por aquel entonces el cine de Gilliam.
James Cole (Bruce Willis) y Jeffrey Goines (Brad Pitt) son dos de los personajes más icónicos de los creados por el cineasta, embaucadores que le regalan a la película esa pátina de desorientación que la hace tan lisérgica.
8/10 Deloreans.
'El muelle (La Jetée)'
'La Jetée' es una de las primeras películas (dura 29 minutos escasos) que se planteó viajar temporalmente con un estilo puramente expresionista. Años 60, Guerra Fría después del desastre de la IIGM, incertidumbre, preocupación en una Europa que todavía escuchaba los ecos del Plan Marshall y el cineasta Chris Marker escribe esta declaración de intenciones: después de una masacre nuclear, un grupo de científicos del bando vencedor debe decidir, ante tamaña destrucción, qué es mejor, si viajar al pasado para evitar el problema, o al futuro para solucionarlo.
Se trata de una historia de corte experimental sobre el poder de la memoria, contada exclusivamente a través de fotos fijas, en la que un hombre trata de reconstruir el recuerdo de su amada, en tiempos de la Tercera Guerra Mundial. Lo que no todo el mundo sabe es que fue la musa de Terry Gilliam para concebir '12 monos', cuya trama es una expansión de lo reflejado en este mediometraje francés.
9/10 Deloreans.
'Regreso al futuro'
Con 'Regreso al futuro', Robert Zemeckis y Bob Gale crearon un clásico ochentero instantáneo, repleto de iconos que a día de hoy generan un buen puñado de dólares de merchandising. Marty McFly, Doc, el Delorean, el condensador de flujo, las Nike cuyos cordones se atan solos, el patinete volador, los Levi's 501 (sí, estos eran de verdad, pero se hicieron mainstream gracias a Michael J. Fox)... Y además, una clase magistral sobre montaje audiovisual (en las tres películas es de aúpa).
De hecho, Zemeckis la dotó de una complejidad en sus viajes temporales que la página web Fandom ha reunido todas las líneas de tiempo en las que opera la trilogía para explicar de una manera un poco más visual y comprensible todo lo que rodea a Marty y Doc.
9/10 Deloreans.
'X-Men: Días del futuro pasado'
'X-Men: Días del futuro pasado' también se adueñó de los viajes temporales para solucionar conflictos de talla mundial. En este caso, para mantener la especie mutante en el globo. La de Bryan Singer es, quizás, la versión más ociosa en la que el tiempo se moldea a gusto del consumidor. No sólo porque la historia se narre en tres líneas distintas, sino porque el uso que hace de la velocidad para hablar del paso del tiempo es excepcional. Singer, cineasta inteligente, supo aprovechar la presencia de Quicksilver para jugar con la ruleta de la velocidad en una de las secuencias más celebradas y divertidas de toda la saga.
Los mutantes son experimentales, pero su película no deja de ser elocuente, porque ni siquiera se te mete dentro la presumible tensión que debería haber entre los personajes. Esa sensación de urgencia se evapora porque no es ciencia-ficción como tal, sino aplicada al universo de los superhéroes, por tanto el viaje temporal queda como una anécdota casi cómica entre tanto ruido.
7/10 Deloreans.
'Los pasajeros del tiempo'
1979 y Nicholas Meyer adapta la historia original de Karl Alexander y Steve Hayes, pariendo 'Los pasajeros del tiempo'. Es única en su especie porque fue capaz de coger a un asesino en serie famoso y archiconocido (Jack, el Destripador), meterle en una máquina del tiempo y hacer que viaje al futuro. Un tipo tarado como The Ripper no desearía ir al futuro porque perdería facultades para seguir haciendo su magia. Hombre, por favor. Jackie iría al pasado y volvería a darlo todo desde el principio, pero bueno, eso es otro tema.
Meyer le puso al científico tras su busca y captura, y ahí comenzó la versión clásica, seria de 'Atrápame si puedes'. Un pilla-pilla con una máquina del tiempo preparada para hacer las delicias del público.
7/10 Deloreans.
'Atrapado en el tiempo'
Hasta los de la Lotería han acabado sucumbiendo ante el encanto natural de 'Atrapado en el tiempo'. Bill Murray sumergido en el Día de la Marmota es lo más gracioso que vas a encontrar en lo que respecta a viajes temporales en el cine. Es el mismo multiplicado por cientos de veces, desesperante, casi inaguantable, un 'loop' temporal que la convirtió, allá por 1993, en una de las primeras en utilizarlo como elemento narrativo.
Harold Ramis y Danny Rubin confeccionaron esta fábula con un trasfondo similar al de 'Cuento de Navidad' y una moraleja sobre las consecuencias morales de cada pequeña decisión que tomamos (o dejamos de tomar) en nuestras vidas. 'Al filo del mañana', la de Emily Blunt eclipsando a Tom Cruise, tiene reminiscencias de esta en lo que a la repetición se refiere.
'El final de la cuenta atrás'
Un portaaviones en el que viajan Kirk Douglas y Martin Sheen se adentra en uno de los clichés del género (la tormenta espesa en mitad del mar) y aparecen en 1941, en la misma fecha en la que los aviones nipones comienza a bombardear la base de Pearl Harbor. 'El final de la cuenta atrás' ('The Final Countdown', preferimos que el copyright le salte a Europe antes que a Mecano) es una película en la que, bueno, la causa bélica es la verdadera protagonista. Decíamos que en 'Looper' el viaje temporal es una suerte de macguffin... pues bien, en la película de Don Taylor es absolutamente evidente que no tiene la menor importancia. Un puente entre la tranquilidad y el error global más grave del siglo XX.
El patriotismo estadounidense siempre prevalecerá, es algo que ya deberías saber.
6/10 Deloreans.
'Terminator 2: El juicio final'
La historia fundacional de los Connor, el primer T-800, el inquebrantable T-1000, la película que inspiró a 'El Profesor Enrrollao' de Joaquín Reyes en 'Muchachada Nui' (¿Nui? Nui). 'Terminator 2: El juicio final' es el artefacto definitivo para hablar sobre la salvación de un mundo conquistado por las máquinas. Seguiría explicándote cosas que ya sabes, así que mejor te dejo con esto del blog 'El Manual del Viajero del Tiempo', que publica una infografía muy sencillita sobre los distintos universos que se dan de forma paralela en la película de James Cameron.
Qué nostalgia los noventa, ¿no? Podríamos volver... los T-1000 de Elon Musk están cada vez más cerca.
7,5/10 Deloreans y 4/6 Oscar en 1992.
Bola Extra: '21 gramos'
Para muchos, la mejor película de Alejandro G. Iñárritu. '21 gramos' es un puzzle narrativo cuya razón de ser reside en los saltos temporales con los que refleja la idiosincrasia de los personajes. Sin ellos, la película no tendría alma. No pesaría sobre nuestros hombros una vez vista. No podría llamarse 21 gramos.
7,5/10 Deloreans.
Bola Extra 2: 'Interstellar'
En 'Interstellar', los viajes temporales son en singular y es que toda la película es un viaje temporal que subyace a la aventura espacial. Christopher Nolan nos sitúa cada cierto tiempo (los vídeos de Cooper con sus hijos, el estiramiento del espacio-tiempo...) para hacernos ver que ahí ocurre algo, que lo que en realidad está ocurriendo (lo pongo porque, bueno, puede que no la hayas visto aún, pero a continuación hay un posible spoiler) es que todo es un viaje temporal en el que no está muy definida la flecha hacia la que avanzados (futuro, pasado o presente estancado) porque a su director le encanta narrar en distintas líneas de tiempo. Cooper no encuentra planetas habitables, sino la solución para seguir habitando en la Tierra.
Ese momento final en el que el padre es "más joven" que la hija es lo más bonito que ha hecho el cine por la física cuántica, por la Ley Gravitacional (y si se quiere por la Teoría del Todo) en sus más de 100 años de actividad.
9/10 Deloreans.