La filmografía de Edgar Wright es aún bastante joven. 'Zombies Party' y 'Arma fatal' fueron sus primeras incursiones en el largometraje, acompañado de sus dos actores fetiche: Simon Pegg y Nick Frost. Cerrará ese círculo con el final de la trilogía Three Flavours Cornetto: 'The World's End' o, como se llamará en España, 'Bienvenidos al fin del mundo', que estrenó el miércoles pasado su primer tráiler. Wright solo ha realizado una película fuera de esa trilogía: 'Scott Pilgrim contra el mundo', la adaptación del cómic de Bryan Lee O'Malley. Con motivo de la salida de dicho tráiler, dedicaremos nuestro Club de cine a 'Scott Pilgrim', que lejos de desligarse de la carrera de Wright es un buen ejemplo de todo lo que la identifica.
Scott: entre el cine, los videojuegos y los cómics
Es fácil reconocer la mano de Edgar Wright en 'Scott Pilgrim contra el mundo'. Es una adaptación, sí, pero con todas sus señas de identidad. Una narración muy ágil, repleta de curiosas transiciones, planos con detalles obsesivos que no duran más de 10 segundos o diálogos que se desarrollan a la velocidad de la luz. Quizás por ello era la elección ideal para adaptar la historia de Lee O'Malley: la obra original se caracteriza por todas estas cosas y Wright ya había demostrado anteriormente su capacidad para narrar absurdeces a una velocidad igual de absurda con una claridad absoluta.
En cuanto a su valor como adaptación, el filme es prácticamente impecable. 'Scott Pilgrim' es muy, muy gráfico y apoya todo su potencial visual en el referente más directo que tiene: los videojuegos. En una acertada metáfora sobre la nostalgia, las alusiones al juego retro se repiten tanto en la versión impresa como en la cinematográfica. También está presente en ambas obras, además de ese uso del lenguaje formal, un lenguaje verbal extremadamente rápido, con un humor muy centrado en las réplicas que se hacen los protagonistas. Es a nivel argumental por donde peor se desenvuelve respecto al cómic original, aunque más por limitaciones de tiempo de metraje e incluso del momento en que comenzó la producción respecto al lanzamiento de los tomos originales que por falta de ambición.
Curiosamente, las onomatopeyas propias de los cómics también aparecen en la película. La diferenciación entre un medio y otro se vuelve difusa, formando una especie de "todo vale" que se puede sentir en cada escena de 'Scott Pilgrim contra el mundo'. Un "todo vale" que hace al filme algo divertidísimo por lo imprevisible que se presenta. A fin de cuentas, el argumento narra cómo Scott debe enfrentarse a los 7 malvados ex-novios de Ramona Flowers si desea salir con ella. Estos gags y situaciones totalmente estrafalarias se compenetran a la perfección con los delirantes recursos formales ya mencionados. En algunos fragmentos peca de falta de mesura, pero durante casi toda la cinta existe un equilibrio perfecto entre esa irracionalidad y lo que el espectador es capaz de asumir y asimilar en ese período de tiempo. Habrá, eso sí, quien guarde un límite mucho más pequeño que el que propone 'Scott Pilgrim', aunque en esto, bajo mi humilde opinión, Edgar Wright hizo bien en no dejar la línea de lo moderación demasiado abajo.
Aun con todo, dentro de ese "todo vale" hay más sensación de vacío de la que debería. 'Arma fatal' acertó anteriormente con mucha más fuerza en darle un nexo a toda su película sin dejar de lado situaciones extravagantes; teniendo, eso sí, una excentricidad muy diferente. El problema con 'Scott Pilgrim contra el mundo' es que está tan obsesionada con incluir tanto como pueda del cómic, en hacer una adaptación perfecta, que a veces olvida que no va a ser posible que entre todo. Así, ciertos elementos que en la obra original guardan un subtexto, una razón de ser, y complementan a la perfección lo que el autor quiere decir; en la película son simples gags, dirigidos y llevados con maestría pero mucho más vacuos en contenido.
Como cualquier filme, todas estas situaciones demenciales son usadas para contar una historia. Quizás la razón de ser no se comunique con total eficacia, sin embargo, el relato es narrado con la firmeza que caracteriza a Wright, con mucha meticulosidad y haciendo gala de un humor gráfico excelente, y con un reparto muy acertado para llevarlo a cabo. Michael Cera está bien en el papel protagonista, pero es Kieran Culkin quien se come la pantalla a cada minuto que aparece en pantalla, gracias también al fantástico personaje que le toca interpretar: Wallace, el compañero de cuarto de Scott.
Porque, de hecho, ni Wright ni Michael Bacall, encargados del libreto, se olvidan de dedicar tiempo a profundizar en los personajes. O casi. Ramona Flowers es un amor mayormente por Mary Elizabeth Winstead, ya que por sus actos tampoco lo llega a representar; ni es un desastre ni es totalmente plana, pero su evolución no queda tan clara como la de Scott. Para terminar de rematarla, el macguffin que se le presenta en el último tercio es ridículo: llevado con humor pero digno de películas mucho más mediocres que esta.
Scott contra el aburrimiento
En definitiva, 'Scott Pilgrim contra el mundo' es la película más extrema de Edgar Wright. Hasta el momento, claro. Sin ser nada de eso realmente malo. Durante su realización aún no había finalizado el cómic en el que se basa, por lo que la falta de final en que inspirarse se ve reflejada en la falta de dirección de algunas de las tramas o en esa superficialidad que algunas de las secuencias contienen. Y aun así, resultó en una película estupenda; con un subtexto simple, conciso, pero muy presente; y divertida hasta límites insospechables. Rodada con un pulso envidiable, 'Scott Pilgrim' te lleva de un plano al otro sin que prácticamente te des cuenta de ello y al final del camino deja un sabor de boca magnífico. Un pastiche de referencias continuas cuya finalidad es contarte otra cosa, sin dejar de aprovechar todas esas alusiones tanto para divertirte como para crear su discurso.