'15:17 Tren a Paris', la última película de Clint Eastwood, ya está en cines, y con ella, el director responsable de 'Gran Torino' o 'Million Dollar Baby', nos narra la historia de los tres estadounidenses que consiguieron detener un atentado terrorista en un tren con destino a París en verano de 2015. Para su realización, Eastwood decidió salirse de los estándares y no apostar por contratar a actores profesionales para interpretar a los tres protagonistas de la película, sino que en su lugar, el cineasta decidió trabajar con las propias personas reales que evitaron el atentado en el tren: Anthony Sadler, Alek Skarlatos y Spencer Stone. Pero, ¿por qué Eastwood llegó a tomar esta decisión para llevar a cabo la película?
Recientemente, Eastwood ofreció varias declaraciones sobre su nueva película para The Hollywod Reporter, aprovechando para revelar los motivos que realmente le llevaron a tomar la decisión de trabajar con los auténticos héroes de su historia. En dichas declaraciones, el director señaló que a pesar de creer que hay grandes actores que podrían haberse puesto bajo la piel de Sadler, Skarlatos y Stone, su presencia en la película interpretándose a si mismos y reviviendo el hecho le aportaba al proyecto una gran dosis de heroísmo:
"Creo que hay algunos actores maravillosos que podrían haber interpretado esto, pero hay algo acerca de este proyecto en particular, el heroísmo que estaba involucrado y la forma en la que lo manejaron, que era simplemente única, así que pensé en probar esto aquí. Y solo dije: «Creo que voy a intentarlo»", explicó Eastwood.
Además, el director, declaró también que para compensar la falta de experiencia profesional del elenco de la película, utilizó diferentes métodos para lograr la improvisación y la naturalidad por parte de todo el equipo de actores no profesionales que formaban parte del proyecto: "Muchas veces enciendo la cámara cuando nadie lo sabe y sigo rodando cuando nadie lo sabe. Tienes pequeños trucos que vas puliendo a lo largo de los años", matizó Eastwood.
Eastwood no convence a la crítica
'15:17 Tren a París' no ha sido muy bien recibida por la crítica, encontrándose ante una recepción muy tibia por gran parte de muchos medios especializados. En portales como The Hollywood Reporter señalan que la cinta de Eastwood "no tiene ni dinámica interna, complejidades, matices, revelaciones de los personajes, humor ni, sobre todo, conflictos dramáticos", mientras por otro lado, también se puede encontrar alguna que otra reseña positiva, como el caso de la de The New York Times, que a pesar de matizar también la simplicidad de su carga dramática, alaba el trabajo de Eastwood tras las cámaras señalando que "la forma que tiene de abordar la tarea es precisamente lo que hace a la película fascinante y emocionante".
Las 5 mejores y 5 peores películas de Clint Eastwood
Mal: 'Jersey Boys'
Carente de ritmo, vida y alma, dirigida con desgana absoluta y con un conjunto de interpretaciones lamentables,'Jersey Boys', historia sobre los Four Seasons, conjunto musical que tampoco se puede decir que escribiera una página dorada dentro de la música, supone el punto más bajo en la última etapa de la carrera de Eastwood. Una trama que mezcla comedia, thriller mafioso y musical con una pereza contagiosa, sin dar con la tecla de ninguno de los tres géneros, complicando un argumento que por muchos flashbacks a los que recurra, saltos en el tiempo y dramas humanos de andar por casa, no consigue mantener el interés de ninguna de las maneras.
Todo es rutinario, frío y se observa con distancia, indiferencia, perdiendo la esperanza de que ocurra algo, lo más mínimo, que salve la función. Y no ocurre. Nada. Absolutamente nada.
Bien: 'Cartas desde Iwo Jima'
Cuando se anunció la decisión de Clint Eastwood de contar la batalla de Iwo Jima mediante dos películas, 'Banderas de nuestros padres' y 'Cartas desde Iwo Jima', que reflejarían este terrible episodio de la guerra del Pacífico desde el punto de vista americano y japonés, muchos cometimos el error de adjudicar el triunfo previo a la primera de ellas. Pero, sorpresas te da la vida, la segunda terminó alzándose con una victoria de esas que, además, finalizan con un resultado aplastante.
Y es que Eastwood, que había caído en ciertos automatismos demasiado evidentes en 'Banderas de nuestros padres', consigue en esta ocasión un drama magistral, emocionante, que plasma el horror de la guerra desde la profundidad psicológico y la tradición, el respeto y la lealtad, el miedo y la condena a sobrevivir. Se trata de la última obra maestra de un genio al que llevamos esperando demasiado tiempo pero en el que no dejamos de creer ni un solo segundo.
Mal: 'Ruta suicida'
'Ruta suicida', más que una película, es una sucesión de tópicos carcomidos por el paso del tiempo, anulados por una mezcla de solemnidad y ridículo que nunca casan bien y en la que Eastwood nunca parece encontrarse cómodo. Incapaz de encontrar nunca el tono y ritmo adecuado en una propuesta carente de sentido del espectáculo y obsesionado con anular completamente el interés dramático de sus personajes, 'Ruta suicida' es la nada más absoluta, el entretenimiento ausente, el estereotipo arruinado por la falta de interés de sus responsables, con Clint a la cabeza, hacia una historia que nunca termina de despegar o transmitir algo más allá del bostezo. No es un trabajo menor. Es un trabajo inaceptable.
Bien: 'Mystic River'
'Mystic River', el thriller más redondo de la carrera de Clint Eastwood y uno de los mejores de la pasada década, es un ejemplo de la maestría que adquirió un director que, paso a paso y película a película, alcanzo el estatus de clásico. Sin prisas, pero sin pausas. Y es que, tras bajar el listón alcanzado con el maravilloso tridente formado por 'Sin perdón', 'Un mundo perfecto' y 'Los puentes de Madison', con películas como 'Space Cowboys' o 'Deuda de sangre', Eastwood estrenaba una obra redonda, una película oscura, asfixiante, sombría, llena de gritos callados y tensión.
Con un reparto espectacular que completaba la jugada maestra con interpretaciones sacadas directamente de las entrañas, especialmente unos brutales Sean Penn y Tim Robbins, ambos ganadores del Oscar a Mejor Actor y Mejor Actor Secundario por su trabajo, 'Mystic River' continúa siendo, a día de hoy, uno de los trabajos más destacados de la filmografía de Clint. Y eso que lo mejor estaba por llegar. Exactamente, un año más tarde, y de la mano de una boxeadora.
Mal: 'Impacto súbito'
La única película de Harry El Sucio dirigida por Clint Eastwood fue esta cuarta entrega que, lejos de sumar virtudes teniendo en cuenta el talento del actor detrás de la cámara, se convirtió en la peor de la saga. Y eso que sus compañeras, exceptuando la primera parte, tampoco eran nada del otro mundo. Pero es que, en esta ocasión, Clint deja todo, absolutamente todo, sobre los hombros del personaje protagonista, tan icónico en las formas como vacío en el fondo. De esta forma, 'Impacto súbito' termina sumida en una indiferencia absoluta, una repetición de tics ya vistos y la sensación de que el Eastwood actor es el único que disfruta de la función. Tanto que se le olvida dirigir.
Bien: 'Million Dollar Baby'
Y así llegamos hasta la mejor película de Clint Eastwood, la joya de la corona, esa cima cinematográfica que resume con inigualable maestría todas las virtudes excepcionales de un director único. Vendida de manera indefendible como una historia de superación deportiva al más puro estilo 'Rocky', inmediatamente después de producirse su estreno se desveló la verdadera naturaleza de 'Million Dollar Baby', un drama humano de primer nivel, una historia conmovedora y trágica, capaz de despertar un más que interesante debate ético y moral que colocaba al espectador en el lugar más adecuado posible.
Y es que la mano experta de Eastwood para emocionar a través de la contención y los pequeños gestos brilla con especial intensidad en esta obra maestra apabullante en su sencillez, que desarma con contundencia al corazón más fuerte, que coloca el nudo en la garganta y se cierra con uno de esos planos finales que forman parte, con toda justicia, de la historia del cine. Cuatro Oscar, incluyendo el de Mejor Película y Mejor Director, pusieron punto y final a la trayectoria de una película inolvidable, necesaria, imprescindible.
Mal: 'Firefox'
'Firefox', acompañada en su título en castellano con 'El arma definitiva', es uno de esos trabajos en los que Clint decidía dirigir sin leer el guión. Porque no existe otra razón para entender porque Eastwood se metió de lleno en una propuesta sin pies ni cabeza que anula en su segunda mitad, involuntariamente cómica y narrativamente desastrosa, los pequeños logros que se encuentran en un primer tramo en el que el espionaje es el gran protagonista.
Y es ahí el lugar en el que se empieza a intuir a un director inteligente, efectivo y resolutivo a partes iguales. Lamentablemente, como si de una moneda al aire se tratara, las opciones de victoria terminan destruidas con la cruz final. Fuegos artificiales que terminan por ahogar todas sus (pocas) virtudes.
Bien: 'Los puentes de Madison'
¿Quién nos iba a decir que una de las mejores películas de la filmografía de Eastwood sería un drama romántico protagonizado por él y Meryl Streep? Probablemente, nadie. Desde luego, cuesta imaginar esta afirmación en boca de los espectadores que en 1995 acudieron a su cine más cercano para comprobar como el tipo más duro de la ciudad se ponía tierno junto a La Actriz Definitiva. Pero sí, los prejuicios y expectativas saltaron por los aires y todos nos quedamos profundamente conmovidos con una de esas historias de amor inolvidables que nos empujan hacia la lágrima más agradecida y cómplice, aquella que se aleje del robo lacrimógeno y las trampas de manual.
Todo en 'Los puentes de Madison' tiene el aroma de los grandes clásicos, el ritmo perfecto para narrar con pulso de hierro un amor imposible que finaliza con uno de los grandes clímax que ha conocido el género en toda su historia. Lluvia, un coche, la decisión definitiva y los rostros de dos personas que son conscientes de que la soledad les terminará acompañando para siempre. Un prodigio dramático en toda regla.
Mal: 'El principiante'
La característica más incomprensible de 'El principiante', y eso que tiene unas cuantas, es que apareció en un momento de la carrera de Eastwood en la que el actor acaba de firmar una de sus obras más cautivadoras e incomprendidas, 'Bird', fascinante biopic de ese héroe perdido del jazz llamado Charlie Parker. Además, inmediatamente después de estrenar este anodino ejercicio de cine policíaco anclado en cien lugares comunes, Clint se resarciría con 'Cazador blanco, corazón negro', notable reflejo de las circunstancias que rodearon el rodaje de 'La reina de África', de John Huston. Dos películas, previa y posterior, que sirvieron para que olvidásemos una propuesta tan insuficiente y fallida como 'El principiante'. Fórmula vieja y gastada.
Bien: 'Sin perdón'
Con 'Sin perdón', Eastwood recogió el guante que John Ford había dejado en el aire con la apabullante 'El hombre que mató a Liberty Valance' y retomó la senda del western crepuscular forjado por la soledad del héroe, el pesimismo en medio de las balas, los silencios en blanco y negro, el debate moral antes de cada disparo, los demonios omnipresentes. Sergio Leone, maestro al que Clint superó a base de esquivar las claves más representativas de las películas que llevaron a cabo juntos, había llevado al género a otro lugar, ni mejor ni peor, diferente, y su alumno devolvió esa profundidad psicológica, ese clasicismo olvidado a favor del éxtasis visual y la épica desmedida.
Esta obra maestra que respiraba grandeza en cada uno de sus fotogramas, está considerado por la inmensa mayoría como el mejor trabajo de Eastwood hasta la fecha. Y pese a que algunos conectamos de manera más fuerte con otras de sus propuestas, es indiscutible, e innecesario, cuestionar uno de los mejores westerns de la historia del cine, una historia repleta de personajes inolvidables que forman ya parte de algunos de los momentos imprescindibles del séptimo arte. Sencillamente, una película perfecta.