La historia de nuestro paso por el mundo cuenta con un gran número de episodios tan oscuros que ejemplifican con total crudeza lo cruel e ignorante que puede ser el ser humano. Pero es probable que se lleve la palma la época en la que medio Estados Unidos consideraba a hombres y mujeres como ellos no mano de obra, sino objetos que poseer, utilizar hasta que se rompen, comprar y vender. Hasta ahora, casi todas las películas que nos han querido mostrar ese terrible episodio de la historia, lo han hecho desde una posición muy lejana, para evitar que la vergüenza nos llegara a asaltar demasiado. Steve McQueen nos abre con '12 años de esclavitud' una ventana a la realidad, la más dura e injusta, y la más aplastante.
A través de las memorias de Solomon Northup, un hombre negro y libre que vivía en un estado del norte hasta que fue secuestrado y vendido como esclavo en el sur, nos metemos de lleno en un relato que tiene la capacidad de arrollarnos con toda la fuerza del odio que puede albergar el hombre. Pero el cineasta nos lo cuenta a fuego lento, haciendo que los casi doce años de tortura de Solomon se diluyan en la pantalla entre una fotografía llena de belleza, y un guión contundente y directo.
Al igual que ocurría con sus anteriores películas, McQueen apuesta por acercarnos lo máximo posible a los personajes de '12 años de esclavitud', haciendo que no podamos escapar de lo que nos quiere mostrar. Hay primeros planos que transmiten más que el golpe de un látigo, como una simple mirada a cámara de Chiwetel Ejiofor. Sólo sus ojos son necesarios para mostrar el peso de todas las experiencias que ha vivido su personaje. Pocos actores pueden reflejar con su mirada casi once años de represión. En eso sigue notándose la mano artista de McQueen, que quizás haya optado por una narración visual más convencional que en sus anteriores trabajos para alcanzar a un público mayor de lo habitual. Nos encontramos ante un filme algo más accesible, con menos toques de autor, compensado por la propia fuerza y dificultad del relato del protagonista.
'12 años de esclavitud' no se anda con rodeos para presentar las penurias que sufrió Solomon, pero tampoco se regodea en la violencia gratuita, no lo necesita. La intensidad irá creciendo a medida que avanza la película, a modo de preparación para subir un peldaño más en la crueldad que se descarga contra Solomon, Patsy o demás esclavos. Muchas veces parecerá que duele más el maltrato psicológico que el físico, y en este tipo de detalles se encuentra lo magnífico que es este relato. Nunca antes la discriminación se había plasmado de una forma tan arrolladora.
La esencia radica en los personajes que vamos conociendo, y en el talento de los actores que los interpretan. Prácticamente todos los componentes de esta historia son odio puro, o ignorancia, o simple agresividad, pero todos muestran los recovecos más tenebrosos del ser humano. Puede ser con la desenfrenada agresividad de Epps, interpretado por un Michael Fassbender que sigue en estado de gracia, increíble lo que es capaz de hacer McQueen con él. Conquistará como uno de los personajes más crueles de los últimos años. Pero también puede ser con la impasibilidad de Ford, personaje de un también gran Benedict Cumberbatch, que no será tan despiadado, pero no por ello deja de ser igual de horrible que Epps. De nada sirve la amabilidad si sigue viendo a los esclavos como mercancía. Y así, casi todos los personajes que se cruza Solomon, tanto amos como esclavos, nos presentan el caleidoscopio más vergonzoso en el que se ha reflejado ser humano. Cada secundario aporta su grano de arena para que esta historia sea más que memorable.Esclavo a la fuerza, esclava por naturaleza
Pero mención especial requieren Chiwetel Ejiofor y Lupita Nyong'o. De él hay que decir que es impresionante su capacidad de transmitir el dolor de su personaje, es de esas interpretaciones con las que nos olvidamos de quién tenemos delante. Inmersiva, intensa, la actuación del británico pone la piel de gallina, una de las más emotivas del año. El caso de Nyong'o me recuerda mucho al de Anne Hathaway en 'Los Miserables'. No necesita mucho tiempo en pantalla para atraparnos y hacerse con la escena, para conmover en milésimas de segundo. Sin duda es todo un descubrimiento, y convierte a Patsy en uno de esos papeles que dejarán huella. No me extrañaría que heredara también la estatuilla de Fantine. Además, sirve como contrapunto para comparar la mentalidad de alguien nacido esclavo y la de alguien que ha sido arrastrado a la fuerza a este mercado humano.
Pero lejos de quedarse solamente con las interpretaciones, '12 años de esclavitud' consigue ser redonda por contar con unos escenarios increíblemente bellos, una ambientación casi onírica que sirve como opuesto a lo que ocurre en esas localizaciones. Todo acompañado por un Hans Zimmer sutil, que sabe utilizar los silencios para no quitar peso a los terribles acontecimientos, utilizando una composición poco original, pero muy adecuada para el relato. Sin embargo, la clave más importante de esta película es que por fin miramos a los ojos a uno de los periodos más deshonrosos de la Historia, sin regodearnos en la violencia gratuita, pero sin escondernos de ella. '12 años de esclavitud' es un filme sincero, valiente y tan completo que consigue que, a pesar del sufrimiento y la crudeza, a pesar de salir del cine sintiendo vergüenza por pertenecer a la misma especie que Epps o su esposa, sepamos que tardaremos en ver una película que muestre los errores del pasado con un latigazo tan directo a nuestras emociones.