Nacidos bajo el sello de Marvel Comics como un equipo de superhéroes nacionales al estilo de los Alpha Flight canadienses (de hecho, su primera aparición tuvo lugar en la colección de estos), los japoneses Big Hero 6 han sufrido un profundo lavado de cara en su salto al cine, convirtiéndose en un nuevo vehículo de la compañía del ratón Mickey para vender merchandising. Por suerte, a diferencia de otras sonadas producciones como 'Cars' y sucedáneos, Don Hall y Chris Williams conciben un divertido entretenimiento que aúna la comedia más tierna con una acción muy espectacular.
Estas dos, la tierna comedia y la acción, son las características claves de este film, pensado para el disfrute de toda la familia gracias, en gran medida, a personajes como Baymax (el adorable robot inflable que acompaña al pequeño Hiro en sus aventuras) y al mensaje inherente de confiar en uno mismo y apoyarse en la familia y amigos como herramientas para superar cualquier adversidad. Como el propio Baymax, la película tiene una vocación servicial, de agradar y satisfacer a todo el mundo, lo que la lleva a ser políticamente demasiado correcta, muy blanca y carente del fondo reivindicativo de obras recientes como 'Frozen: El reino del hielo o 'Enredados' (por ceñirnos a título en los que no esté involucrada Pixar) que aludían, metáfora mediante, a la "salida del armario" y la aceptación de uno mismo la primera, y a la liberación e independencia femenina, la segunda (Rapunzel coge [en sentido figurado y literal] la sartén por el mango en la cinta).
Aquí, causa o consecuencia del ya algo trillado fondo, el sextete protagonista muestra un pobre abanico de matices. Cierto es también que más allá del personaje de Hiro (teórico protagonista de la propuesta) y su relación con Baymax (quien de verdad se lleva todos los focos), los directores están más interesados en tratar la dinámica de grupo que en profundizar en los diferentes caracteres. Los Fred, Go Go, Wasabi y Honey Lemon están perfilados con brocha gorda, pero como conjunto funcionan muy bien, dando lugar a escenas de lo más divertidas.
Un villano con más teatro que carisma (ideado para el lucimiento de sus animadores en las secuencias de acción), la evidente falta de guiños y referencias al universo superheróico, apostando por menciones de marca blanca (algo extraño cuando Disney es la poseedora de Marvel y no falta la ya obligada aparición estelar del padre de todos, Stan Lee), cuando por el contrario '¡Rompe Ralph!' fue un festín gamer, y la pereza de un guion que no se atreve a jugar, hacen de 'Big Hero 6' un título de más artificio que fondo.
Una muy entretenida propuesta, sin duda, con un personaje, Baymax, que pasará al imaginario de toda una generación y venderá muñecos y peluches como rosquillas, pero que a ojos adultos se queda un poco coja en comparación con películas recientes, dentro y fuera de la compañía.
No es país para viejos
O también valdría el "donde dije digo, digo Diego". Si sois madres, padres o tenéis infantes a los que conquistar, no dudéis ni por un instante en llevarles a ver 'Big Hero 6'. Ellos, y solo ellos, son el auténtico público objetivo de esta película. Su trama sencilla, pero bien armada, su despliegue visual alucinante lleno de colorido (aquí nunca fallan), y su canto a la multiculturalidad como telón de fondo hacen del penúltimo clásico Disney un film para pasar un estupendo rato en familia y ¿por qué no? creer en superhéroes.