Dirigida por el ruso Sergei Bodrov y protagonizada por Tadanobu Asano, Aliya, Tegen Ao, Ying Bai, Khulan Chuluun, Bao Di, Bayertsetseg Erdenebat y Deng Ba Te Er, 'Mongol' ha sido nominada a los Óscar de este año como Mejor Película Extranjera en representación de la República de Kazajstán.
Hablada casi íntegramente en mongol, la película cuenta la historia del joven Temudjin, el hijo del Khan, que tras el envenenamiento de su padre será repudiado y esclavizado, y deberá sobrevivir a una constante persecución hasta que, ya adulto, derrote a sus enemigos y se erija como el mayor soberano de los mongoles bajo el nombre de Genghis Khan.
Desmontando a Genghis
A modo de biopic en clave épica a la par que intimista, 'Mongol' sería el equivalente euroasiático a, por ejemplo, títulos como 'Braveheart' o, yendo mucho más atrás en el tiempo y entrando ya en símiles más conceptuales que prácticos, la 'Odisea' de Homero. De hecho, con ambos ejemplos comparte tanto buena parte de su argumento, incluído un móvil tan humanizador como puede ser el amor, como sobretodo un bagaje tanto físico como existencial, un éxodo que se convertirá en el viaje iniciático que forjará la leyenda final.
A diferencia de buena parte de las grandes producciones hollywoodienses o incluso de las asiáticas, 'Mongol' centra buena parte de sus esfuerzos en mitificar a la figura de su personaje central humanizándolo, principalmente, concediéndole un gran amor, Börte, detonante de la historia y fuerza interior de Temudjin en los momentos de flaqueza. De este modo, 'Mongol' no se centra ni en la política ni en las batallas, sino en los propios personajes, gracias sobretodo a un ritmo sosegado y a una escasez de diálogos en favor de las miradas, los gestos y las secuencias contemplativas, potenciadas por una fotografía paisajística simplemente espectacular.
Así pues, 'Mongol' mantiene ciertas semejanzas estéticas con, por poner un ejemplo reciente, 'El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford', si bien Sergei Bodrov no escatima recursos en las bellas a la par que brutales secuencias de acción, a excepción quizá de una decepcionante batalla final que se antoja más esbozada que retratada. De hecho, a medida que la película avanza, la épica y los efectos especiales tratando de emular a una superproducción al uso cobran cada vez más fuerza, desmereciendo buena parte de la labor intimista que predomina durante la mayor parte de su metraje. Eso, y un tramo central quizá en demasía alegórico que ralentiza bastante el ritmo de una película ya de por sí pausada.
Por otro lado, merece destacar la labor de Tadanobu Asano, a quien hemos podido ver en películas como 'Ichi the Killer', 'Gohatto', 'Zatoichi', 'Vidas truncadas', 'El sabor del té' o 'Hana', y que logra monopolizar nuestra atención a base de gestos y lenguaje corporal, convirtiendo a su personaje en un ser de carne y hueso con grandes ideales, y no en una figura mitificada.