Dicen que el director Alfred Hitchcock se compró un ejemplar de la novela 'Psicosis', de Robert Bloch, en una pequeña tienda de aeropuerto cuando se disponía a regresar unos días a su Londres natal tras el estreno de 'Con la muerte en los talones' (1959), y que quedó tan prendado de la esencia de la historia que no tuvo dudas de que esa sería su siguiente película. Se estrenaría un año más tarde, en 1960, y aunque hoy es considerada una obra maestra no sólo en su género, sino también de la Historia del Cine, no fueron pocas las vicisitudes que tuvo que superar este inquietante thriller de terror. En su cincuenta y cinco cumpleaños, nos damos una vueltecita por el Motel Bates para descomponer, letra a letra, algunos de esos avatares:
1 P, de Paramount
Aunque Hitchcock producía sus películas a través de su propia productora Shamley Productions, el cineasta tenía firmado un compromiso contractual con Paramount Pictures para realizar un número determinado de largometrajes, además del popular show televisivo 'Alfred Hitchcock presenta'. En Paramount sabían que el director de 'Atrapa a un ladrón' y 'Vértigo' se había comprometido con Universal, y se resistían a que la película que finiquitara su relación profesional fuese una que en los propios estudios habían rechazado por "perversa" y "violenta". Finalmente, Hitchcock produjo 'Psicosis' bajo el amparo de Paramount (con el compromiso de que costaría menos de un millón de dólares) con el equipo de televisión rodando en los estudios Universal. Una circunstancia cuanto menos curiosa.
2 S, de Stefano
James Cavanaugh fue el primer guionista contratado para la adaptación cinematográfica, pero su trabajo no convenció en absoluto a Hitchcock. A regañadientes, aceptó la recomendación de su agente Ned Brown de darle una oportunidad (al director no le gustaba trabajar con guionistas novatos) al emergente Joseph Stefano; el joven logró convencer al cineasta con su tratamiento de la historia, centrándola en el personaje de Marion Crane para luego, inesperadamente, eliminarla en el primer acto. Ese desconcertante giro, radicalmente inusual en el cine de la época, fue determinante para ganarse la confianza del director.
3 I, de imagen
El cineasta tuvo claro desde el principio que rodaría en blanco y negro para evitar que la película fuese visualmente "demasiado sangrienta". La fotografía principal comenzaría el 11 de noviembre de 1959 y se prolongaría hasta el 1 de febrero de 1960, casi toda en los estudios Universal, donde se construyeron, por ejemplo, el famoso motel Bates y la no menos célebre casa. Aunque ya hemos comentado que para este rodaje se empleó equipo técnico y humano de la televisiva 'Alfred Hitchcock presenta', el director contó con colaboradores habituales como el montador George Tomasini, el compositor Bernard Herrmann y al diseñador Saul Bass, quien confeccionó no sólo los famosos créditos iniciales de la película sino también un elaborado storyboard de la secuencia de la ducha. Bass, por cierto, fomentó durante años el bulo de que dicha escena la había dirigido él personalmente, y no Hitchcock, afirmación que tanto los miembros del equipo como distintos historiadores se han encargado de desmentir categóricamente.
4 C, de casting
Otra de las grandes aportaciones de Stefano fue la descripción de Norman Bates. En la novela, Bates era un hombre orondo y antipático, casi repulsivo; el espectador no lograría empatizar con un personaje así que llevaría el peso (incluso cuando no está en escena) de dos tercios de la película, y lo cambió por un hombre joven, taciturno, huraño, que pudiera inspirar tristeza y melancolía. Hitchcock le adivinó el pensamiento: en su cabeza estaba Anthony Perkins, un actor de veintisiete años con la experiencia suficiente para soportar el papel pero que aún no tenía la condición de súper estrella.
No hubo dificultades a la hora de confeccionar el elenco, que se confirmaría rápidamente con las incorporaciones de Janet Leigh, como la huidiza Marion Crane; Vera Miles, en el papel de la abnegada hermana; John Gavin, interpretando al amante de la primera; y Martin Balsam, que sería el detective Arbogast. La propia hija del director, Pat Hitchcock, tuvo un pequeño papel como compañera de oficina de Marion. Por cierto, para mantener cierta incertidumbre (ya desde la preproducción), el propio Hitchcock se encargó de airear el rumor de que haría un casting para encontrar a la actriz que interpretase a la madre de Norman Bates...
5 O, de osadía
El momento por excelencia que define no sólo la película, sino la propia concepción del cine de terror de los años venideros, es un derroche de talento, osadía, genialidad y maestría. Y todo, en un cuarto de baño. Se han escrito cientos de libros, tesis y estudios acerca de esta secuencia antológica. Algunos breves datos representativos: por ejemplo, se calcula que el montaje tiene cerca de cincuenta cortes en apenas tres minutos de duración, se tardó siete días en rodar y que, a pesar de los rumores, nunca se utilizó una doble para los planos del asesinato. Sí es cierto que se contrató a otra chica como doble de luces para los ensayos, y que era ésta la que posteriormente es arrastrada y envuelta en la cortina de plástico, pero en todos los planos e insertos principales quien aparece es propia Janet Leigh.
Tampoco es verdad que Hitchcock conectara sin avisar el agua fría para provocar los gritos de la actriz; más bien al contrario, el director estaba tan preocupado por la comodidad de su protagonista que el vapor del agua caliente llegó a estropear alguna toma. Un error de previsión dio pie a uno de los fallos más emblemáticos de la escena: Janet debía haber llevado unas lentillas que le dilatasen las pupilas, pero nadie le avisó de que debía llevarlas durante unas seis semanas previas para que sus ojos se adaptaran, por lo que fueron descartadas. El sonido de las puñaladas fue reproducido por un técnico, acuchillando un melón en el propio set de rodaje. Y, aunque en un principio Hitchcock imaginó la escena sin música, la mítica composición que hizo Herrman titulada 'The Murder' le hizo cambiar de parecer.
6 S, de secreto
Alfred Hitchcock sabía de antemano que la clave del éxito de la película radicaba en que nadie supiera nada de la misma cuando se sentara delante de la pantalla. En una decisión casi sin precedentes, lanzó una campaña en la que prácticamente obligaba a las salas a prohibir la entrada una vez comenzada la proyección; al principio hubo protestas por parte de los propietarios de los cines, pero las largas y expectantes colas que se formaban a las puertas las acallaron rápidamente. El director prohibió a los actores hacer campaña promocional para evitar que, accidentalmente, desvelaran algo que no debieran; Paramount puso el grito en el cielo, pero la promoción que realizó el propio Hitchcock funcionó a las mil maravillas. Por último, rechazó hacer pases de prensa previos al estreno, y los cronistas sólo podrían ver el film al mismo tiempo que el público en general; esto no sólo no provocó críticas negativas (como se temía en un principio); más bien al contrario, aceptaron y comprendieron el juego para beneficio de la película y de los propios espectadores.
7 I, de inspección
Curiosamente, la famosa escena de la ducha fue la que dio menos problemas a la hora de sortear la censura, debido a que los inspectores de la época no se ponían de acuerdo sobre si se veían o no los senos de Janet Leigh. Mucho más difícil fue convencerles de que debía mantenerse la relación amorosa (y clandestina) entre los personajes de Marion (Leigh) y Sam (Gavin). Y donde más dificultades hubo fue en los planos del retrete: hasta aquel momento, este elemento del cuarto de baño jamás había aparecido en película o programa de televisión alguno, y a la censura parecía producirle mucha más inquietud que los sostenes de la protagonista...
8 S, de secuelas
Se dice que con 'Psicosis' comenzó el subgénero de terror slasher, y que su influencia ha llegado hasta nuestros días. Su atmósfera y sus personajes han influido en cierta medida en películas como 'Vestida para matar' (Brian De Palma, 1980), 'El silencio de los corderos' (Jonathan Demme, 1991) o 'Ed Gein' (Chuck Parello, 2000), ésta última basada en los crímenes del psychokiller real que inspiró levemente la novela de Robert Bloch. También el personaje de la (dominante) madre ha inspirado, en tono paródico, algunas situaciones de las teleseries 'Los Simpson' y 'The Big Bang Theory'.
Se hicieron tres secuelas cinematográficas oficiales ('Psicosis II: El regreso de Norman', 'Psicosis III' y 'Psicosis IV: El comienzo'), cada una más floja que la anterior y todas protagonizadas por Anthony Perkins; dos películas no oficiales ('Bates Motel' y 'A Conversation With Norman'), ambas para la pequeña pantalla; un desastroso remake, 'Psycho' (Gus Van Sant, 1998); y una exitosa serie de televisión, 'Bates Motel', de la que acaba de emitirse la tercera temporada y hay anunciadas al menos dos más. La película 'Hitchcock' (Sacha Gervasi, 2012) recreaba, de manera más o menos fiel, algunos de los aspectos de la producción y el rodaje de 'Psicosis'.