Llegó hace cuatro décadas sin hacer mucho ruido y se ganó nuestra admiración y nuestros corazones: Rocky Balboa, con rostro y alma de Sylvester Stallone (recordemos que este personaje es una creación propia del actor, quien escribió el guion de la primera entrega de la saga), se ha levantado de la lona cada vez que lo han querido tumbar, y así ha aguantado desde que le viéramos por primera vez en un ring a mediados de los años setenta.
Sobrevivió a la desmesura de la fama, al lado oscuro y amargo del deporte, a la Guerra Fría, a jóvenes aspirantes sin respeto ninguno por las leyendas, al plomazo de su cuñado y a algunas películas ciertamente sonrojantes. Y tras el unánime aplauso de 'Rocky Balboa', estrenada hace ahora diez años y considerado como el canto del cisne del Semental Italiano, la reciente 'Creed' (Ryan Coogler, 2015) lo rescata del asilo para transmitir sus conocimientos al hijo de quien fuera su primer rival y luego su mejor amigo.
Una carrera tan longeva da para muchos momentos para el recuerdo; recordamos a continuación algunos de los más memorables de una serie fílmica incomparable.
Los mejores momentos de la saga 'Rocky'
Antes de ser leyenda
No es una gran escena. No hay épica ni belleza en el combate. Pero es la contundente carta de presentación del héroe más grande del cuadrilátero fílmico que jamás ha dado la Historia del Cine: Rocky Balboa (Sylvester Stallone), alias El Semental Italiano, un púgil de tercera rozando la treintena, zurrándose a base de bien contra un rival de similar categoría por unos míseros pavos en un tugurio de mala muerte. Su contrincante, Spider Rico, es interpretado por el boxeador en la vida real Pedro Lovell. El rótulo sobreimpresionado con la fecha (25 de noviembre de 1975) data el nacimiento de la leyenda.
La forja del campeón
A través de un importante promotor (Thayer David), Rocky recibe la noticia de que es el don nadie elegido por el campeón de campeones Apollo Creed (Carl Weathers) para jugarse el título mundial de los pesos pesados. Balboa sabe que no tiene ninguna posibilidad, pero aun así se somete a un rigurosísimo entrenamiento que incluye jogging urbano a las cuatro de la mañana, golpear a puño limpio a gigantescos trozos de carne sin procesar y, sobre todo, subir en tiempo récord la famosa escalinata frente al Museo de Arte de Filadelfia, un acto imitado por millones de turistas mientras tararean el famoso 'Gonna Fly Now' de Bill Conti. Tal fue la trascendencia de esta escena (repetida en algunas de las secuelas del film) que hoy día estos escalones son conocidos como Rocky Steps, y una gran estatua del personaje permanece junto a estos.
Primer combate contra Apollo
Apollo Creed, que ha montado un gran circo alrededor del combate, se ve sorprendido por un eléctrico Rocky, que lo manda a la lona a poco de empezar la pelea. Contra todo pronóstico, el desconocido aspirante planta cara al vigente campeón durante unos larguísimos quince asaltos, llevándose este la victoria a los puntos tras una muy polémica decisión de los jueces. Pero para Rocky nada de eso importa: se ha mantenido en pie y, sin apenas poder ver, llama a voces a su amada (Talia Shire) para que se reúna junto a él. ¡Adriaaaaaan!
Campanas de boda
Rocky no quiere fama ni ser una celebridad. No le acepta la revancha a un desatado Apollo Creed, que quiere cerrar bocas ganándole al Semental por K.O. en un segundo combate. Balboa se casa con Adrian casi en la intimidad, alejado de focos y del exhibicionismo que tanto le gusta al afroamericano. Este es un momento clave, pues Adrian es y será no solo su compañera y madre de sus futuros hijos, sino su fiel apoyo, consejera, amiga, confidente y refugio.
La revancha
Acuciado por las deudas y con Adrian debilitada tras un parto complicado, Rocky vuelve a ponerse bajo la tutela de su viejo entrenador Mickey (Burgess Meredith) y acepta la revancha ansiada por Creed. Este segundo combate en la cumbre alcanza igualmente los quince asaltos, los dos púgiles acaban por los suelos, pero con Balboa algo más entero. El resultado es diferente: los jueces deciden que el de Filadelfia, al fin, es el nuevo campeón del mundo.
La muerte de Mickey
Un Rocky en la cumbre regresa de su segundo amago de retiro para enfrentarse a Clubber Lang (Mr. T), un aspirante tremendamente retador y agresivo. Sin embargo, un desagradable incidente entre este y Mickey provoca un infarto al veterano mánager. Balboa, más pendiente de la salud de su mentor que del combate, pierde el título ante Lang, pero consuela al viejo haciéndole creer que gracias a él sigue estando en lo más alto. Con la desaparición del entrenador (un verdadero padre, y no solo en lo deportivo), Rocky perderá uno de los apoyos fundamentales de su vida y de su carrera; una tragedia de la que se recuperará gracias al empuje no solo de su familia, sino de su antiguo rival Apollo Creed, quien, ya retirado, lo acompañará y animará para arrebatarle a Lang el título en una revancha que todos ansían.
Ivan Drago vs Apollo Creed
En plena Guerra Fría, un emergente y joven púgil ruso (Dolph Lundgren) viaja a los Estados Unidos dispuesto a hacerse con el título de campeón. La frialdad del boxeador y la actitud desafiante de la delegación soviética no provocan al retirado Rocky, pero sí a Apollo Creed, quien a sus cuarenta y dos años se ve capaz de bajarle los humos al aspirante Ivan Drago. Sin embargo, el casino-hotel Bally's de Las Vegas se convierte en testigo de un combate brutal en el que Drago propina tal paliza a Creed que terminará provocándole la muerte; un desenlace trágico y a la vez crucial para el devenir de la película y del resto de la saga.
Siberia
Herido por la pérdida de su amigo, ahora es Rocky quien viaja a la URSS dispuesto a darle lo suyo al mortal Drago en su propio terreno. Pero antes, para recuperar forma, sensaciones y físico, se somete a un exhaustivo y durísimo entrenamiento en el que, a falta de carne muerta o larguísimas escalinatas, Balboa se trabaja el cuerpo cortando y levantando gigantescos troncos, corriendo por la nieve y entrenándose en una austera cabaña (al tiempo que, en montaje paralelo, vemos al ruso ponerse a punto con lo último de lo último en alto rendimiento deportivo). A pesar de que este film es el más controvertido de la saga (por el innegable tufillo propagandístico que tiene), esta es sin duda una de las secuencias más memorables de toda la serie.
Recordando a Mickey
A pesar de ser toda una leyenda del deporte mundial, un Rocky en bancarrota regresa a su humilde barrio de toda la vida. Cuando entra en su antiguo gimnasio, y en la soledad del momento, recuerda algunos de los consejos que el viejo Mickey le dio quince años atrás, cuando preparaban aquel lejano y mítico primer combate contra Apollo Creed: palabras que entonces sonaban a simple motivación deportiva, pero que hoy Balboa interpreta como verdaderas lecciones de vida para afrontar el incierto futuro que se le presenta al veterano campeón.
Enfrentamiento con Tommy
A pesar de contar de nuevo con John G. Avildsen (director de la primera y laureada entrega) tras las cámaras, el no ver a Rocky enfundándose unos guantes y peleando en un ring fue uno de los muchos factores que contribuyeron al gran desapego que produjo esta quinta entrega entre los fans. Lo más parecido a un combate fue esta pelea callejera entre el ya veterano Balboa y el joven Tommy Gunn (Tommy Morrison), pero más por el significado implícito que por su propia puesta en escena: en esta secuencia, el enfrentamiento irreconciliable entre el mito del boxeo y quien había sido su pupilo evidencia la falta de carisma de Rocky como mentor deportivo. Al menos, se reconcilia con el hijo real (interpretado por Sage Stallone) a quien había dado de lado por aupar al emergente Tommy...
El gran discurso
En 2006, el ya viejuno Rocky aparcaría temporalmente su retiro como propietario de restaurante para volver one more time a subirse a un cuadrilátero; una idea que entusiasmaba a algunos y era visto con recelo por otros, entre ellos su propio hijo (encarnado esta vez por Milo Ventimiglia), que se siente perjudicado bajo la larga sombra de su popular progenitor. Balboa, simple y sencillo, nunca ha sido un tipo de muchas palabras (las cosas como son, lo suyo es expresarse con los puños en un ring). Sin embargo, es en este momento en el que lanza su más largo, emotivo y aleccionador speech: "La vida es dura y no deja de darte palos, pero hay que afrontarla, aguantar en pie y seguir para adelante, y negarse a eso o echarle la culpa a otros es ser un cobarde. ¡Y tú no eres un cobarde!". Toda una lección vital.
El último combate
El sexagenario Rocky vuelve a subirse a un ring, debiéndose enfrentar esta vez a otro joven gallito, Mason Dixon (Antonio Tarver). El enfrentamiento no tiene la épica de antaño (Dixon, desde luego, no es Apollo Creed, ni Clubber Lang, ni Ivan Drago), y en el fondo a Balboa le da igual el resultado que dictaminen los jueces: este combate viene a confirmarle como mito del deporte y, cinematográficamente, a resarcir el mal sabor que había dejado el quinto capítulo de la saga.
El encuentro con Creed Jr.
No queremos desvelar demasiados detalles sobre esta ¿séptima entrega? ¿spin-off?, pero a nadie se le escapa el momento más esperado de esta película: aquel en el que el joven Adonis Johnson (Michael B. Jordan), hijo del legendario Apollo Creed, se encuentra por primera vez con Rocky dispuesto a seguir los pasos de su padre para ser campeón del mundo. Balboa, reticente tras aquella nefasta experiencia con Tommy Gunn, acogerá bajo su tutela al vástago de su recordado amigo.