He visto pocos pueblos tan encantadores como Elizondo. Resulta imposible imaginar que aquí pueda pasar nada horrible. El valle de Baztán acoge este pueblo enmarcado en una naturaleza exuberante. Intimidados por montañas que nos rodean como silenciosos centinelas nos adentramos en las tierras en las que está teniendo lugar el rodaje de 'El guardián invisible'. La trilogía de Baztán, iniciada con 'El guardián invisible' y continuada con 'Legado en los huesos' y 'Ofrenda a la tormenta', se ha convertido en el último fenómeno editorial español. Traducida a más de 30 lenguas y devorada por más de 700.000 lectores, la novela de la donostiarra Dolores Redondo basa su éxito en una sugerente mezcla de thriller y terror sobrenatural, todo ambientado en el inhóspito escenario de las tierras del Baztán, en los confines de la frontera española con Francia. Otro de los alicientes principales de la novela es su protagonista, Amaia Salazar, una inspectora de la sección de homicidios de la Policía Foral de Navarra, un personaje femenino fuerte que ha conseguido cautivar al público gracias a una construcción realista y profundamente humana.
Esta historia comenzó hace muchos años, cuando la autora leyó en el periódico un espeluznante caso real que relacionaba la muerte de una niña con una secta. Un poco más tarde, cuando la novela ya empezaba a afianzar su condición de best seller , el director de cine Fernando González Molina compraba la primera entrega en un aeropuerto de camino a Miami. Según él mismo asegura, lo leyó de un tirón mientras sobrevolaba el atlántico. De vuelta a casa compró la segunda y la tercera entrega y las despachó con la misma fruición. Había tomado una firme decisión: debía hacer una película a partir de ese material.
El valle de Baztán, otro personaje más
Cuando uno entra en esta región comprende inmediatamente que la película no podía haberse rodado en otro lugar. La belleza del paisaje es abrumadora y te hace sentir insignificante entre una naturaleza indómita que parece haberse configurado durante milenios ajena a la presencia del hombre.
Al llegar al hotel en Pamplona nos espera un ejemplar de la primera novela en nuestra habitación. Pienso que no estaría de más echarle un vistazo al libro teniendo en cuenta que me han invitado al rodaje. Pronto estoy totalmente sumido en la narración y he perdido la noción del tiempo. Por la ventana compruebo como las calles que describe la novela se han teñido del azul oscuro de un atardecer que me ha pillado por sorpresa. Me doy cuenta de la capacidad peligrosamente adictiva que tiene el libro, y de como su ritmo vertiginoso es perfecto para una adaptación cinematográfica. Y lo más curioso de todo, mis ganas de visitar al día siguiente el set de la película aún se han acrecentado más. No debo de ser el primero que ha sentido la necesidad imperiosa de conocer Elizondo tras leer 'El guardián invisible'; los habitantes del pequeño pueblo han visto con regocijo como la afluencia de turistas se ha multiplicado, e incluso ya se ofrecen guías turísticas con visita a los lugares más emblemáticos de la trilogía.
A la mañana siguiente recorremos los 50 kilómetros que separan la capital de Navarra de Elizondo. El autobús entra en el pueblo bajo un cielo encapotado que promete lluvia. Antón Laguna, director de arte ganador de un Goya por 'Palmeras en la nieve' nos recibe a la entrada del pueblo; él va a ser el encargado de acompañarnos en un recorrido por algunos de los decorados de la película.
Mientras el autobús nos conduce a la primera localización, el director de arte, que ha trabajado en renombradas producciones como 'Celda 211' o 'No habrá paz para los malvados', nos comenta que para la película persiguen un look de thriller noruego o sueco. Me viene inmediatamente a la cabeza la saga 'Los hombres que no amaban a las mujeres', cuyo productor cinematográfico, Peter Nadermann, curiosamente fue el primero en adquirir los derechos de 'El guardián invisible'. El director de arte menciona otra referencia, la serie de televisión 'The Killing', cuya principal protagonista también es una mujer policía.
El primer lugar que visitamos es el hotel Baztán, a las afueras del pueblo. Lo observamos desde fuera, ya que, según nos indican, los interiores se rodarán en plató en Madrid las próximas semanas. A juzgar por su diseño desfasado podría haber sido construido alrededor de los años 80, aunque no puedo estar seguro. Su formas angulosas debieron de resultar rompedoras años atrás. Rápidamente nos vamos a la siguiente localización, una acaso más interesante. Nos abren la chirriante puerta de una carpintería abandonada, un imponente edificio de tres o cuatro plantas que nos recibe con una ráfaga de aire helado y enclaustrado. Antón Laguna nos conduce por el tétrico espacio alumbrando las tinieblas con una pequeña linterna. Un estrecho pasadizo flanqueado a la derecha por unos vigas en avanzado estado de descomposición desemboca en una sala relativamente amplia salpicada de los destellos que se cuelan por una apolillada cristalera. Camino totalmente absorto entre unos ajados muebles, maravillado con el realismo de unas telarañas que se han adueñado del lugar. La voz de Antón pide que no toquemos nada, que las telarañas son falsas. A punto estoy de pisar un gato muerto en el centro de la estancia. Observo como la piel tersa ha adoptado la forma del esqueleto del animal. Entre risas el director de arte asegura que el gato no es falso, que lo encontraron allí y que decidieron dejarlo. No se si creerlo, aunque el aspecto es demasiado real. Antón dice que la localización es muy importante porque aquí aparecerá una de las víctimas.
De camino a la siguiente localización pasamos por delante de un aserradero. El director de arte nos informa de que inicialmente no aparecía ninguna localización así en el guión, pero que decidieron incluirla por su espectacularidad. Desde las ventanas del autobús diviso pilas inmensas de troncos monstruosos y me acuerdo de una serie que también se inicia con el descubrimiento de una chica muerta: 'Twin Peaks'.
En un pueblo vecino a Elizondo visitamos un caserío de dimensiones mastodónticas. Antón nos asegura que aquí tendrán lugar algunas de las escenas más importantes de la película. La distribución de la casa es perfecta para el rodaje. Un piso está decorado como si perteneciese a la época actual, mientras que otro está decorado con elementos más antiguos, para grabar las escenas de flashbacks. Él último piso es un desván eminentemente espeluznante, su aspecto me recuerda al de algunos escenarios de películas míticas de terror, y parece perfecto para acoger alguna escena climática del film. Para cerrar el tour pasamos por delante de la comisaría de Elizondo. Ni siquiera bajamos del autobús porque según asegura Antón al igual que con el hotel el edificio solo se ha usado para rodar exteriores, los interiores se rodarán en Madrid. Antes de bajar del autobús Antón no señala hacia un edificio bajo con una gran placa en su fachada que reza 'Mantecadas Salazar, fundada en 1865'. Obviamente la placa es falsa y solo ha sido colocada para ambientar otro importante escenario de la película, pero el pueblo ha quedado tan encantado con el aspecto que ha pedido a los responsables del film que no retiren la placa, así que en principio allí se va a quedar.
Nos colamos en el rodaje
Tras una rueda de prensa con el director de la película, Marta Etura, Carlos Librado, y Dolores Redondo, asistimos al rodaje de una de las secuencias del film protagonizada por Marta Etura en la piel de Amaia Salazar. En la secuencia pudimos ver cómo el personaje de Amaia cruzaba por uno de los principales puentes de Elizondo, perseguida por las miradas críticas y desconfiadas de los habitantes del pueblo. La cámara sigue su avance paralelamente mediante un travelling. Como el sol ha empezado a salir y quieren que la escena tenga un tono frío y húmedo, una manguera riega continuamente el suelo del set.
El director da la toma por buena y el equipo recoge el material a un ritmo vertiginoso para trasladarse a otra localización. Un equipo de segunda unidad se queda grabando en el río bajo el puente. Cuando todos los medios se han ido, se ve el cuerpo hinchado de un perro muerto aparecer flotando por debajo del puente y navegar río abajo. La escena me sobresalta por su truculencia y por un momento no se si lo que veo es real o no.
Tras una agradable entrevista con Dolores, la responsable de todo esto, es momento de ir a disfrutar de la exquisita comida del norte de España y prepararse para volver a Madrid. Una pena que el tiempo haya pasado tan rápido. La sensación que me deja la visita es que 'El guardián invisible' es una película a la que sus responsables le están dedicando mucho trabajo y cariño, y a la que no habrá que perder de vista, pues se presenta como uno de los proyectos más prometedores de del cine que nos llegará en 2017.