Dirigida por David Fincher y protagonizada por Brad Pitt, Cate Blanchett, Tilda Swinton, Jason Flemyng, Julia Ormond, Eric West, Elias Koteas y Elle Fanning, 'El curioso caso de Benjamin Button' llegará a nuestras pantallas el próximo 6 de febrero.
Adaptación del relato corto escrito por F. Scott Fitzgerald, la película narra la vida de un hombre que nace con ochenta años y va rejuveneciendo con el tiempo: un hombre que, como cualquiera de nosotros, no puede parar el tiempo. Desde la Nueva Orleans de finales de la I Guerra Mundial hasta el siglo XXI, en un viaje tan inusual como la vida de cualquier hombre, esta película cuenta la gran historia de un hombre no tan ordinario y la gente que va conociendo por el camino, los amores que encuentra y que pierde, las alegrías de la vida y la tristeza de la muerte, y que perduran más allá del tiempo.
La filmografía de David Fincher cuenta con no pocos títulos, como mínimo, relevantes. Películas como 'Se7en', o 'El club de la lucha' nos mostraban a un cineasta pulcro y metódico, capaz de fusionar con éxito el cine más comercial con el cine concebido como arte. Con 'Zodiac', Fincher parecía haber dado un paso hacia adelante en su filmografía, optando más por la segunda opción que por la primera, si bien 'El curioso caso de Benjamin Button' parece regresar -sin que ello denote regresión alguna- a esa equidistancia de títulos anteriores.
Una obra maestra fallida
Que nadie me malinterprete: 'El curioso caso de Benjamin Button' es una grandísima película, si bien su deliciosa artificiosidad y puesta en escena parecen imponerse a su propio mensaje. De este modo, el espectador puede tender a quedar obnubilado ante la barroca estética de tintes Burtonianos de la película, dejando a un lado la propia historia de su protagonista.
Yendo a la película propiamente dicha, cabe decir que 'El curioso caso de Benjamin Button' es una suerte de fábula existencial, una oda a la vida sin complejos ni tapujos que, a través de su inusual protagonista, nos transporta a un mundo decimonómico casi onírico, en el que sin duda alguna encontramos ciertas reminiscencias de base con 'Forrest Gump', película con la cual comparte a Eric Roth como guionista, un asíduo en las nominaciones a los Oscar.
Por suerte o por desgracia, el espectáculo visual sin precedentes que significa 'El curioso caso de Benjamin Button' repercute en cierta fragilidad en su entramado, no en la historia propiamente dicha, si no en la fuerza dramática de la misma; de este modo, el personaje al que da vida Brad Pitt nos ofrece momentos ciertamente memorables, más por su contexto o por unos entrañables secundarios que por su propia interpretación, ofuscada bajo una labor de maquillaje -recordemos a Charlize Theron en Monster, sin ir más lejos- encomiable.
Ciertamente, el nuevo trabajo de David Fincher logra su mayor esplendor en su primera mitad, narrando la juventud/vejez de su protagonista, gracias a secundarios interpretados por Jared Harris, Tilda Swinton o Jason Flemyng, algunos de los cuales irán reapareciendo a lo largo de la película, mientras que el grueso de su entramado romántico, allí donde la película de Fincher debería haber dado su golpe de efecto final con Cate Blanchett a la cabeza, se le antoja a un servidor lamentablemente devaluado.
Vida y muerte, el paso del tiempo, el amor, la amistad y todos aquellos sentimientos que nos definen como humanos confeccionan un crisol de emociones que rápidamente apresan al espectador, en una película que nos adentra en su particular universo con una simpleza pasmosa introducida por un arrebatador nací en circunstancias inusuales, y que nos sumerge en una historia con mayúsculas que, como decíamos, podría haberse convertido en un verdadero hito del cine si no fuera por esas pequeñas lacras que, lamentablemente, quedan excesivamente magnificadas ante la perfección general.
Por ello, 'El curioso caso de Benjamin Button' es algo así como una obra maestra fallida, un quasi clásico moderno al que, por encima de sus portentosas virtudes técnicas, debe agradecérsele su abierta honestidad clásica, en una historia confeccionada a la antigua, con toda su grandilocuencia y magnificencia, en una película épica en cuanto a producción se refiere y que, no nos engañemos, resulta ser de indiscutible visionado.