Me veo en la obligación de empezar la crítica de 'X-Men: Apocalipsis' hablando como fan. Porque soy muy fan de los mutantes de Marvel. De su universo, sus orígenes, cómo lidian con sus dones, cómo pueden reaccionar de una forma u otra a ellos, cómo viven los que no pueden esconderlos, cómo pueden ser atraídos por el lado oscuro, o ayudar a otros a abrazar su naturaleza, controlarla y llegar a considerarla un privilegio y no una maldición. Dentro de la fantasía, tienen dudas y conflictos con los que podemos llegar a conectar bastante los que alguna vez nos hemos sentido diferentes (es decir, todos). Además, me parecen personajes muy poderosos, visualmente hablando. Muy floja tiene que ser una película de 'X-Men' para que no me resulte, como mínimo, entretenida. Y por eso quiero dejar claro de primeras que la sexta película de la saga principal de los mutantes funciona. Pero, por desgracia, dista de ser de las mejores de la franquicia.
Bryan Singer regresa tras alcanzar el tope de taquilla de la franquicia con 'Días del futuro pasado' y de haber logrado, con bastante éxito en mi opinión, juntar dos líneas temporales en un blockbuster al que le pude sacar pocos peros. ¿Cómo superar esto? Pues con un Apocalipsis. Que es el nombre del villano de esta entrega. A ojos de la historia, y los suyos propios, En Sabah Nur es el primer mutante, y por eso ha adoptado una actitud de dios. En el comienzo vemos como los egipcios le consideran precisamente eso. Tras siglos "durmiendo", despierta en 1983, dándose cuenta de que su mundo se ha ido al garete: sus queridos "hijos" no solo no ostentan el poder sino que son marginados. Los débiles (los humanos) controlan la Tierra. Es hora de juntar sus Cuatro Jinetes y purgar el planeta. Eso, si Charles Xavier y sus alumnos no se lo impiden.
'X-Men: Apocalipsis' tiene, como ya he dicho, un inicio muy vistoso y ágil en el Antiguo Egipto que nos presenta a En Sabah Nur y la capacidad que tiene para captar adeptos. Muy interesantes sus Cuatro Jinetes y sus poderes. Una vez termina y pasa la clásica escena de créditos de la saga, empezamos a conocer las nuevas caras de la película. Tye Sheridan, Sophie Turner, Kodi Smit-McPhee y Alexandra Shipp han venido a la saga pisando fuerte, y son de lo mejor que tiene la película. Todos ellos consiguen darle ese punto más inseguro y juvenil a los personajes que ya conocíamos, y demuestran las ganas que los veteranos de la saga ya no tienen. Pero de eso ya hablaré luego. Antes tengo que quitarme el sombrero con Sophie Turner, que crea a una fantástica Jean Grey, que se aleja totalmente de su Sansa Stark y se muestra más fuerte, pero absolutamente abrumada por sus poderes. Una buenísima decisión de casting la suya, y espero seguir viéndola bastante por la franquicia a partir de ahora. Lo mismo digo de Tye Sheridan y su Scott Summers, del que vemos sus primeros pasos y que evoluciona muy bien a lo largo de la cinta.
Estos novatos ponen una frescura que ya no tienen Jennifer Lawrence, Michael Fassbender o Nicholas Hoult. Es una pena que parezca que participaron en esta película más obligados que por gusto. Empezando por Lawrence, su Mística después de 'Días del futuro pasado' ha terminado su "Katnissización" y es un calco de su otro gran personaje, una heroína que no quiere serlo, que ha perdido todos los rasgos que la hicieron una gran Raven en 'X-Men: Primera generación'. Junto con que se pasa casi todo el tiempo en forma humana, es una de las grandes decepciones de la cinta. Hoult solo sirve para guiar a los personajes, pero podrían eliminar perfectamente su personaje y no pasaría nada. Magneto comienza mostrándonos su nueva vida en Polonia, con familia, lejos de cualquier conflicto. Pero una escena, que bien podría haber tenido una justificación pero que Simon Kinberg acaba decidiendo que es mejor moverla por un (lamentable) accidente, hace que vuelva a tener claro que no merece la pena darle oportunidades a la humanidad, y se alía con Apocalipsis como uno de sus Jinetes para purgar la Tierra. Su personaje debería tener la evolución más clara, pero está muy desaprovechado, al igual que los otros tres Jinetes.
El guión de primeras no llega a tratar lo suficiente el fanatismo que lleva a estos cuatro mutantes a aliarse con Apocalipsis, pero el principal problema es que no cuentan con minutos para hacerlo. Tormenta es quizás la que más se salva porque es la que más metraje tiene y se llega a ver algo su personalidad, acaba cayendo en gracia y tiene proyección para el futuro, pero no luce tan bien como lo hacía Halle Berry porque no llegamos a ver tanto la dimensión de un poder tan chulo como el suyo. Pero el caso de Psylocke y Ángel es simplemente que no tienen hueco, y mira que da tiempo a que pasen cosas en dos horas y media. Ben Hardy no está mal, pero lo dicho, difícil de decir cuando casi se lo reservan para el final. Y con el personaje de Olivia Munn, muy, muy poco desarrollado, introduzco uno de los principales problemas de la cinta.
Y es que parece que 'X-Men: Apocalipsis' ha llegado demasiado tarde. Y no es por el aire ochentero (que deberían haber explotado más) sino porque la estética parece totalmente desfasada. Después de haber hecho ya en el año 2000 un chiste con que los uniformes amarillos de los X-Men en los cómics no venían a cuento de aquella, menos todavía viene a cuento que Psylocke lleve ese látex morado con ese corte tan de película porno, que los "buenos" aparezcan con esas armaduras (aunque esté medianamente justificado), o que Apocalipsis tenga ese look, por mucho que salga directo de las novelas gráficas. De hecho, aparte de que a estas alturas los malos malísimos con ansias de destruir el mundo suenan a película del James Bond de Pierce Brosnan, el color morado, los tubos y las prótesis que lleva Oscar Isaac hacen, en pleno 2016, difícil de tomarse en serio a un cuasi dios por mucho que el actor haga lo que pueda, que lo hace. Las miradas, las muecas con los labios... son de diez. Oscar Isaac sigue siendo un actorazo, pero esta vez es el propio personaje el que no le deja brillar, ni por dentro ni por fuera.
Pero volviendo a lo positivo, tengo que destacar el trabajazo que hace James McAvoy con Charles Xavier, que sigue siendo el personaje más agradecido de esta segunda trilogía. Su profesor cuenta con escenas de gran fuerza y es el mentor, guía y protagonista perfecto para una película coral como esta: gana a pulso su primer puesto y deja igualmente espacio a los demás. Es, junto con Jean Grey y Quicksilver, lo más destacado de la película. Evan Peters consigue por fin tiempo para lucirse, y forja un Peter Maximoff carismático, un gran alivio cómico y protagoniza, como ya ocurriera con 'Días del futuro pasado', un escenote. Esta vez con Depeche Mode de fondo y una escala mucho mayor que una cocina. Qué pena que en esencia sea lo mismo y tengamos una cierta sensación de déjà vu. Además, después de lo lograda que fue su anterior escena, en esta los efectos especiales quedan bastante en evidencia, y en un terreno tan competitivo como son las películas de superhéroes, que se note tanto el ordenador en tantas ocasiones no tiene sentido (sobre todo cuando parece inferior hasta a la película anterior de la misma saga).
Creo firmemente que el gran problema que pueden tener los mutantes es el propio Bryan Singer, que llega a tomarse la libertad de meter en la película un "zasca" a 'X-Men 3: La decisión finall', pero no se da cuenta de que su película tampoco está a la altura de lo que ha conseguido esta franquicia, y él tampoco como director. En 'Apocalipsis' encontramos en el trabajo de Singer y Simon Kinberg agujeros serios de guión, escenas metidas con calzador (como es toda la aparición de Lobezno - por mucho que, en efecto, nos presenten a un Logan muy distinto y que claramente da pie a una vertiente muy conocida de su personaje-, el arco de Quicksilver y Mercurio o el volver a incluir a Moira Mactaggert, el personaje de Rose Byrne, sin darle una trama verdaderamente justificada) y una cantidad de destrucción tal que, en un momento en el que los Vengadores o Superman son juzgados por las consecuencias de sus actos, parece tratada demasiado por encima. Espero que esto último, al menos, se solucione en futuras entregas retomando el tema, porque en esta ocasión estamos hablando de un Apocalipsis, imaginaos las vidas inocentes sesgadas en un enfrentamiento así.
Todavía "mutant, and proud"
Pero ahora vuelvo a hablar como fan. A pesar de que 'X-Men: Apocalipsis' dista de ser, objetivamente, perfecta, también quiero dejar claro que sus dos horas y media son un no parar, para bien. Pasan muchas cosas y, aunque unas están mejor desarrolladas que otras, pasan volando. La película no tiene ningún problema de ritmo, y aunque no tenga escenas de acción tan bien hechas como las de los Centinelas del futuro de la película anterior, la batalla final resulta bastante espectacular y casi todos los personajes están integrados bien en ella. A diferencia de 'X-Men: La decisión final', esta transcurre mejor y no deja la sensación de batiburrillo. Como fan, creo que no me equivoco al decir que los seguidores de los mutantes conseguirán disfrutarla mucho a pesar de los fallos, como pienso que (al igual que las películas de Marvel o DC) los que no hayan entrado en este universo van a seguir sin hacerlo en esta entrega. También creo que los traspiés que tiene 'X-Men: Apocalipsis' no pueden volver a darse si no quieren morder el polvo frente a la competencia, cada vez más y más ambiciosos y con un público cada vez más saturado de superhéroes. Agradezco mucho a Bryan Singer haber puesto los cimientos de una saga tan interesante como es la 'X-Men', pero al igual que creo que Zack Snyder debería dejar el universo DC en manos de otras visiones y directores para no acabar matando a su creación, pienso que Singer tiene que volver a dejar a sus mutantes a otro, porque 'Apocalipsis' vuelve a mostrar una cierta sensación de desgaste, y es hora de que vuelva a insuflarnos un poco de espíritu alguien como Matthew Vaughn y su magnífica 'Primera generación'. Y ni siquiera tiene que hacer un reinicio, porque cuentan con actores como Sophie Turner, Evan Peters o Tye Sheridan como buenos pilares sobre los que construir nuevos caminos para la saga. Sigo pensando que los mutantes tienen un potencial casi ilimitado para darnos grandes blockbusters, pero vuelve a ser hora de sentarse y planificar bien cómo preservar ese encanto. Sobre todo, de no correr tanto, parece que esta película está mucho menos planificada que la anterior. Ahora que ha pasado el Apocalipsis, quizás es momento de volver a pensar más en unos personajes que tienen mucho que decir y menos en la enésima destrucción mundial.
(PD: Quedaos hasta el final de los créditos).
Nota: 6
Lo mejor: Los recién llegados, como Sophie Turner o Tye Sheridan, que tienen ganas de comerse a sus personajes y traen aire fresco.
Lo peor: El desgaste de los veteranos, lo poco imponente que resulta Apocalipsis, los efectos especiales y las escenas metidas con calzador (ejem, Lobezno).