Estamos en la recta final y cada vez pocas son las cosas que nos sorprenden. Eso pasaba con la cinta fuera de competición 'The Wailing', un producto coreano que desde el minuto diez provocaba la estampida de los convocados en la sala Lumière. No obstante, muchos se han quedado a gozar con la nueva hazaña de Na Hong-Jin, una pieza idónea para Sitges, y quizás no tan acertada para el tradicional público de Cannes. Sin embargo, esta octava jornada ha sido la de las visitas por parte de asiduos a la Costa Azul. Los hermanos Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne, Hirokazu Kore-eda y el canadiense Xavier Dolan, cada uno con sus apuestas y muy fieles a su sello.
'The Unknown Girl'
Una vez más los Dardenne traen una historia con trasfondo social. Adèle Haenel es su nueva heroína, cual Marion Cotillard en 'Dos días, una noche'. Pero en vez de hablar sobre la inestabilidad laboral, los hermanos hablan de Jenny, una médica en prácticas que investiga la muerte de una chica, a la que no atendió por estar cerrada la consulta. Con esa carga personal, la doctora se pone a investigar el crimen. 'The Unknown Girl' es otra mirada que vuelven a hacer los belgas sobre los desfavorecidos. Con planos secuencia largos y sin florituras dramáticas, los realizadores apuestan una vez más por una historia más que verosímil, con actuaciones desbordantes por parte de los actores; Haenel consigue ser invisible siendo la protagonista para que la investigación, y ya de paso las injusticias, fluyan por completo y que trascienda la imagen de que sus emociones la superan, algo que su profesión no se lo permite. La historia refleja y extrae lo que pasa en los suburbios, y por ello arrampla con todo lo que conlleva: injusticia, inmigración, familias disfuncionales, violencia, y ante todo ello, una heroína que no lo es, compungida por la culpabilidad. Un producto con denominación Dardenne sin lugar a dudas.
Nota: 6
Lo peor: Su falta de sorpresa
Lo mejor: Su sencillez
'After the Storm'
La sensibilidad de Hirokazu Kore-Eda ya se palpó el año pasado en competición con. En esta edición estaba en A certain regard con 'After the Storm'. Y de nuevo hablándonos de su temática preferida: los lazos familiares. Tras traer a las cuatros hermanas el año pasado en 'Nuestra hermana pequeña' presenta a Ryota, un hombre separado y obcecado con el pasado. Con el nuevo relato presenta otra moraleja de la vida, lo que de verdad importa, el meollo para ser feliz. Sin ser tan extraordinaria como 'De tal padre, tal hijo', ahora este cuento nos enseña a dejar ciertos resquemores detrás, a ver lo profundo de las cosas y con la sensibilidad que caracteriza este a esta filmografía. Al fin y al cabo, ¿Qué es lo que viene cuando acaba la tormenta?
Nota: 6
Lo peor: Pierde fuelle respecto a sus obras anteriores
Lo mejor: La ternura implícita en el discurso
'Sólo el fin del mundo'
Y por la tarde llegaba el niño quebequés, el que más expectativa aguardaba con 'It's Only the End of the World' ¿Cómo sería esa adaptación de la obra homónima de Jean-Luc Lagarce? Por fin se vio. La sala Debussy hasta arriba y dejando a mucha gente fuera. Cuenta la visita de Louis (Gaspard Ulliel) a su casa para decirles a su familia que se está muriendo. Y como todas estas visitas, hay tensión, reproches y amor, aunque cueste vislumbrarlo. Son sólo unas horas con sus allegados, pero suficiente para recriminar a la cara cosas que llevaban mucho tiempo guardadas. Ulliel hace un gran ejercicio de contención, aguantando los gritos de sus hermanos, el mandón y antipático Antoine (Vincent Cassel) y la inmadura Suzanne (Léa Seydoux), a su madre (Nathalie Baye) y a su cuñada (Marion Cotillard). La puesta en escena es fiel a la obra de teatro, y Xavier le coloca su sello con esos momentos flashback tan de videoclip en los que Louis rememora momentos pasados. Los personajes también están muy marcados en sus personalidades y el toque Dolan, como la figura materna, tan del estilo a Anne Dorval en 'Mommy'. En esa mesa se respira el ambiente, que se recarga cada segundo con el choque de caracteres tan dispares; normal que el polvorín salte. Sí, los gritos son muy del realizador también. Y quien los aguanta es Ulliel, que sale de esta corta visita crispado ante semejante contienda de reproches, normal que Louis su personaje esté callado. Ya lo marca la canción al final: "Oh Señor, un problema tan difícil, nadie sabe mis problemas sólo Dios".
Nota: 7
Lo peor: Detalles irregulares en la forma final
Lo mejor: Ulliel, Baye, Cassel, Seydoux y Cotillard. En ese orden