El Festival de Cine Alemán en Madrid cumple la mayoría de edad. Tras el rotundo éxito de la anterior edición, que se saldó con un 33% más de espectadores, el certamen vuelve a la capital con su decimoctava edición. Esta iniciativa de German Film, que cuenta con la colaboración del Goethe Institut y la Embajada de la República Federal Alemana en Madrid, nos traerá una selección de largometrajes, documentales y cortos que representan lo mejor del cine germano más reciente.
Además esta edición contará con un ciclo sobre la movida berlinesa, una época de amor, sexo, drogas y punk, en el que se proyectarán películas como 'Coming out' o 'B Movie: Lujuria y música en Berlín Occidental'. También se proyectará, con música en directo de Raphael Marionneau, la película muda 'Las tres luces', una de las obras menos conocidas del maestro Fritz Lang. Todo ello con el fin de que el Festival de Cine Alemán siga siendo lo que hasta ahora: una de las citas imprescindibles para cualquier amante del cine.
'Fukushima, mon amour'
La película inaugural de este año ha sido 'Fukushima, mon amour', el último trabajo de la reconocida cineasta alemana Doris Dörrie. La directora ambienta su nuevo filme en Fukushima, hasta donde se traslada una joven alemana para intentar alegrar la vida de los afectados por la triple catástrofe que sufrió la ciudad en 2011. Entre ellos se encuentra Satomi, la última geisha de Fukushima que se resistirá a abandonar su hogar de origen. A través de la historia de estas dos mujeres de personalidades antagónicas, Dörrie construye un poderosísimo relato en blanco y negro sobre el pasado y la memoria, permitiéndose hablar ya no sólo de la pérdida ("¿qué harías si todo lo que tienes dejara de existir?") sino también de los problemas derivados del uso de la energía nuclear.
La película, que bien podría completar el díptico en torno a los encuentros y los choques culturales que la cineasta comenzó con 'Cerezos en flor' en 2008, se centra en la relación que desarrollan Marie y Satomi y en sus traumáticos pasados, marcados por el vacío sentimental y la culpa. Cada una encuentra, con la ayuda explícita de la otra, la solución a su problema: no se pueden obviar los fantasmas del pasado. Además, la película encuentra un equilibrio perfecto entre el drama y la comedia gracias a las actuaciones de Rosalie Thomass y Kaori Momoi, cuyos personajes desprenden tanta verdad que es imposible no conectar emocionalmente con ellos.
A pesar del corte humanista de la historia, Dörrie no renuncia a la experimentación formal y narrativa en 'Fukushima, mon amour', en la que destaca el blanco y negro con el que la directora pretendía homenajear a grandes como Akira Kurosawa o Yasujiro Ozu, y la hibridación entre ficción y realidad que impera, sobre todo, en la prodigiosa primera media hora de película, donde se incluye una sombría y brutal representación de los auténticos refugiados de Fukushima. Además, la introspección psicológica que realiza el filme sobre su dúo protagónico permite que la cineasta se recreé a la hora de representar a esos fantasmas que persiguen a Marie y Satomi.
Nota: 8
Lo peor: Que el lenguaje metafórico entorpezca su entendimiento.
Lo mejor: Lo solvencia técnica y narrativa de Dörrie.