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PRECRÍTICA

'El luchador' crónica de una muerte anunciada

Maravillosa se mire por donde se mire, 'Th Wrestler' ha sido la gran sacrificada este año en los Oscar.

Por Óscar Martínez 19 de Febrero 2009 | 08:50

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Dirigida por Darren Aronofsky e interpretada por Mickey Rourke, Marisa Tomei y Evan Rachel Wood, 'El luchador' (The Wrestler) se centra en la vida de Randy 'The Ram' Thompson, un profesional de la lucha libre de la década de los ochenta que, tras sufrir un ataque cardíaco durante un combate exhibición, es instado por los médicos a abandonar el ring. Tras abandonar definitivamente los cuadriláteros, Thompson trata de rehacer su vida junto a una stripper, pero una tentadora oferta para un nuevo combate de exhibición contra el Ayatollah, su antiguo rival, le hará replantearse la situación.

'The Wrestler' obtuvo el León de Oro a la Mejor Película en la pasada Bienale, y esta misma madrugada ha obtenido dos Globos de Oro, correspondientes al Mejor Actor Dramático para Mickey Rourke, y al mejor tema musical a cargo de Bruce Springsteen, siendo tan sólo superada por el 'Slumdog Millionare' de Danny Boyle.

La ninguneada de los Oscar

Sin duda alguna, Darren Aronofsky es un cineasta muy particular, de esos que se idolatran de manera incondicional o de los que reniegas abiertamente. La celebrada 'Réquiem por un sueño' obtuvo un prestigio generalizado, convirtiéndose per se en título de culto, mientras que 'The fountain' arrancó las más contradictorias reacciones.

Por su parte, 'The Wrestler' es una obra tanto de consagración como de, por encima de todo, madurez, para Darren Aronofsky. Del preciosismo en clave onírica de 'The fountain', el cineasta de Brooklyn ha pasado a un formato casi documental, con una cámara en mano pegada casi siempre a la espalda de su protagonista, introduciendo al espectador en el radio de acción de una película fría y desalentadora, que reniega tanto de los excesos como del dramatismo -la banda sonora a cargo del habitual Clint Mansell resulta, acertadamente, apenas nominal- en favor del retrato pseudodocumental.

Crónica de una muerte anunciada, 'The Wrestler' sigue los pasos de un inconmensurable Mickey Rourke, actor caído en el olvido que comenzó a remontar el vuelo ya a principios del 2000 con títulos como 'Animal factory' o la infravalorada 'Spun', si bien muchos parecen no querer recordarlo hasta la taquillera 'Sin City'. Junto a él encontramos a Marisa Tomei y Evan Rachel Wood, las dos mujeres que unen a Randy 'The Ram' Thompson al mundo real fuera del cuadrilátero, un mundo perpetuamente gris, frío y desolado, un mundo despiadado con sus habitantes, sombras que deambulan por clubs de strip-tease y cuadriláteros recordando tiempos mejores.

Como suele ser habitual en la filmografía de Aronofsky, 'The Wrestler' nos ofrece un hálito de esperanza en un mundo cruel e indiferente, un resquicio de luz que nos es arrebatado sin contemplación alguna, no sólo para su protagonista, sino para todos los que conforman su mundo. El director de 'The fountain' nos ofrece el declive de dos personajes cuyo trabajo y, por ende, vida, depende de su físico, dos personajes que ven cómo la gloria de la juventud les ha sido arrebatada a manos del paso del tiempo, del cual pretenden ocultarse en sus particulares baluartes, sea un club de strip-tease o un cuadrilátero, zonas francas con ecos de mausoleo cuya calidez de tonalidades contrasta claramente con el gris del mundo exterior.

El particular descenso a los infiernos del protagonista de 'The Wrestler' no es más que una nueva transliteración de la quimérica lucha del hombre por la inmortalidad, tema también recurrente en la filmografía de su director, que adopta en su última película un tamiz dolorosamente mundanal y próximo, convirtiendo la desesperada lucha de su protagonista en un conmomevor acto de proporciones prometéicas destinado a permanecer en la memoria del espectador por mucho, mucho tiempo.

Incontestablemente maravillosa.