A finales de junio, cuando me encontré sentado frente a dos de las nuevas 'Cazafantasmas', dos humoristas con tablas como Kate McKinnon y Leslie Jones, ni ellas ni yo sabíamos lo que se les venía encima. Y hablo del futuro más inmediato, una entrevista incómoda, corta pero intensa, y de las semanas siguientes, con el polémico reboot estrenándose en Reino Unido y Estados Unidos.
En España tendremos que esperar al 12 de agosto para poder comprobar, como espectadores, cuáles son los fallos y aciertos del filme, pero los datos en sus primeros fines de semana no han sido para tirar cohetes. 2,69 millones de libras (con un primer puesto en taquilla) y 46 millones de dólares sin poder desbancar a 'Mascotas' en EE.UU ponen el peso en el mantenimiento en las siguientes semanas si Sony quiere recuperar los más de 140 millones de dólares que les ha costado la "fantasmada".
Las críticas generales son positivas, la nuestra incluida, y en Cinemascore el público estadounidense no le ha dado un A (sobresaliente), pero sí un B+ (notable alto). Sin embargo, no se puede hablar del reboot de 'Cazafantasmas' de Paul Feig sin mencionar la polémica que le ha acompañado desde que se anunció que estaba protagonizado por cuatro mujeres.
Dos de ellas, las menos famosas en todo el mundo, aunque bien conocidas en su país de origen por sus trabajos como humoristas en 'Saturday Night Live', nos dedicaron un momento para calibrar cómo les ha cambiado la vida protagonizar su primer blockbuster, y no cualquiera: el reboot de una de las películas preferidas de toda una generación.
"Es todo tan surrealista", comenta Leslie Jones, la mayor de las cuatro (48 años) y también la más grande físicamente, con diferencia. Con su metro con 83, a mí me sacaba fácilmente dos cabezas. El buen rollo entre Jones y su compañera de reparto y amiga, Kate McKinnon, se respira tanto como mis nervios. Ellas bromean entre sí: para McKinnon, lo más destacable del reciente éxito es la "buena comida". Ambas se miran sorprendidas por la ocurrencia y sueltan sendas carcajadas. Yo me pongo más nervioso.
Una duda que me viene es si, después de esta, supongo, agridulce experiencia, querrán seguir haciendo cine. A McKinnon le da igual, mientras pueda seguir haciendo comedia con sus amigos. Una respuesta tipo que me hace entrar en alerta: esta entrevista me va a quedar aburridísima. Es entonces cuando decido entrar en el terreno del mal rollo, porque lo que más me interesa es ver con mis propios ojos cómo se han sentido en su día a día cuatro mujeres sabiendo que allá afuera hay un porcentaje de personas, mayor o menor, pero muy ruidoso, que odian visceral y exageradamente lo que están haciendo.
El suspiro que se les escapa a ambas cuando saco el tema denota lo cansadas que están, no ya de la polémica, sino de que los periodistas les preguntemos sobre ella. Pero allá va mi pregunta: "¿Cómo afectó a vuestro trabajo?". Las dos responden rotundamente que de ninguna manera. "No afectó mi trabajo porque no tengo Internet ni tengo ordenador...", dice seriamente Kate McKinnon. Rápidamente matiza que sí tiene ordenador, entre risas, al ver que no he pillado el chiste, pero que no mira Internet. Lo cierto es que la actriz e imitadora no tiene cuenta en Twitter, así que será de esas personas que se han alejado de las redes sociales porque saben que todos estaríamos mucho mejor sin ellas.
"Solo queríamos pasarlo bien y hacer el mejor trabajo posible, y Leslie y yo nos centramos en eso". Otra respuesta tipo, así que decido apretar un poco más: "He leído que habéis recibido cosas muy fuertes por parte de los detractores". Pero ninguna de las dos parece dispuesta a ir por este camino. Yo insisto: "Leslie, en concreto leí algo sobre una carta...". "He recibido muchas cartas, recibo cosas horribles todo el rato", confiesa Jones, en un tono que quiere dejar entrever indiferencia, pero del tipo que uno se obliga a sentir, aunque no le salga sola.
"Pero eso no me afecta, siempre va a haber alguien a quien no le gustas. Si dejara que eso me afectara, probablemente no sería una humorista. Seguiría jugando al baloncesto y estaría en la defensa de algún equipo", dice con contundencia la actriz, semanas antes de tener una crisis pública en Twitter, difundir todos los insultos racistas, sexistas e infantiles que recibe diariamente y abandonar la red social, según ella, "entre lágrimas". Pero hoy, en esta entrevista, el mensaje es otro: "No, no me molesta".
Entonces McKinnon intenta rebajar un poco la tensión, lo cual todos agradecemos, yo incluido, insertando una cita de 'Hamilton', el musical de Broadway que está dando la vuelta al mundo. "Sí, estás siempre hablándome de 'Hamilton'", le dice entre dientes Jones, retratando a todos esos que tenemos amigos que están pesadísimos con el último fenómeno cultural.
"Puedes recibir amor, puedes recibir odio, pero si solo esperas, no recibirás nada", es la cita que McKinnon insiste en recitarnos. Entonces Jones, experta humorista, se centra en hacernos reír: "¿Me acabas de recitar una canción?", grita, antes de abrazar a su colega y mirarme: "This' my bitch right here". Esta es mi chica.
La sexualidad, tabú
Tras ver la película, queda poco espacio para la duda sobre la sexualidad de Holtzmann, el personaje que interpreta Kate McKinnon. La propia actriz es la primera humorista abiertamente lesbiana del inflado reparto de 'Saturday Night Live', y Paul Feig ha confesado hace poco que dejó que McKinnon jugara con el personaje y le diera su propia personalidad, "una especie de bestia pansexual de la que todo el mundo se enamora, y que es amorosa con todo el que le rodea".
Pero Sony no ha querido dar fuelle a esta conversación, y el momento en el que preguntamos por la orientación sexual de Holtzmann, una mujer me corta y me dice: "Mejor centrémonos en 'Cazafantasmas'". Este momento lo hemos cortado del vídeo, porque no se entiende, pero mi respuesta fue: "Estoy preguntando sobre su personaje en 'Cazafantasmas'". McKinnon, que ya ha demostrado ser rápida con las respuestas tipo, nos corta: "La película no se centra en eso".
Y así es como un estudio ha desaprovechado la oportunidad de incluir a un personaje abiertamente LGTB en un blockbuster veraniego y familiar. Pero bueno, hablamos de 'Cazafantasmas', la primera superproducción protagonizada por cuatro mujeres de entre 40 y 50 años, alejadas de los cánones estéticos... y ya estamos viendo cómo sale el experimento. Quizá dentro de 10 años.