Con el estreno de la película en plataformas digitales, los responsables de 'La fiesta de las salchichas' han decidido revelar uno de los posibles finales que pudo tener la cinta. En esta película de animación bastante macarra, la historia seguía a un grupo de comida parlante. Las bromas, sexualidad y violencia explícitas sorprendieron a más de un padre o madre que decidió llevar a su hijos a disfrutar de una película de dibujos.
El final estrenado ya era bastante extraño de por sí. De hecho, hay muchos espectadores que no creen que los últimos veinte minutos de 'La fiesta de las salchichas' realmente existan. Por lo que parece, esto no era todo. La película pudo haber acabado de otra forma, contando con unos minutos adicionales que llevaban la locura del filme de animación a otro nuevo nivel.
En esta escena inédita los personajes viajan al mundo real a través de un portal después de descubrir que solo son dibujos animados. Este viaje les lleva a Los Angeles, donde presencian como los actores Seth Rogen, Edward Norton y Michael Cera (que ponen voz en la película a varios de los protagonistas) comen perritos calientes. Es entonces cuando los recién llegados se aproximan a ellos y se preparan para atacar. Por lo que parece, este final formaba parte de la versión que algunos pudieron disfrutar durante el SXSW Film Festival (bastante antes de su estreno oficial en cines).
¿Tendrá 'La fiesta de las salchichas' segunda parte?
Este final alternativo podría ser el inicio de... ¿una secuela? La verdad es que la posibilidad de una continuación de esta curiosa película de animación no está del todo fuera de los planes de sus creadores. Y es que 'La fiesta de las salchichas' fue un gran éxito de taquilla con 136 millones de dólares recaudados (¡y su presupuesto fue de solo 19 millones!). Además, Sony se está tomando muy en serio la carrera de premios presentando la cinta a mejor película de animación y mejor canción original por 'The Great Beyond'. Habrá que ver si realmente tiene alguna oportunidad en la próxima edición de los Oscar.
10 títulos de animación para adultos
'The King of Pigs' - 2011
Este "Rey de los cerdos" parte de una premisa: No hay concesiones. Ni al realismo ni al espectador; es dura, es brutal. Una brutalidad que cae como un mazo para aplastar toda consideración, cortando de raíz cualquier atisbo de humor. Sin florituras, solo con una ejecución brillante y una puesta en escena muy simple cuya fuerza radica en potenciar los recursos del propio medio.
Una animación feista y carnal, contemporánea, que escarba en nuestra memoria usando un arma tan potente como cruel: la manipulación de lo más vulnerable, la infancia. Tres estudiantes que personifican el horror de la violencia sin ambages son los tres protagonistas de esta ópera prima del coreano Yeun Sang-ho, dispuesto a mezclar sin pudor la ira, el bulling, el rencor, el drama y el retrato social en su particular "Señor de las moscas".
'Los perros de la plaga' - 1982
Mientras Disney lanzaba 'Tod y Toby' durante una de las peores épocas de la compañía, Gran Bretaña daba la réplica al gigante con una película pequeña que utilizaba la animación como vehículo de denuncia a las terribles prácticas de laboratorio en investigaciones con animales vivos. Un tema que llegaba a la reflexión colectiva popular solo unos años antes, y que en esta cinta se retrataba con una crudeza inusual.
La aventura de dos perros que escapan de un centro científico en el que se practica la vivisección se convierte en una árida prueba tanto para los dos animales como para el espectador: la dureza de las imágenes y de la línea argumental hizo que se limitara a espectadores mayores de 13 años, algo sorprendente en este género. Incluso el libro en el que se basa la historia es más optimista al resolver la trama.
'El congreso' - 2013
El israelí Ari Folman ya había deslumbrado a todo el mundo al atreverse a retratar mediante animación el conflicto palestino en 'Vals con Bashir', un excepcional documental que bien podría estar en esta lista. Sin embargo con este otro título, protagonizado por Robin Wright interpretándose a sí misma, da un paso más allá y nos ofrece un resultado quizás menos redondo, pero que extrae todo el jugo a la técnica al entenderla como algo inevitable a lo que se subordina la propia historia.
El rodaje con actores de carne y hueso se opone al mundo animado y sin reglas, díptico en el que la propia trama toma conciencia del cambio y experimenta, dibuja y desdibuja en un festival para los sentidos en el que siempre queremos más. Propuesta valiente que por fortuna cuenta con Wright como protagonista, dispuesta a desnudarse de una forma poco habitual en la industria.
'Chico & Rita' - 2011
El cine patrio aporta su granito de arena a esta selección con un título que puso de acuerdo tanto a crítica como a público: los especialistas la calificaron de obra maestra mientras los espectadores se aburrían en las salas. Es indudable sin embargo que cada fotograma suspira jazz, que la animación de Mariscal se pone al servicio del ritmo y el retrato de una época, sin perder un ápice de personalidad.
Un cuento sencillo en el que cabe el amor y el sexo, pero sobre todo la música y el baile: la relación entre una cantante, Rita La Belle, y un pianista, Chico Valdés, que viaja entre referencias cinematográficas por escenarios de La Habana o Nueva York, para terminar su travesía en las nominaciones de los Oscar. Y aunque no se llevó el premio más valioso, recolectó unos cuantos en muchos festivales, dejando el listón nacional bien alto.
'El planeta salvaje' - 1973
Este sueño distópico conserva poco de su país de origen, Francia, para hacerse universal; y utiliza el surrealismo (de hecho leer el homenaje a la pintura de Dalí es inmediato), para diseñar una lucha de sociedades. Una lucha en principio definida de manera maniquea, que hace que inmediatamente nos posicionemos con un bando.
Hasta que la lisérgica secuencia de escenas humaniza los deshumanizado, logrando con exquisito colorido y sutil poética hacer converger dos mundos a priori incompatibles. De escasa duración -poco más de una hora- la cinta es un ejemplo del buen pulso del género en los 70, una ciencia ficción que hace suya la animación con tintes de stop-motion para sí, aleccionar y reflexionar, pero sobre todo, sugerir.
'El viaje de Chihiro' - 2002
De entre los títulos del estudio Ghibli podríamos haber seleccionado quizás algún otro título: seguro que en cuanto a temática, 'La tumba de las luciérnagas' supera en crudeza a esta joya de Miyazaki. Sin embargo, sería difícil negar la complejidad visual única de esta fábula sobre el paso a la edad adulta, jalonada por referencias a la mitología tradicional japonesa y al universo particular del propio autor.
El trazo voluptuoso se vuelve explícito al dibujar las oscuridades de la trama y los personajes, donde el humor, los farolillos y los colores brillantes se mezclan en irónica crueldad con el lodo y la sangre. Una poesía llena de hilos argumentales en un mundo onírico tallado por un esteta, con una profusión en el detalle verdaderamente asombrosa.
'Cuando el viento sopla' - 1986
También desde Reino Unido, pero de la mano del americano-japonés Jimmy Murakami, nos viene esta joya, mezcla de animación tradicional y stop motion, que marcó a toda una generación. Bajo la producción del mismísimo David Bowie, que también participa en la banda sonora, el guión bucea en lo cotidiano para exponer la tragedia colectiva de la guerra nuclear.
Utilizando al matrimonio Bloggs como rostros de una masacre ficticia en la campiña inglesa, se traza una crítica necesaria y severa contra la manipulación informativa, el desamparo de las clases populares y la falta de escrúpulos del gobierno. Desgarradora y absorbente, llena de sutilidades, esta tragedia deja una sombra de desolación en el espectador precisamente por su potente sencillez sin alardes.
'Waking Life' - 2001
Richard Linklater se aventura con la técnica de rotoscopia, en la que tradicionalmente "se calca" un dibujo sobre un fotograma de filmación real; en este caso, se digitalizó el resultado para darle posteriormente un tratamiento global por ordenador. Volvería a este método en 2006 con 'A Scanner Darkly', sobre un relato de K.Dick, pero incluimos este otro título por, precisamente, contar con la frescura de un primer acercamiento.
Un continuo onírico que protagoniza el cuasi-desconocido Wiley Wiggins, ejerciendo de vehículo para filosofar sobre el destino o la futilidad de la existencia, reflexiones mezcladas con temas banales en escenas de pura conversación, con un marcado tono teatral. Ethan Hawke y Julie Delpy también se pasean por la cinta, abonados a los proyectos del director.
'Mary and Max' - 2009
Esta vez es otra técnica, el stop-motion, el que se sublima en un magnífico ejercicio cromático en el que la redondez de las formas añaden un extra de ternura y cercanía a dos personajes con los que rápidamente nos identificamos: Toni Collette y el tristemente desaparecido Philip Seymour Hoffman prestan sus voces a la pareja protagonista, una niña australiana y un cuarentón norteamericano con síndrome de Asperger.
Su conversación epistolar servirá para profundizar en la sencilla intimidad de ambos, con un pulcro dominio de la técnica, en este caso sí, absolutamente al servicio de la historia. El terrible drama oculto, que se dulcifica por la excepcional inteligencia emocional de la niña, asoma en cada pliegue del blanco y negro neoyorquino, que se vuelve sepia y con destellos de rojo cuando miramos con cierta esperanza a la mitad infantil.
'Bienvenidos a Belleville' - 2003
Para terminar, la vuelta al clásico, a la animación precisa y compleja dirigida por Sylvain Chomet, que después volvería a brillar con 'El ilusionista', dejando claro que su personalidad estaba por encima de cualquier tendencia. Un dibujo preciosista que en su caricatura, hace física la personalidad de los personajes, redondeando con la inmejorable banda sonora el retrato psicológico de una anciana y su nieto ciclista.
Porque si aquí la animación es el medio, la música es el motor de un barco que nunca zozobra: con apenas diálogo, el ritmo golpetea al público hasta absorberlo e incluirlo en la magia de una historia clara que no necesita de ornamentos banales para permanecer en la memoria. Un bellísimo ejemplo de que la expresividad en el cine puede lograrse mediante muchos pinceles distintos.