A mediados de los noventa, en algún despacho de Hollywood, el ejecutivo de una major pensó que hacer una película protagonizada por un cerdo real era una buena idea. Lo que en principio podía sonar bizarro, se convirtió en una película icónica para la generación que vivió su infancia en esa década. 'Babe, el cerdito valiente' nos hizo viajar a una granja en la que la integración era la protagonista, junto a un cerdito que buscaba su lugar en el mundo.
El film dirigido por Chris Noonan se alzó con el premio Oscar a los mejores efectos especiales en 1996. En una ceremonia en la que contaba con otras seis nominaciones, incluyendo a su director y a la propia película. Todo un reconocimiento para una cinta que amasó 254 millones de dólares en todo el mundo, y que contaba con George Miller como coguionista.
De hecho, tan implicado estaba Miller con el proyecto que tres años más tarde se encargó de dirigir la fallida secuela, 'Babe, el cerdito en la ciudad', que no consiguió ni cubrir sus 90 millones de presupuesto. Pero su antecesora jugó muy bien sus cartas, llegando a competir con 'Braveheart', que fue la gran triunfadora en aquella gala de los Oscar. Para que los nostálgicos tengan su dosis diaria de recuerdos, hemos recopilado estas curiosidades del rodaje:
Curiosidades de 'Babe, el cerdito valiente'
Ni uno ni dos
Para aquellos que sigan hechizados por la magia del cine esta cifra puede resultar chocante, pero cuando uno es consciente del número de cerdos que se emplearon para dar vida a Babe, se da cuenta del tamaño de la producción. El montante ascendió a 48 cerditos, que debido al rápido crecimiento de esta especie, fueron recogiendo el testigo de sus compañeros. Lo que no sabemos es qué pasaría con las estrellas retiradas a toda velocidad.
Cambio de mentalidad
Estar rodeado de tanto animal y, sobre todo, tanto cerdo, llevó al principal protagonista de carne y hueso a cambiar su vida. James Cromwell daba vida al granjero que regía el hogar de Babe, rol que le valió una de las nominaciones al Oscar cosechadas por la cinta. Antes de comenzar el rodaje, el actor ya era vegetariano, pero una vez que regresó a su casa después de la experiencia, se dejó caer en los brazos del veganismo.
Añadiendo el CGI
Obviamente por mucho que se emplearan 48 cerditos, ninguno de ellos apredió a hablar durante el rodaje. Uno de los trucos para que el resultado fuera lo más realista posible fue construir un animatronic a modo de doble de Babe. El maquillador también hizo lo suyo, ya que se encargó de colocar peluquines y pestañas a estos inocentes animales, que más adelante sumados a la tecnología CGI, que manipulaba el movimiento del hocico, dieron la impresión de que eran capaces de hablar.
For my consideration
La nominación al Oscar de James Cromwell no fue la más cantada de las siete que consiguió la película, ya que la distribuidora no debió preocuparse demasiado por promocionar a su actor. Cromwell se encargó de cubrir los costes de su propia campaña, que rondaron los 60.000 dólares. Un precio elevado para tener un diploma de nominado en casa, pero al menos la inversión le llevó a algún sitio, porque otros actores se quedan por el camino sin recibir la más mínima atención por parte de los académicos.
Con maquillaje todo se arregla
El otro personaje de carne y hueso con gran presencia era el de Esme Hoggett, encarnado por Magda Szubanski, que debutaba así en el mundo del cine. El problema con esa decisión de casting fue que la actriz nacida en Liverpool se encontraba por aquel entonces en los inicios de su treintena, y su personaje ya estaba entrando en la vejez. La solución, como siempre, fue una buena base de maquillaje que la envejecía un par de décadas.
Una década de esfuerzo
¿Recordáis cuando James Cameron dijo que no estrenó 'Avatar' a finales de los años noventa porque todavía no existía la tecnología adecuada? Pues con 'Babe, el cerdito valiente' pasó algo parecido. George Miller, que figura como productor y coguionista de la cinta, desarrolló el proyecto durante diez laboriosos años, a la espera de que se desarrollara la tecnología necesaria para plasmar lo que tenía en mente. La paciencia tuvo un gran resultado.
¡Quita, cerdo!
No en todos los países recibieron con cariño al entrañable Babe. De hecho, en Malasia se prohibió su estreno. En primera instancia se publicó que la razón era que al tratarse de un país musulmán rechazaban proyectar una película sobre un cerdo. La verdadera causa era que el nombre de Babe era considerado vulgar en su idioma, según los malayos. Más tarde el cerdito llegaría a Malasia en forma de VHS, así que pudieron corretear por la granja al igual que nosotros.
Aprovechando un vuelo eterno
Esa espera también tuvo que ver con las reticencias del autor original del libro 'The Sheep-Pig', Dick King-Smith, que tardó años en cederle los derechos a Miller. El escritor tampoco se mostró demasiado entusiasta con la idea del productor de rodar en Australia, en vez de en Reino Unido, de donde procedía King-Smith. Al final todos los obstáculos se superaron, y Miller pudo llevar al cine esa historia que descubrió en un vuelo de Sydney a Londres, en el que la señora que tenía sentada al lado no paraba de reír. Se apuntó el nombre del libro que estaba leyendo su compañera de vuelo y nada más bajar del avión se fue a comprarlo.