Existen numerosos intérpretes que entienden su trabajo desde el compromiso absoluto, la devoción casi cristiana, y rozando cualquier tipo de límite, de entregarse en cuerpo, alma, tripas y corazón en entregar la mejor versión posible de cada uno de sus personajes. Por desgracia, termina ganando más el brutal impacto de una transformación física que la inmersión psicológica absoluta, pero lo visual sigue mandando en los primeros golpes y, lo que para ellos es parte del juego, para nosotros es, resumiendo, algo parecido a una locura.
A lo largo de la historia del cine nos encontramos con múltiples ejemplos de actores y actrices que se han convertido, de manera literal, en otra persona frente a nuestros ojos. Desaparecen por completo en sus personajes, se mimetizan con la historia y su contexto, traspasan todas las líneas. El resultado, más allá del asombro inicial, es duradero en la memoria y consigue, a base de sufrimiento, un par de boletos con opciones a convertirse en leyenda. El discurso siempre irá a favor de la película y la narrativa, pero las medallas casi nunca pesan en su ego. Viene en el contrato, que nadie se asuste.
A continuación, destacamos a diez intérpretes que llevaron a cabo titánicas experiencias de entrega hacia sus personajes, arriesgando su salud y su carrera, mostrando una pasión desmedida por lo que estaban contando. El límite solamente existía para ser anulado. Aquí repasamos diez interpretaciones para la historia que fueron más allá. Mucho más allá.
10 actores que lo dan todo
Natalie Portman
Pese a que sus posibilidades de ganar su segundo Oscar con 'Jackie' han ido disminuyendo de manera más que sorprendente, Natalie Portman vuelve a estar en boca de todos gracias a otra interpretación memorable. Algo similar a lo que ocurrió tras el estreno de 'Cisne negro', la obra maestra de Darren Aronofsky, en la que la actriz entregaba uno de esos trabajos mayúsculos que marcan toda una carrera profesional.
Para alcanzar la perfección, o la búsqueda de la misma, que requería su personaje, Portman estuvo acudiendo a clases de ballet de brutal duración y exigencia, combinándola con sesiones interminables de natación y una dieta basada, de manera casi exclusiva, en la zanahoria y la almendra, gracias a la cual perdió casi diez kilos. Una entrega que se vio reflejada, vaya que sí, en la gran pantalla. Y sigue siendo inolvidable.
Shia LaBeouf
Otra cosa no, pero Shia LaBeouf es un tipo comprometido. ¿Con qué? Con todo, pero especialmente con su carrera como fuente de arte y creatividad, de análisis constante, de sacrificio total. Si Shia acepta un papel, apuesta tu dinero a que se dejará la piel por conseguir sacar lo mejor de sí mismo. Uno de los últimos ejemplos lo podemos encontrar en su preparación para 'Corazones de acero', notable película bélica de David Ayer centrada en las vivencias de un conjunto de soldados en la Segunda Guerra Mundial.
Para encarnar a uno de los personajes secundarios, LaBeouf confesó que no se había duchado durante cuatro meses, que se cortó la cara y que se removió uno de sus dientes. El resto de compañeros de reparto nunca terminaron de entender demasiado al bueno de Shia, pero la conciencia del protagonista de 'Transformers' está más que tranquila. Hizo su trabajo. Y un poco más.
Jack Nicholson
Una de las mejores interpretaciones de la carrera de Jack Nicholson, y hablamos de una trayectoria repleta de inmensos trabajos, la encontramos en esa obra maestra llamada 'Alguien voló sobre el nido del cuco'. Para la preparación y construcción del inolvidable McMurphy, y sus vivencias dentro de un hospital psiquiátrico, Nicholson entendió que no podía desprenderse en ningún momento del personaje, comportándose y hablando como él tanto dentro como fuera del set de rodaje.
La decisión del director Milos Forman de filmar la película en el Oregon State Mental Hospital, propiciando que todos los miembros del reparto convivieran con pacientes reales ingresados en sus instalaciones, ayudó bastante a un Nicholson que, insistimos, pocas veces ha estado mejor.
Robert De Niro
El primer nombre que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de actores encantados de entregarse en cuerpo y alma a sus personajes es Robert De Niro. Y no podemos negar que se lo ha ganado. Sus dos ejemplos más espectaculares, que terminaron convertidos en dos de las interpretaciones más inolvidables de la historia del cine, siguen dando vértigo. En el primer caso, 'Taxi Driver', el actor se sacó la licencia para conducir taxis y estuvo transportando a ciudadanos de Nueva York en turnos completos de doce horas diarias. Por otro lado, y de nuevo con Scorsese a su lado, 'Toro Salvaje' sirvió para que aprendiera boxeo con el auténtico Jake LaMotta mediante unos entrenamientos tan intensos que provocaron la rotura de varias costillas y dientes. ¿De Robert? No, de LaMotta. Es decir, del deportista profesional.
Por si esto fuera poco, el rodaje de la película se tuvo que paralizar durante cuatro meses para que el actor consiguiera un peso ideal para encarnar la versión gorda y desgastada del boxeador, tiempo que De Niro dedicó a comer sin orden alguno todo tipo de carnes y pasta. Al menos, en esta ocasión, le sirvió para conseguir un Oscar. Y para convertirse en leyenda.
Tom Hanks
Tom Hanks es uno de los mejores y más queridos actores de las últimas décadas, un estatus al que no es nada sencillo acceder pero que el protagonista de, entre otras, 'Forrest Gump' o la reciente 'Sully', se ha ganado a base de esfuerzo y compromiso. Porque, más allá de su notable olfato a la hora de escoger papeles, Hanks ha entendido a cada uno de sus personajes como un vehículo de comunicación total con el espectador, un modelo de comunicación distinto y siempre interesante.
Para ello, ha llegado a perder más de 20 kilos para encarnar, de manera maravillosa, a un náufrago en la película homónima de Robert Zemeckis, o convivir con sus compañeros de reparto de 'Salvar al soldado Ryan' en un campo de entrenamiento durante más de 10 días para, posteriormente, pasar seis días comiendo comida enlatada y durmiendo en plena naturaleza. El resultado de ambas interpretaciones sigue siendo deslumbrante. Siempre tenemos que estar agradecidos a Tom Hanks.
Jared Leto
Jared Leto es uno de los últimos actores en sumarse a la lista de entregados por la causa por encima del sentido común. Es cierto que su primera transformación ocurrió una década con 'El asesinato de John Lennon', fallida película para la que el intérprete engordó más de 30 kilos destinados a emular de manera precisa el físico de Mark David Chapman.
Una misión cumplida que, sin embargo, no consiguió deslumbrar demasiado a una crítica que sí que aplaudió con entusiasmo su interpretación en la estupenda 'Dallas Buyer Club', para la que se situó 13 kilos por debajo de su peso recomendado. Un esfuerzo que se vio recompensado por un indiscutible Oscar a Mejor Actor de Reparto. Lástima que su siguiente transformación haya sido en la peor versión del Joker que se ha visto en la gran pantalla hasta la fecha.
Daniel Day-Lewis
Daniel Day-Lewis, uno de esos actores esenciales que tienen el honor de formar parte del selecto club de los ganadores de tres Oscar, a los que, probablemente, se sumarán seis más si se sigue la tónica de premiar cada una de sus interpretaciones, también es conocido por su manera de entregarse a sus personajes. No hay espacio para la broma o la frivolidad, hablamos de un actor capaz de hacer, en apariencia, cualquier cosa.
El ejemplo más evidente lo encontramos en 'El último mohicano', estupenda película de aventuras para la que el actor se preparó aprendiendo a vivir en plena naturaleza, cazando y despellejando animales para alimentarse construyendo canoas y lugares para dormir y acompañado en todo momento por su rifle. Más tarde, y tras cinco semanas de espectacular preparación física, Day-Lewis se internó en los bosques de Carolina del Norte para vivir allí durante un mes, contando, eso sí, con la ayuda de varios expertos en cultura nativa americana. Otra demostración de entrega creativa que es marca de la casa.
Christian Bale
No es demasiado difícil imaginar la cara del nutricionista de Christian Bale, su estrés, su agobio y sus nervios cada vez que el actor le llama para comentarle su nuevo proyecto. Porque los antecedentes son poca broma. Hablamos de un actor que, cuando protagonizó 'El Maquinista', película más que reivindicable, perdió casi 30 kilos, adquiriendo un aspecto casi fantasmal que erizaba la piel.
Más tarde, ganó 44 kilos de músculo para colocarse en perfecto estado el traje del héroe de Gotham en la notable 'Batman Begins'. Dos transformaciones físicas que tuvieron continuidad con 'The Fighter' y 'La gran estafa americana', su última locura, para la que ganó 20 kilos de pura grasa. Así es Bale. Y no le intentes convencer de que no lo haga, solamente será peor.
Leonardo DiCaprio
Parece que fue ayer, pero próximamente se va a cumplir un año desde El Momento En El Que Leonardo DiCaprio Ganó Su Primer Oscar, un premio que celebramos como si nos lo hubieran entregado a nosotros mismos o a alguno de nuestros familiares directos más queridos. Y era comprensible, su carrera, repleta de personajes inolvidables, llevaba tiempo mereciendo una repercusión, en términos de premios, de esta magnitud. La culpable, su interpretación en 'El renacido', tenía todo lo que necesitaba la Academia: transformación física, entrega total y, bueno, la sensación de estar ante un actor que estaba haciendo TODO lo posible para que, de una maldita vez, se rindieran ante su leyenda.
Para ello, DiCaprio pasó por cien calamidades distintas entre las que destacan una sabrosa degustación de hígado crudo de búfalo, recordemos que el actor es vegetariano, cinco horas de maquillaje diarias, que incluían cera ardiendo en la barba para que pareciera escarcha al secarse, o un vestuario basado en abrigos de piel de 50 kilos con los que pasaba horas sumergido en lagos de temperaturas por debajo de los cero grados. Resumiendo, se jugó la vida. Pero, oye, ¡qué noche la que de aquel día!
Adrien Brody
Aunque su carrera se ha ido diluyendo como un azucarillo, hubo una noche, un momento, en el que Adrien Brody conquistó el mundo. En ese instante, la sorpresa que supuso su triunfo en la categoría de Mejor Actor en los Oscar de 2003, su apasionado beso a Halle Berry al recoger su estatuilla y su conmovedor discurso de aceptación, confirmó el respeto y admiración que había conseguido gracias a su sobresaliente interpretación en 'El pianista' de Roman Polanski, un trabajo para el que actor quiso entregarse al cien por cien. Brody tenía claro que se trataba de una película importante, de una historia tremenda e impactante que requería de un compromiso total.
Para ello, el actor decidió desprenderse de todos sus objetos de valor para entender, de la manera más contundente posible, las sensaciones relacionadas con perderlo todo de manera repentina y abrupta. Ni móvil, ni coche millonario, ni apartamento de lujo en el que vivía, nada, el actor renunció a todo ello, llegando a tomar decisiones personales tan importantes como dejar a su novia, con la que compartía una relación de larga duración, para terminar de destruirse por dentro. ¿Mereció la pena? Revisando su interpretación, la respuesta es un rotundo sí.