'El séptimo sello' es inalcanzable. A todos los niveles. En el mejor de los casos, puede que roces con la punta de los dedos la intensidad, la profundidad y la complejidad de la obra maestra incontestable que ese director único e imprescindible, digamos superdotado, llamado Ingmar Bergman regaló a la humanidad en 1957. Una fecha demasiado lejana en el tiempo para corresponder a una película que continúa muy avanzada a su tiempo, a millones de kilómetros de distancia. Y no, no es el clásico familiar que ha aguantado de forma ejemplar el paso del tiempo, se trata de una de las propuestas más exigentes e hipnóticas de la historia del cine.
Una película que es incapaz de envejecer por que no entiende relojes, ni de calendarios, ni de prisas ni pausas. Siempre aparece en el momento correcto, la situación idónea, rodeada de los elementos perfectos. Si la ves por primera vez, necesitarás tiempo para sobreponerte del impacto, para intentar descifrar todos sus secretos, incluso aquellos que se abrazan a la evidencia. Si repites su visionado, te darás cuenta de que siempre hay algo más, que cada diálogo tiene un sentido, que cada escena se dirige con contundencia a una meta marcada por la reflexión y el debate.
En definitiva, 'El séptimo sello' no se puede abarcar de pura inmensidad. Aunque, a continuación, intentemos acercarnos a algunos de sus aspectos más sorprendentes a través de diez curiosidades que nos pueden servir para completar el fascinante puzzle que Bergman nos regaló. No será fácil, pero cumplirá también su función de homenaje a una película eterna, inolvidable. Obligatoria.
Curiosidades de 'El séptimo sello'
Proceso conflictivo
Tener la oportunidad de revisar, una y otra vez, 'El séptimo sello', es uno de los grandes lujos que cualquier amante del cine puede darse desde hace varias décadas. Pero se trata de un regalo que estuvo muy cerca de no producirse. Bergman, que comenzó a trabajar en la historia mientras se recuperaba de una dolencia estomacal, vio como el proyecto era rechazado hasta que, después del importante éxito cosechado en el Festival de Cannes con su interesante comedia 'Sonrisas de una noche de verano', el estudio Svensk Filmindustri decidió financiar la película. Eso sí, el plazo para el cineasta fue de 35 días, una fecha límite que se sumaba al estrés que le supuso reescribir hasta cinco veces el guión.
El inicio de una gran amistad
Para millones de espectadores, Max Von Sydow siempre tendrá el rostro imponente y solemne del padre Merrin en 'El exorcista', uno de los clásicos más indiscutibles del género de terror. Sin embargo, sería una lástima que no descubrieran la relación artística que mantuvo durante muchos años con Ingmar Bergman, una etapa de trabajos conjuntos inolvidables que tuvo en 'El séptimo sello' su más que prometedor inicio. A partir de aquí, Von Sydow y el cineasta colaboraron en obras maestras de la talla de 'Fresas salvajes', 'El manantial de la doncella', 'Los comulgantes', 'La vergüenza' o 'La hora del lobo', entre otras. La unión de dos genios, delante y detrás de las cámaras.
Favoritismos
Aunque en alguna entrevista Ingmar Bergman fue ligeramente crítico con 'El séptimo sello', calificándola como 'irregular', finalmente confesó que se trataba de uno de sus trabajos más logrados. Una película que, apuntó, se encontraba muy cerca de su corazón, especialmente por la capacidad de la propia historia de sobrevivir a un proceso creativo tan complicado e imprevisible. Una victoria que el cineasta vivió con una emoción que los espectadores llevamos compartiendo y disfrutando durante décadas. Y las que quedan.
Jaque mate
¿Alguna vez os habéis preguntado el valor que pueden tener las piezas del tablero de ajedrez protagonista de 'El séptimo sello'? Probablemente no, pero los descendientes de Ingmar Bergman sí que se llegaron a plantear esta cuestión...y por eso las pusieron a la venta. El resultado fue una importante puja que terminó cuando una de las personas interesadas ofreció más de 100.000 euros. La cifra redonda de un tesoro incalculable, el precio que hay que pagar para tener un trozo de historia del cine en casa.
Fans en el Vaticano
El componente religioso a lo largo de 'El séptimo sello' es tan evidente como deslumbrante, un elemento esencial para que la fórmula narrativa de la película, tanto en el fondo como en la forma, terminara alcanzando la excelencia que la representa. Por eso, no es extraño que se encuentre en la lista de las 45 Mejores Películas de la Historia elaborada desde el mismísimo Vaticano. Un puesto privilegiado que se suma a los obtenidos en numerosos rankings propuestos a lo largo de las últimas décadas, en los que la película de Bergman siempre ha tenido una destacada presencia. Pura coherencia, pura justicia. Amén.
Improvisaciones memorables
Otra de las escenas más reconocidas y admiradas de esta obra maestra sigue siendo esa danza macabra que prácticamente cierra el relato. Un instante cinematográfico de primer nivel cuyo rodaje, sin embargo, tuvo poco de poético y mucho de (inspirada) casualidad. Y es que, como confesó Bergman años después, se trata de un momento que se rodó a un ritmo frenético porque la mayoría de actores implicados habían dado por terminada su jornada laboral. Por eso, tuvieron que ser electricistas, maquilladores y asistentes, que en la mayoría de casos no sabían de qué trataba la escena, los que protagonizaron este pequeño milagro. Otro más.
Pintando la historia
Una de las escenas más inolvidables de 'El séptimo sello', y hablamos de una película repleta de ellas, es la partida de ajedrez, pilar sobre el que se sustenta toda la obra y que marca uno de los grandes hitos visuales del cine de Bergman. Pues bien, la inspiración para componer este prodigio cinematográfico lo podemos encontrar en un mural del pintor medieval de iglesias Albertus Pictor, confirmando esa influencia pictórica que recorre cada plano. En definitiva, arte en estado puro.
Versiones
La esencia que recorre todas y cada una de las escenas que estructuran 'El séptimo sello' es cien por cien cinematográfica. Cautiva e hipnotiza con la grandeza del mejor cine, condensando muchas de las virtudes esenciales para convertir a una propuesta en un clásico sin fecha de caducidad. Sin embargo, Bergman escribió una primera versión del guión, titulado entonces 'Pintura sobre tabla', para los estudiantes de actuación del teatro de la ciudad de Malmö. De esta forma, se estrenó en 1954 en la radio sueca, continuando su andadura un año más tarde en formato teatral. En aquella ocasión, Bergman fue sustituido en la dirección por Bengt Ekerot, que terminaría interpretando al personaje de la Muerte en la versión cinematográfica.
And the loser is...
Aunque parezca increíble, 'El séptimo sello' no consiguió alcanzar la gloria absoluta en la edición de 1957 del Festival de Cannes, en la que participaba dentro de la sección oficial. La Palma de Oro fue a parar en aquella ocasión, y de manera incomprensible, a las manos de 'La gran prueba', correcto drama costumbrista firmado por un William Wyler que ni siquiera entregaba aquí su mejor película.
Y, por si esto no fuera lo suficientemente grave, el premio que sí que consiguió 'El séptimo sello', el especial entregado por el Gran Jurado, fue compartido con la propuesta polaca 'Kanal', del prestigioso cineasta Andrzej Wajda. Y así empezó y terminó una de las carreras de premios más injustas de todos los tiempos.
Atracción mortal
Si tuviéramos que enmarcar a 'El séptimo sello' dentro de un género, el drama sería el primero en llegar a nuestra cabeza. Sin embargo, las mentes creativas detrás de la atracción 'El pasaje del terror', una de las más reconocidas y populares, encontraron en el personaje de la Muerte a un reclamo perfecto para empezar a meter el miedo en el cuerpo de los valientes que se atrevieran a enfrentarse a ella. De esta forma, aquel rostro pálido se convirtió en uno de los protagonistas indiscutibles de numerosos parques de atracciones y ferias varias. Y a temblar.
