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CRÍTICA

'Power Rangers': Me pido el Rojo

La mítica serie de los 90 olvida su pasado trash y se actualiza con una aventura más seria, pero igualmente sin pretensiones, que recupera esa sensación de aventura que vivir con amigos.

Por Jesús Agudo Más 20 de Marzo 2017 | 17:00
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Hollywood sigue apostando por la nostalgia para nutrir su escasez de ideas en lo que a películas palomiteras se refiere, pero ahora que parece que los 80 han sido sobreexplotados con creces, toca pasar a la ecléctica década de los 90, esa en la que los millones de dólares empezaron a significar un tipo de cine en sí mismo. Pero la película que hoy nos atañe no nos lleva a la gran pantalla, sino a la pequeña. Y al patio del colegio. Como persona nacida a finales de los 80, viví mi infancia en pleno fin de siglo. Viví los Tazos, los Gogos, los Rappers, los Huevos Kinder, los Tamagotchis y, por supuesto, los Power Rangers. Una revisión de una serie de la que nunca me perdí un capítulo podría haberse convertido en un "me vais a destrozar la infancia" estilo los haters de 'Cazafantasmas'. No iba a ocurrir, porque ese argumento es una tontería: puede que un remake no sea necesario, pero nunca una nueva película va a borrar todas esas horas que pasamos en el patio eligiendo qué Ranger éramos. Cogí, pues, todos esos recuerdos, intenté olvidarme de los prejuicios y me metí en el cine con miedo, y también bastante ilusión. Quería volver a metamorfosearme.

Power Rangers

Dean Israelite, director de 'Project Almanac', podía haber ido por dos vías con una revisión de los 'Power Rangers'. Podía habernos dado un "homenaje" totalmente trash a una serie que, ya en los 90, era más bien cutre y casi paródica. Una película con gente vestida con mallas y enemigos que se movían de forma absurda y que con un toque eran eliminados. Podría haber sido curioso y, para qué negarlo, lo más fiel a su material original. Pero adoptó la vía dos, que es tomar la mitología de la serie y darle un lavado de cara más digno. Esto podía traer un problema, y es que tomarse en serio una premisa así iba a dar pie a una película que lo único que podría conseguir era risas incómodas. Por suerte, los nuevos 'Power Rangers' saben a qué han venido: a ayudarnos a evadirnos sin ninguna pretensión más, como ya hicieron hace dos décadas.

Este toque más serio empieza desde un prólogo que tiene la película, y que sirve para dar un poco de contexto. En la era de los dinosaurios, un alienígena llamado Zordon (un Bryan Cranston lleno de prótesis) consigue evitar el fin de nuestro planeta acabando con los planes de Rita Repulsa (Elizabeth Banks), y logra enterrar cinco piedras (o monedas) de poder que se mantendrán latentes hasta que lleguen cinco elegidos para retomar el trabajo de los Power Rangers de proteger la Tierra de su destrucción. Millones de años después, en nuestro tiempo, ese lugar se ha convertido en la ciudad de Angel Grove, la típica pequeña urbe americana en la que viven cinco chicos que se sienten un poco atrapados en sus situaciones. El quarterback que se ha cansado de ser perfecto, la animadora que carga con una culpa muy grande, el empollón rarito, la chica solitaria y el rebelde que apenas pisa el instituto. Todos ellos acaban coincidiendo en la vieja mina, encuentran las piedras y descubren que han sido elegidos para evitar que una renovada Rita Repulsa vuelva a intentar acabar con la vida en la Tierra.

Power Rangers

Al igual que en la serie, Israelite ha apostado por formar un grupo de protagonistas que son los mayores estereotipos de adolescentes outsiders que se puede encontrar en un aula. Aunque no llegan al nivel tan básico de los Rangers originales, son la viva imagen de los tópicos. Algo que, sinceramente, nos podíamos imaginar que ocurriría. Por suerte, los nuevos Jason, Kimberly, Trini, Billy y Zack consiguieron ganarse mi corazón por varias razones. La primera, porque ninguno de ellos tiene una interpretación memorable, pero tampoco ninguno de ellos hace un trabajo desastroso (y, de nuevo, no vengo a ver 'Power Rangers' en busca de Oscars). La segunda, porque juntos forjan una especie de 'El club de los cinco' del siglo XXI en el que sí me creo la amistad que acaban haciendo, un poco por necesidad pero también por la empatía que despiertan por entenderse entre marginados. Este nuevo equipo consigue mantener el peso protagonista y, aunque ninguno destaque especialmente, tienen madera de héroes que en su día habrían forrado nuestras carpetas. Y qué era 'Power Rangers' sino un homenaje al poder de la amistad.

Su primer capítulo en la gran pantalla está dedicado casi enteramente a su origen, a cómo encuentran esa conexión entre ellos para sacar todo su potencial y apoyarse los unos en los otros. Por eso, quizás resulte un poco frustrante que, de las dos horas que dura la película, tardemos más de la mitad en verlos con los trajes de Rangers. En su lugar nos muestran primero una típica película de instituto que deriva en el entrenamiento para que estén listos para el ataque de Rita. Ese entrenamiento no se hace pesado al estar completado por las propias tramas personales de cada uno, hechas para que entendamos por qué se sienten tan solos (y que también están llenas de tópicos). Y aquí empezamos a ver diferencias de estilo con respecto a la serie original. Las peleas con las masillas (que ya no son señores disfrazados sino estructuras de piedra, igual de bobas que las primeras pero no tan ridículas) vuelven a ser maravillosas coreografías, pero sin tantas artes marciales o, al menos, no tan marcadas. Igualmente, muy vistosas y entretenidas.

Power Rangers

Pero para verlos en todo su esplendor tendremos que esperar a la batalla con Goldar, el que fuera mano derecha de Rita en la serie y que ahora es un gigante hecho de oro fundido, controlado por la villana de la película. Aquí ya veremos a los Rangers como los recordábamos: enfundados en sus trajes y acompañados de sus Zords, que vuelven a ser inspirados en dinosaurios. Aunque de primeras no me gustaron mucho los diseños, luego en la película los trajes lucen mucho mejor que en fotografía, con ese aire de armadura alienígena. Con los Zords sí que la nostalgia juega en su contra y no consiguen parecerme tan chulos como los clásicos, igual que el MegaZord. Hay un momento en el que la película se atreve a meter una pullita a 'Transformers', como diciendo que dos pueden jugar al juego de los robots gigantes destrozando ciudades. Y en eso estoy de acuerdo, pero los efectos distan mucho del nivel de los robots de Michael Bay. Aún así, cuentan con una gama de efectos especiales y de CGI bien solvente. Algo que ya hace que la película sume muchos puntos teniendo en cuenta los antecedentes de la saga (por favor el Ivan Ooze o el MegaZord de la película de 1995...). Y lo dicho, aunque cuesta entrar en sus nuevos looks, al final acaban convenciendo.

Un miedo que tenía con esta película era el hecho de que Dean Israelite estuviera detrás. 'Project Almanac' pintaba bastante bien y tenía unos serios problemas de ritmo que lapidaban cualquier interés puesto en la película. Por suerte, en esta ocasión lo ha conseguido mejorar, y nos encontramos con una película altamente entretenida. Además, aunque vaya de más seria que los capítulos, no se olvida de lo que queremos los potenciales espectadores de 'Power Rangers': acción, aventura, humor y desconexión. Escapar. Divertirnos. Sin ninguna pretensión más. La historia es básica, la hemos visto miles de veces, pero está contada con la suficiente soltura como para lograr su objetivo. Por supuesto que si las interpretaciones no son nada del otro mundo, menos lo es el guión, lleno de tópicos de este tipo de películas desde que roban a la mascota del instituto hasta el final de la cinta. Pero funciona igualmente. Mantiene el ritmo casi todo el rato y no deja de lado el humor, aunque muchas veces probablemente sea no intencionado. Pero ya sea con ellos o de ellos, echaremos más de una vez alguna carcajada mientras nos atragantamos con las palomitas.

¡Go, Go!

La nostalgia está utilizada con cuidado, lo suficiente como para hacer que los que crecimos con los Power Rangers queramos ponernos a aplaudir, pero dejando clara la identidad como un nuevo capítulo de la franquicia que tiene su propio camino. Igualmente, el "ay ay ay" de Alpha 5 sigue intacto. Hay un par de cameos (muy cameos) de dos de los Rangers originales hacia el final de la película. E incluso llega a sonar la sintonía de la serie, uno de los highlights de la película sin duda. Y luego están los elementos clásicos, casi todos ellos actualizados. Bryan Cranston es el nuevo Zordon, que tiene una nave-guarida reformada y se proyecta con una pantalla que le permite un mayor movimiento que el tubo de antaño. Se lo tiene que pasar en grande haciendo estos papeles, porque si no ya tiene ganas de meterse a grabar una escena llena de prótesis para el prólogo, o aprender a hablar alienígena. Aunque prefiero pensar que tiene un corazón muy geek. Alpha 5 ejerce de alivio cómico y, aunque su diseño sigue siendo realmente desconcertante, Bill Hader hace un gran trabajo dándole mucho carisma al robot. El lado oscuro es lo que más falla. No es que Elizabeth Banks no esté a la altura, pero Rita Repulsa es una villana muy mítica y esta nueva versión no termina de calar. Sigue siendo bastante histriónica, pero le falta el punto mamarracho de la anterior. Aquí no deja de ser una mala muy estándar que no parece tener el poder suficiente en ningún momento de poner en peligro de verdad a la Tierra. Entiendo el cambio de diseño, pero las pieles y la risa de Barbara Goodson eran demasiado icónicas. Y el nuevo Goldar tampoco llega a convencerme. Ya de por sí el diseño tan dorado y fluido pone en evidencia el trabajo de ordenador de la película (si Peter Jackson hizo tal desastre en 'El Hobbit' con el doble de presupuesto...). Pero además el hecho de ser un golem de oro le quita toda la personalidad y lo convierte en el típico gigante que hemos visto ya tantas veces que llega a aburrir. No ayuda tampoco que la batalla final se haga algo larga, por muy chula que sea la aparición del MegaZord o la cantidad de destrucción alrededor, que es la que se podría esperar. Para futuras entregas (quedaos en los créditos para ver por dónde van a tirar) van a tener que revisar el lado de los enemigos de los Rangers, que es el principal punto negativo de la película.

Power Rangers

Pero si la cruz se la llevan los villanos, la cara de la moneda es la maravillosa sensación que deja al fan de toda la vida. La película me transportó por completo al patio del colegio otra vez, y me recordó lo mucho que molaban las historias de ensalzamiento de la amistad, con las que luego salíamos del cine queriendo derrotar juntos a las fuerzas del mal, aunque acabáramos peleando por elegir personajes. Pocas películas consiguen esa sensación ya, y menos en adultos. 'Power Rangers' es nostalgia bien hecha, es actualización manteniendo la esencia presente. Eso era lo más difícil de repetir, y lo han conseguido. De hecho, la película podía haber sido un absoluto desastre y han logrado encontrar una voz que suena nueva, pero con ecos del pasado. Solo por eso ya merece la pena darle una oportunidad. Y por lo entretenida que es. Tendrá muchísimo que mejorar y obviamente no es la cosa más profunda del planeta. Pero ha logrado despertar esa pasión que en su día tuve por los Rangers. Y muy probablemente, las nuevas generaciones de chavales puedan disfrutar también viendo a Jason y compañía pelear contra Rita y los masillas como lo hicimos nosotros. Ojalá lo hagan. No hay nada que me haría más ilusión que ver a niños por la calle con sus muñecos y escucharles gritar "¡A Metamorfosearse!". A mí me costó mucho no decirlo a viva voz cuando salí de la sala.

Nota: 7

Lo mejor: Consigue que recordemos lo mucho que molaban los 'Power Rangers', y la actualización es bien resultona.

Lo peor: Rita Repulsa y Goldar no están a la altura de lo que molaban los de la serie.

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