Cómo la saga de monstruos de Universal atraerá por la oscuridad y complejidad de sus personajes

Que las momias valen para un roto y un descosido lo demuestra esta loca propuesta protagonizada por Bruce Campbell y que se basa en un texto de Joe R. Lansdale. Elvis Presley no murió como todos pensábamos, sino que decidió retirarse y ha pasado los últimos años viviendo tranquilamente en una residencia texana. Su retiro voluntario, sin embargo, no será tan apacible como él pensaba cuando una entidad del antiguo Egipto (vale, no es una momia al uso, con sus vendas y demás, pero aceptamos barco) llega dispuesta a absorber el alma de los residentes del asilo.

Igual que no se puede hablar de Drácula sin Bela Lugosi o Christopher Lee, no se puede hablar de la momia sin Boris Karloff (como tampoco al monstruo de Frankenstein). Un clásico del terror donde los haya, que ha marcado buena parte de las pautas del subgénero. De hecho, títulos como 'La momia' de Stephen Sommers, a pesar de irse por otros derroteros, han bebido directamente de esta película. Su argumento, el presumible: Una momia revive por la inconsciencia de un grupo de arqueólogos, y esta empieza a aterrorizarles, pero su único anhelo es recuperar a su amada.

Precursoras del talante aventurero que Universal Pictures quiere darle a sus monstruos clásicos (sirva de ejemplo el Drácula interpretado por Luke Evans), un Brendan Fraser en plena forma se vestía de Indiana Jones para enfrentarse a una momia que desea reencontrarse con su amor (sin olvidar las ansias de dominación mundial). Las dos primeras entregas de la saga, dirigidas ambas por Stephen Sommers, tenían la intención de modernizar al monstruo para un público más juvenil y que difícilmente se habría aventurado a ver una propuesta con una momia de corte más clásico. La propuesta les salió bien, aunque la fórmula se agotó pronto, y la tercera entrega (ya sin parte del equipo original), no terminó de funcionar.

Un año antes de ponerse en las manos de Cronenberg para protagonizar una obra de culto del cine de terror, 'La mosca', Jeff Goldblum se metió de lleno en esta comedia de terror obra de Rudy De Luca, guionista de films como 'Cavernícola' o 'Drácula, un muerto muy contento y feliz'. La película sigue a dos periodistas que son enviados a Transilvania para comprobar si el monstruo de Frankenstein sigue vivo. Una vez allí se encontrarán con un montón de seres, entre ellos la momia o un hombre lobo.

El prolífico Luc Besson, que ahora anda metido en la adaptación del cómic 'Valerian', ya apostó por el tebeo franco-belga para otra de sus obras más recientes. 'Adéle y el misterio de la momia', obra de Jacques Tardi, apuesta también por la variante aventurera del género, subrayando la comedia a través de sus diálogos y sus atípicos personajes. Sin ser el mejor Besson, resulta una propuesta interesante en la que nos encontramos con nuestras amigas las momias y un pterodáctilo que provoca el caos en el París de 1912.

El toque español de esta selección viene dado por dos míticos del fantaterror patrio: Paul Naschy (que protagoniza y guioniza) y Jack Taylor. Es muy loable el trabajo del equipo por acercar al público de la época su amor y conocimiento del género, apostando además por una momia bastante perturbadora, sedienta de sangre, pero, como sucede en buena parte de la filmografía de Naschy, el excesivo celo a la hora de afrontar las referencias y subrayar el homenaje hace que la cinta caiga en multitud de clichés y deje a un lado la consistencia narrativa en favor del sentimiento mitómano.

Para el final dejamos una obra de calidad más que discutible pero que con el sello Alexandre Aja con el se presenta, más de uno picamos. Las momias se apuntan al slasher y se divierten masacrando a unos desdichados exploradores que se han topado con ellas. A pesar de lo limitado de su radio de acción, la momia demuestra saber desenvolverse en diferentes géneros y subgéneros dentro del fantástico, pero más allá de la curiosidad, poco tiene que aportar el debut de Gregory Levasseur como director.