Bajo la etiqueta "cine de terror francés", han sido muchos quienes han podido llegar a pensar que dicha denominación bien podría aplicarse a todos aquellos títulos de horror que se llevan produciendo en el país galo desde principios del siglo XXI. Nada más lejos de la realidad: el New French Extremity (Nuevo Extremismo Francés) fue la nomenclatura con la que se intentó adscribir a una serie de títulos franceses que compartían ciertos elementos, tanto estilísticos como argumentales, pero que no eran hegemonía única del cine de terror.
Fue James Quandt, programador de la Cinematheque de Ontario (Toronto), quien habló por primera vez de una serie de factores que un determinado grupo de realizadores había parecido abrazar casi al unísono. Y lo hizo en colación al estreno de 'Twentynine Palms', la película que Bruno Dumont había presentado en el Festival Internacional de Cine de Toronto en septiembre de 2003. Sin embargo, y pese a que Quandt hablase de New French Extremity como algo peyorativo, fueron muchos los críticos y teóricos que cogieron el guante y continuaron divagando sobre esa inusitada violencia que había parecido invadir, de repente, ciertos sectores de la cinematografía francesa.
Referentes: de Sade a Polanski
El crítico Jonathan Romney volvía a hablar de todos aquellos cineastas a los que Quandt había puesto en entredicho (por lo que a lo gratuito de la representación de la violencia se refiere), y dejaba claro que tanto Gaspar Noé, Claire Denis, Jean-Claude Brisseau, Olivier Assayas como Bertrand Bonello y Dumont, tenían entre sus referentes culturales a cineastas de la talla de Roman Polanski, Pier Paolo Pasolini, Luis Buñuel, Jean-Luc Godard, Michelangelo Antonioni, Robert Bresson, Andrzej Zulawski, incluso el Marqués de Sade y Salvador Dalí.
Con semejante caldo de cultivo, ¿cómo no iban a ser transgresores y explícitos algunos de los títulos que nos llegarían? Sin embargo, y pudiendo englobarse dentro de la misma corriente, fue ese mismo año 2003 cuanto llegó otro título galo que daría por inaugurado ese mal denominado "terror francés". Fueron Alexandre Aja y su 'Alta tensión' quienes presentaron una fórmula que acabó muriendo por desgaste a los pocos años.
Porque no todas las New French Extremity fueron películas de terror, ni todas las películas de terror francesas se pueden englobar dentro de dicha corriente, sino que han sido los elementos socio-políticos que en ellas se trata (aunque sea de forma secundaria o a modo de alegoría) y un uso sin miramientos de la violencia gráfica (con o sin sangre) y el sexo explícito, los que enmarcan un movimiento que ha dado auténticas joyas del séptimo arte y del que seleccionamos las más destacables en el presente especial.
New French Extremity
'Seul contre tous'
Estrenada en el Festival de Cannes de 1998, la ópera prima de Gaspar Noé es una de las que bien pueden considerarse como pioneras en esto que después pasó a conocerse como New French Extremity.
Philippe Nahon interpreta a un carnicero cuya hija acude a él desesperada después de haberle venido su primera regla. Cegado por la ira y enloquecido al creer que han violado a su hija, agredirá a un tipo inocente y acabará con sus huesos en la cárcel, mientras que su hija será internada en un orfanato.
La xenofobia, la violencia descarnada y ciertos tabúes sociales se dan la mano un film que pretende (y lo consigue) ser una cruda crítica hacia la moral y la justicia contemporáneas.
'Sombre'
Philippe Grandrieux sigue siendo uno de los cineastas de vanguardia por excelencia del cine francés, y para muestra están los últimos títulos de su filmografía, que se alejan totalmente de lo que podría catalogarse como cine mainstream.
En 'Sombre', su debut cinematográfico estrenado en 1998, Marc Barbé interpreta a un asesino de prostitutas, a las que mata estrangulando mientras sigue el camino del Tour de Francia. Elina Löwensohn es Claire, una mujer con problemas psicológicos que se enamorará perdidamente de él. La extraña relación que se establecerá entre ambos, cambiará el rumbo de sus vidas.
'Pola X'
Considerada por Jacques Rivette como una de las mejores películas de la década de 1990, 'Pola X' de Leos Carax está inspirada en 'Pierre or the Ambiguities' de Herman Melville.
En esta macabra fábula moderna, Guillaume Depardieu es Pierre, un joven escritor que vive con su madre Marie (Catherine Deneuve) y está prometido con el amor de su vida. Tras conocer a una chica en el bosque, caerá en una espiral de sexo hasta abrzar de pleno los bajos fondos de la moralidad. Con subtexto político incluido, no deja de ser otra de las películas imperdibles en la filmografía de Carax.
'Fóllame'
Con un título tan poco sutil como el de 'Fóllame', Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi presentaron su ópera prima en el año 2000.
Clasificada X y censurada en varios países por su alto contenido de violencia y por incluir escenas de sexo explícito, cuenta como dos mujeres que huyen de la justicia (una de ellas, vecina de un barrio marginal que acaba de ser violada y ha matado a su hermano; la otra, una prostituta que acaba de matar a su compañera de piso) y cómo irán acabando con todos los hombres que se crucen en su camino a través de un vertiginoso thriller que recuerda más a los exploits de los setenta que a otra cosa.
Pese a que sus realizadoras se empeñaron en venderla como un canto al feminismo, el resultado final acabó siendo una de las peores películas del cine contemporáneo.
'Trouble every day'
Vincent Gallo encarna al Dr. Shane Brown en este título de culto de Claire Denis, en el que buscará aplacar la obsesión que le supone para acabar una investigación el encontrarse con el Dr. Sémeneau y la mujer de éste, Coré (Béatrice Dalle), quien vive encerrada por parte de su esposo para así poder aplacar sus instintos caníbales.
Pese a las elevadas dosis de sangre y elementos gore, el film de Denis es un claro ejemplo de que el cine de autor no tiene por qué no tener sello de género. Culto indiscutible.
'Le pornographe'
En el segundo largometraje de Bertrand Bonello, Jean-Pierre Léaud interpreta a Jacques Laurent, un director de cine porno que sufre una crisis de identidad al percatarse de que la industria ha cambiado y de que ya no es capaz de representar el erotismo y la sexualidad como hacía antes.
'Le pornographe' es uno de los pocos títulos del New French Extremity que se enmarcan en él tan solo por contener escenas de sexo explícito, ya que carece de otro de los elementos clave que conforman la tendencia: el del uso de la violencia y la mención (aunque sea velada) a los pertinentes tiempos socio-políticos.
'Demonlover'
Cuando muchos creían que aquello tan de los noventa del tecno-thriller ya estaba más que obsoleto, en 2002 llegó Olivier Assayas con su 'Demonlover' para demostrar que no estaba todo dicho.
Connie Nielsen, Gina Gershon, Chloe Sevigny y Charles Berling interpretan una historia en la que dos compañías luchan por conseguir los derechos de un material de dibujos pornográficos en 3D.
Espías industriales, engaños, conflictos de intereses y la deep web son algunos de los elementos de este neo-noir de visionado obligatorio.
'Irreversible'
Nuevamente, fue Gaspar Noé el responsable de un título que aportó al New French Extremity toda la sordidez posible.
Contada a la inversa, 'Irreversible' nos presenta cómo llevará a cabo Marcus (Vincent Cassel) una brutal venganza después de que su novia Alex (Monica Bellucci) haya sido violada, acto mostrado en cámara en un desgarrador plano fijo de 9 minutos de duración, sin cortes.
'Dans ma peau'
Marina de Van escribe, protagoniza y dirige 'Dans ma peau', título que bebe de la filmografía de David Cronenberg y que pasa a ser uno de los body horror de autor más sugerentes de los últimos tiempos.
En ella, De Van interpreta a Esther, una mujer que tras haber sufrido un pequeño accidente, empezará a sentir un placer enfermizo en la automutilación y el autocanibalismo.
'Pasiones secretas'
El octavo largometraje de Jean-Claude Brisseau juega en la misma liga que lo hace 'Le pornographe' de Bertrand Bonello, por lo que a su adscripción al New French Extremity se refiere.
Y es que estas 'Pasiones secretas' presentadas a modo de melodrama, no son más que un compendio de situaciones que van a camino del thriller erótico de los noventa y el drama de autor, donde una stripper y una camarera iniciarán una tórrida relación a tres bandas con el hijo del hombre que les acaba de contratar. Como un 'Juegos salvajes' pero sin gracia y un tanto pretenciosa.
'Alta tensión'
Tras haber dirigido 'Furia' en 1999, Alexandre Aja consiguió dar un golpe sobre la mesa en 2003 con 'Alta tensión', título que daba por inaugurada la corriente de "terror francés" que a menudo ha sido utilizada como etiqueta generalizadora.
Plagiando descaradamente la novela 'Tension' de Dean R. Koontz (pese a que el realizador lo continúe negando) y resolviendo la trama en uno de los finales más tramposos que ha dado el cine de género, la película protagonizada por Cécile de France y Maïwenn no solo tiene algunas de las muertes más brutas que se recuerdan, sino que en ella subyace todo un subtexto en torno a las pulsiones sexuales que volvería loco al mismísimo Freud, y que ni siquiera el propio Aja parece haber comprendido a la perfección.
'Twentynine Palms'
El tercer largometraje de Bruno Dumont, quien ya había sido galardonado en dos ocasiones en Cannes por 'La vie de Jesús' y 'L'humanité', se estrenó en 2003 y fue el que dio pie a que se hablase por primera vez de New French Extremity.
En 'Twentynine Palms', Yekaterina Goluveba y David Wissak son Katia y David, una desempleada y un fotógrafo que se van al desierto con el fin de llevar a cabo una sesión de fotos. Road movie en la que la violencia acabará personificándose de la más cruel de las maneras, y la cual muchos han definido como una suerte de cruce entre 'The Brown Bunny' de Vincent Gallo y el cine de Michael Haneke.
'Sheitan'
Escrita y dirigida por Kim Chapiron, 'Sheitan' es, sin ningún tipo de duda, el título más grandguinolesco de toda la corriente New French Extremity, ya sea por el espíritu de terror de serie B que rezuma o por lo pasado de rosca que está Vincent Cassel, el villano de una función que bebe directamente del American Gothic y que fusiona slasher con ritos satánicos.
La película que hubiera hecho Rob Zombie si fuese francés.
'Ellos'
Directamente emparentada con la brutal 'Eden Lake', 'Ellos' no solo sirve como claro ejemplo de que el home invasion no es única y exclusivamente patrimonio de Hollywood, sino que convierte en virtudes todas las carencias de las que se le acusa, siendo la principal de ellas la falta de un gran presupuesto para llevarla a cabo.
Título de terror de los que enervan y llega a sobrecoger en su tramo final, cuyo desenlace no hace más que dejar sobre la mesa el eterno debate que gira alrededor del mal como algo plenamente intrínseco al ser humano.
'À l'intérieur'
Corría 2007 cuando Alexandre Bustillo & Julien Maury estremecían a medio mundo con 'À l'intérieur', la película con el parto más doloroso de la historia del cine, donde la venganza se convierte en el principal vehículo de una trama que también se nos presenta a modo de home invasion.
Sarah (Alysson Paradis) es una joven viuda que está dispuesta a pasar la Nochebuena sola en casa, a la espera de salir de cuentas para dar a luz a su hijo. Cuando una desconocida (Béatrice Dalle) se presente en su casa, el horror se desatará de la más brutal de las maneras.
'Frontière(s)'
Neonazis caníbales. Ahí es nada. Esos son los dos principales adjetivos con los que se puede definir a la familia de perturbados con la que se toparán los protagonistas de 'Frontière(s)', título dirigido por Xavier Gens, en lo que es claramente su carta de amor al cine de terror, con un título como principal referente: 'La matanza de Texas'.
Para más inri, la película se enmarca dentro de un fin de campaña de elecciones francesas, siendo los dos principales partidos que se disputan llegar al poder, uno conservador y otro de extrema derecha que bien podría ser un augurio de lo que vendría después con Marine Le Pen. Las dos Francias no solo se verán las caras en las urnas, sino que también lucharán por la supervivencia del más fuerte en el hostal donde tiene lugar la trama.
'Martyrs'
Junto a 'Irreversible', el 'Martyrs' de Pascal Laugier es uno de los títulos más polémicos de la presente lista, no solo por el alto contenido en violencia que contiene, sino por una escena en concreto (varia concatenación de escenas, en este caso) que consiguió helar la sangre al más duro.
En los años 70, una niña logra escapar del lugar donde ha estado cautiva. Años después, se tomará la justicia por su mano y, escopeta en mano, irá en busca de los que cree culpables de su secuestro. Tras matar a Xavier Dolan, descubrirá que el horror que se esconde tras las paredes de la casa es mucho mayor que el que conforman los monstruos que ha creado su trauma infantil.
'Enter the Void'
Como si de un ciclo se tratase, del mismo modo en el que fue Gaspar Noé quien inició el New French Extremity con 'Seul contre tous' en 1998, poco más de una década después (en 2009), presenta el que podemos considerar como último ejemplo de la corriente, 'Enter the Void'.
Una historia protagonizada por Nathaniel Brown y Paz de la Huerta, quienes encarnan a dos hermanos viviendo en Tokyo. Neones, surrealismo y un tono que va entre lo experimental y lo lisérgico, son los principales elementos de uno de los indiscutibles films de culto de Noé.
