Millones de espectadores hemos visto crecer a Anna Paquin en una pantalla. Y hablamos de manera prácticamente literal. Muchos, incluyendo a decenas de académicos, nos quedamos asombrados ante el sorprendente talento de una niña de once años en 'El piano', la película que la catapultó directa al éxito y la fama, con uno de los Oscar más comentados y analizados de la historia incluido. A partir de ahí, Paquin ha dado forma a una carrera en la que se reparten, de manera casi igualada, los triunfos y los fracasos. Pero, eso sí, siempre desde la implicación total. Es lo que tiene la supervivencia.
Porque, no nos engañemos, la situación en la que se vio la actriz cuando acababa de pasar los diez años de edad parecía orientada directamente a la perdición. Los juguetes rotos de la industria de Hollywood no son una leyenda, ni un mito, existen y se suceden cada vez con mayor frecuencia. Gestionar un éxito de semejantes dimensiones en los primeros pasos de un camino que requiere contundencia y velocidad a partes iguales debe ser similar a una misión imposible. Paquin, afortunadamente, consiguió equilibrar una balanza destinada a romperse. Pero todo se mantuvo en orden. Y así continúa.
Entre el cine independiente y los blockbusters, las series de televisión de audiencias masivas y las propuestas más pequeñas del mercado, Paquin se mueve sin dar explicaciones a nadie y desde la tranquilidad que ofrece la libertad. Hablamos de una actriz con una presencia muy marcada, un talento que parece surgir casi siempre desde la indiferencia y una personalidad aparentemente compleja tanto delante como detrás de las cámaras. Por eso, en este especial intentamos descifrar algunas de sus claves. Aunque con Paquin siempre parezca un reto.
Curiosidades de Anna Paquin
Oscar escondido
¿Quién no disfrutaría al máximo enseñando un Oscar ganado con solamente once años? ¿Quién no exhibiría el premio más importante de la industria con una mezcla de orgullo y satisfacción a prueba de balas y envidias? ¿Quién no sentiría que ha alcanzando el infinito y más allá agarrando con fuerza esa estatuilla dorada que te transporta automáticamente a la historia del cine?
Pues, al parecer, todas las respuestas a estas preguntas tienen un nombre: Anna Paquin, quien ha confesado en numerosas ocasiones que tiene guardado su Oscar a mejor actriz secundaria por 'El piano' en uno de los armarios de su habitación. La razón es que así evitaría que sus amistades que fueran a visitarla lo vieran y no hablaran de otra cosa.
Éxito por sorpresa
Es evidente que su victoria en la categoría de mejor actriz secundaria en los Oscar de 1993, con solamente once años de edad, supuso uno de los puntos de inflexión más prematuros de la historia de Hollywood. Pero Anna Paquin supo reconvertir la situación y esquivar todas las trampas para terminar siendo otra muñeca rota de la industria.
Sin embargo, toda esta situación estuvo muy cerca de no ocurrir jamás ya que la actriz acudió a la audición para 'El piano' como acompañante de su hermana, quien realmente fue a probar suerte. De hecho, Paquin ni siquiera tenía por entonces la idea de dedicarse al mundo de la interpretación, pero aquel día lo cambió todo.
Con calma
Más de una década. Para ser más precisos, 16 años. Ese es el tiempo que tardó Anna Paquin en ver 'El piano', la película más importante de su carrera, por primera vez. Una confesión que la actriz realizó en el programa estadounidense de David Letterman confirmando así que prisa, lo que se dice prisa, no tenía demasiadas por comprobar si su interpretación había estado a la altura de todos los halagos recibidos.
Ciclista experta
Una de las características más curiosas de la vida de Anna Paquin está directamente unida a su relación con las bicicletas, un vehículo que aprendió a usar, nada más y nada menos, que a los 26 años. Una lección tardía que se produjo debido a que sus padres, cuando la actriz era pequeña, siempre estaban ocupados por lo que no tenían tiempo suficiente para enseñar. Más vale tarde que nunca.
Estreno en el mundo de los vampiros
Otro de los momentos claves dentro de la carrera de Anna Paquin fue, sin lugar a dudas, su participación en la serie 'True Blood', una de las propuestas televisivas más aplaudidas y exitosas de los últimos años y que continúa, aún hoy, con un gran número de fervientes admiradores.
Lo curioso es que la actriz decidió formar parte de este proyecto sin contar, ni muchísimo menos, con algún tipo de referencia sobre el género de vampiros. De hecho, Paquin confesó que nunca había visto una serie o película protagonizada por este tipo de personajes a excepción de 'Entrevista con el vampiro'. Visto lo visto, no necesitaba más.
La extraña relación con Jeff
Ok, este tema es complicado. Veréis, todo comenzó en 1996, fecha en la que Anna Paquin protagonizó 'Volando libre', una tierna historia en la que la actriz interpretaba a Amy, una niña que vivía con su padre, interpretado por Jeff Daniels, y vivía una conmovedora aventura acompañada por un grupo de gansos. Tal cual. Más allá de su mensaje ecológico, la película funcionaba especialmente por la química entre la joven actriz y el protagonista de 'The Newsroom'. Hasta aquí todo normal.
Lo peliagudo llegó nueve años después, cuando ambos intérpretes coincidieron en una nueva cinta, la estupenda 'Una historia de Brooklyn', en la que Daniels interpretaba a un profesor que mantiene una relación bastante especial con una de sus alumnas. ¿Adivináis quién la interpretaba? Efectivamente, Anna Paquin. Raro. Muy raro.
Condiciones para volver
Su participación en la saga de los mutantes, especialmente en la primera trilogía, ha supuesto la mayor alegría cinematográfica, en términos puramente comerciales, de la carrera de Anna Paquin. Pero, tras estas primeras películas, la actriz vio como, al igual que la mayoría de sus compañeros de reparto, era sustituida por nuevos intérpretes cuya misión de renovar la franquicia terminó siendo todo un éxito. Sin embargo, Paquin regresó a este universo con una pequeña aparición en la notable 'X-Men: Días del futuro pasado', realizando un pequeño cameo que supuso toda una decepción para sus fans, quienes esperaban una mayor presencia de la actriz.
Preguntada al respecto, Paquin aseguró que estaba satisfecha con esta aparición, que finalmente fue mucho más amplia en la versión extendida que Fox lanzó al mercado doméstico, y que no le importaría repetir en el papel de Pícara. Eso sí, la actriz puso una condición imprescindible para regresar, que su personaje pudiera volar. Una exigencia que realizó a través de su twitter y que, al parecer, no fue suficiente para convencer a los responsables de la saga mutante. De momento.
Descansos de rodaje
A lo largo de su carrera, Anna Paquin ha trabajado con numerosos directores ilustres como Spike Lee, Gus Van Sant, Hayao Miyazaki o el mismísimo Steven Spielberg. En este último caso, la actriz participó en una de las películas menos aclamadas del Rey Midas de Hollywood, 'Amistad', interpretando a la versión infantil de la mismísima Isabel II de España. Un rodaje durante el que Paquin tuvo la oportunidad de realizar un viaje exprés a Toronto para protagonizar cinco anuncios televisivos para una compañía telefónica de su ciudad de origen, Winnipeg, capital de la provincia canadiense de Manitoba.
Aspiraciones políticas
¿Qué quieres ser de mayor? Durante su infancia, Anna Paquin tenía bien claro que responder a aquellas personas que le hicieran esta pregunta, tan tópica como inevitable. Cuidado, si creéis que la respuesta tenía algo que ver con el mundo de la interpretación estáis más que equivocados. Las intenciones de Paquin eran ser, atención, la Primera Ministra de Nueva Zelanda. Eso sí, si finalmente no conseguía hacerse con este cargo, la actriz se dedicaría al mundo de la abogacía. Ambiciosa desde el principio.
Mutante comprometida
Convertirse en mutante no era una broma para Anna Paquin. Consciente de que podía estar ante el gran triunfo comercial de su carrera, algo que finalmente sucedió, la actriz decidió entregarse al cien por cien a su personaje de Pícara, especialmente en la espléndida secuela 'X-Men 2', la mejor entrega de la trilogía inicial de la saga mutante. Y es que, Paquin realizó ella misma, sin necesidad de dobles, todas las escenas de acción, las más complicadas y peligrosas que ha rodado en su trayectoria.