La juventud del cine español viene fuerte. Dos de las mejores películas nacionales del año están dirigidas por debutantes que rondan los 30. Una es la honda y luminosa 'Verano 1993', con la que Carla Simón se abrió las entrañas y emocionó en Berlín y Málaga. La otra es este primer paso en el cine de los Javis (Javier Calvo y Javier Ambrossi), 'La llamada', una comedia musical que funciona como un reloj y habla con honestidad y claridad de una convulsa etapa de la juventud.
Debutantes pero no novatos: los Javis se han curtido en el mundillo en varias etapas. Primero como actores (Calvo fue uno de los protagonistas de 'Física o química'), después como autores y directores teatrales con ese fenómeno generacional que es la obra original en la que se basa esta película. 'La llamada' lleva años en cartel en el centro de Madrid (empezó en un escenario Off, más minoritario y pequeño, para pasar a convertirse en el espectáculo más famoso del Teatro Lara), y además hace lo imposible: llena las butacas de público joven que además repite. Será que, como dice una famosa frase de la obra, "la música hace milagros, Milagros".
Luego vino el doble salto mortal: una webserie en formato de falso documental, centrada en la industria del entretenimiento y protagonizada por un hombre travestido, el inimitable Brays Efe. Con 'Paquita Salas' los Javis pulieron aún más sus guiones y además terminaron de definir ese tono propio que mezcla gags de humor natural (casi parece improvisado, grabado por casualidad, una constante sucesión de one-liners que recogen el testigo de la comedia almodovariana) y una tendencia al drama intenso más adolescente.
Pero además demostraron que saben grabar, dónde y cuándo enfocar el objetivo; dirigir a los actores; controlar el tempo de la comedia, que no es poca cosa.
Lo que nos lleva al examen final, que pasan con matrícula de honor. 'La llamada' es su primer largometraje, y ya querrían otros directores no primerizos envolver tan bien un caramelo tan lleno de sabor. También hay que entender que han tenido tiempo: años de repetición de un libreto, que es un proceso vivo en el teatro, que se perfecciona con cada función, se mide más y más con cada risa del público.
Pero no podemos restarle mérito a este cóctel de talento, intuición y esfuerzo, ni dejar pasar la oportunidad de mencionar a la productora Apache Films de Enrique López Lavigne, que también ha sacado adelante una reciente joya nacional, 'Verónica' de Paco Plaza.
Y no hemos entrado a hablar del reparto. Las cuatro grandes protagonistas de la función han "ensayado" durante años sus papeles sobre las tablas: Macarena García, Anna Castillo, Belén Cuesta y Gracia Olayo. Todas ellas comparten la química propia de una pandilla de amigos que han luchado muchas batallas juntos. Se dicen, se miran, se escuchan y juntas consiguen que la receta sea redonda: la sororidad que comparten envuelve al espectador, que pronto se ve arrastrado con ellas donde quieran llevarle. Y mira que van a sitios.
Anna Castillo y Belén Cuesta son probablemente las que más brillan, gracias al encanto, el carisma y la naturalidad que desprenden. Pero es Cuesta la que más se esfuerza, entregando el que es el papel de su carrera hasta que se diga lo contrario, en un frágil equilibrio de drama y comedia constantes. La hermana Milagros está a punto de romper a llorar todo el rato, y nosotros no podemos dejar de reír con ella.
En la parte musical, destaca Macarena García, no solo por ser la que mejor canta, sino porque como protagonista es la que se lleva algunos de los mejores números. Este aspecto de la película es el que termina de convertirla en el producto feel-good perfecto que ha atrapado a una generación. Los Javis se decantan por una dirección más minimalista e íntima en las escenas musicales, algo inteligente teniendo en cuenta el presupuesto..
Mención especial para Richard Collins-Moore, que encarna a Dios (sí) y protagoniza algunos de los puntos más cómicos de la cinta. Pero la presencia de María Isabel Diaz, Secun de la Rosa e incluso los secundarios más efímeros como Esty Quesada (Soy una Pringada, haciendo de sí misma) o Llum Barrera también aportan al conjunto. Incluida cierta foto de una monja, otro guiño que los fans de los Javis agradecerán con entusiasmo.
Ah, claro, que aún no habíamos entrado en el argumento. ¿De qué va 'La llamada'? Pues un buen día, María (García), una joven que pasa el verano en un campamento religioso, recibe la visita de Dios. Que le canta canciones de Whitney Houston. Lo que le hará plantearse abandonar su sueño de montar un grupo de música electrolatina con su mejor amiga, Susana (Castillo).
Cualquiera que no esté familiarizado con la obra pensará lo normal: ¿un debut, comedia musical, y con esa premisa? ¿Cómo no ha salido un desastre infecto? Pues la música, Milagros, que hace milagros.
Un honesto retrato generacional
Otro de los aspectos de la película que quizá se pase por alto, pero que puede tener mucho que ver con cómo 'La llamada' puede conectar con un público joven y más concretamente femenino: el impecable tratamiento de los Javis de los personajes femeninos.
Ya no es solo que esta sea una película poblada por mujeres tridimensionales, es que imprime un inmenso cariño, respeto y una valiente honestidad en su retrato. No se juzga la entrega religiosa de unas ni el desenfreno vividor de otras, dos extremos que acaban tocándose en un mensaje conciliador y lleno de esperanza (en una de las escenas finales más bonitas del cine reciente). Y no menos valiente es mostrar a dos jóvenes viviendo con naturalidad el sexo y las drogas, sin demonizarlos ni dramatizarlos, ni tampoco idealizándolos. Una mirada a reivindicar como lo era aquella 'Victoria' protagonizada por Laia Costa.
Un retrato cercano y realista de una etapa concreta de la juventud en la que nos vemos obligados a entender nuestros cambios, ya sea un éxtasis religioso o el descubrimiento de una orientación sexual.
Nota: 9
Lo mejor: Un reparto en estado de gracia y un guión medido al milímetro
Lo peor: Habrá gente a la que le choque, de primeras, la mezcla de tonos entre la comedia y el drama intenso