Iban a ser unos Oscar muy inesperados. Iban a ser unos Oscar reivindicativos. Iban a ser unos Oscar que se iban a reír de sus propios errores. Y al final no han sido casi nada de eso. La edición número 90 ha acertado, por ejemplo, en rendir homenaje a su legado. Pero la sensación general es de oportunidad perdida.
Jimmy Kimmel empezaba la ceremonia dando en el centro de la diana. En su discurso de apertura tocaba todo lo que se suponía que iba a protagonizar estos Oscar: los 90 años de la ceremonia, el movimiento #MeToo, Harvey Weinstein, Trump, el envelopegate... Le faltó mencionar a Matt Damon. La cosa empezaba bien, y parecía que la ceremonia iba a ser una montaña rusa. Pero no. Tan pronto empezaron a caer los galardones que ya sabíamos que iban a caer, nos dimos cuenta de que los académicos no iban a salirse por la tangente.
De hecho, absolutamente todos los premios, salvo Mejor Película, han sido los que ya esperábamos. Todos nos hemos alegrado por ver por fin a Roger Deakins recoger el Oscar, o por el increíble triunfo de la chilena 'Una mujer fantástica' en Habla No Inglesa, y todo ha merecido la pena por ver el discursazo de Frances McDormand, pidiendo a todas las nominadas que se pusieran de pie para exigir más y mejores ofertas de trabajo. Pero hubiera estado bien que los votos nos hubieran dado algún momento de estupefacción sin que hubiera problema de sobres de por medio. Al final ha tenido que llegar el último premio para, creyéndonos que iba a ir a 'Tres anuncios en las afueras', coronar a Guillermo del Toro y 'La forma del agua'. Y nos ha hecho ilusión, sobre todo por ver a Guillermo tan (precisamente) ilusionado, no lo vamos a negar. Y que haya ganado una película de fantasía es un hito que merece ser recordado. Pero la falta de sorpresas hacen de los Oscar una gala aburrida. Aunque no hay que olvidar una cosa: al final esto no es que lo decidan para hacer los premios interesantes o no, es el veredicto de una votación entre miles de académicos, y si en otros premios las diferentes ramas o instituciones lo tenían claro, era difícil verlos cambiar de opinión ahora.
Sin embargo, ya que muchos de los ganadores sabían perfectamente que iban a subir al escenario, podrían haber aprovechado el momento para darnos discursos más emotivos que los que hemos visto. En el fondo, tenían muchas cosas de las que hablar. Sin embargo, se han tomado a rajatabla uno de los mejores gags de la noche, el sorteo de una moto de agua al discurso más corto (que se ha llevado el diseñador del vestuario de 'El hilo invisible' por sus 36 segundos de agradecimiento), y han sido escuetos y bastante asépticos. Solo se salieron un poco de la media el equipo de 'Coco', los directores del corto 'Silent Child' y su precioso speech hablado y en lengua de signos, Guillermo del Toro y Frances McDormand. Esta última sí aprovechó el momento (y mira que lleva recogidos premios esta temporada) para reivindicar que sus hijos se han criado perfectamente con una madre feminista, y pidió que todas las nominadas se pusieran de pie y se aplaudieran, sí, pero también exigieran lo que merecen. Y a los hombres de la sala les pidió que no les llamaran para felicitarlas, sino para hablar de nuevos papeles y proyectos.
Time's Up tuvo un pequeño guiño en un video bastante emotivo, recordando la importancia de la diversidad en las películas de este año, y de que tiene que ser a lo que debe aspirar Hollywood desde ya, remarcando éxitos como 'Black Panther' o 'Wonder Woman'. Pero 'Lady Bird' se fue de vacío, y salvo algún momento muy lúcido, como ver salir a Jodie Foster y Jennifer Lawrence a entregar el premio que debería haber entregado Casey Affleck, o el rasca de Emma Stone en la categoría de mejor director, la desigualdad salarial o los casos de acoso denunciados no han sido tan protagonistas como cabria esperar. Esto último sí que han sabido gestionarlo con elegancia, dando de nuevo voz a muchas de las mujeres silenciadas todos estos años, como Mira Sorvino o Ashley Judd.
No digas 'La La Land'
En lo que respecta al lío de los sobres, sí hubo algún que otro comentario al respecto, incluso Mark Hamill recordó su mantra "no digas 'La La Land'" cuando entregó uno de los galardones, pero el hito más importante fue volver a ver a Warren Beatty y Faye Dunaway juntos para presentar mejor película, porque "la segunda vez que se presenta siempre es mejor", como dijo Dunaway. La Academia ha cambiado el diseño de los sobres para que fueran legibles incluso desde casa y parecía que todos los ganadores se cercioraban de ver que eran de verdad ellos los elegidos antes de ponerse a agradecer. ¿Podría haber dado más juego? Quizás. Pero por suerte tampoco fue el festival del humor con los sobres y Price Waterhouse Cooper y Bonnie y Clyde. Hablando de festival del humor, hay que agradecer también las apariciones de Tiffany Haddish, Maya Rudolph y Kumail Nanjiani, que fueron los que consiguieron hacernos reír a carcajadas. De hecho, una sugerencia: Rudolph y Haddish para 2019, por favor.
Al final, la Academia ha preferido no meterse en jardines (ya tuvieron uno bien grande el año pasado sin buscarlo) y han hecho una gala muy correctita, con pocos momentos recordables, e incluso reciclando de otros años (ir a sorprender a espectadores en un cine tras llevar a fans a la gala del año pasado no es muy rebuscado que digamos), pero con un buen puñado de buenos homenajes a los 90 años de cine desde que existe el Tío Oscar. Sin duda, el momentazo de la noche fue un video tributo que pone los pelos como escarpias, lleno de imágenes y bandas sonoras que son pura historia del cine, que terminaba además agradeciendo a los espectadores estos 90 años que han ido a una sala de cine. Toda una declaración de intenciones, envuelta en el papel de regalo más bonito que existe: las películas. Esos montajes de video suplieron la falta de homenajes más grandilocuentes. Aunque es toda una oportunidad perdida no haber juntado a Kate Winslet y Leonardo DiCaprio para celebrar los veinte años de 'Titanic'. Al menos nos queda Rita Moreno luciendo el mismo vestido que llevó en 1962 cuando recogió su Oscar.
Pero, al final, toda la sensación es de "casi, pero no". La gala empezó media hora antes que otros años y siguió haciéndose larga. Los premios han quedado tan repartidos que se sigue echando en falta un fenómeno como los de antes, de esos que sabes que dentro de unos años uno sigue recordando. Ganó el amor, la fantasía, México, el fin de las barreras. Pero ya podría haber sido en una gala con un poquito más de emoción. En un año con nueve películas de un nivel tan bueno, merecíamos unos Oscar más recordables.