¿Qué demonios se puede hacer después de dirigir una obra de arte del tamaño de 'El silencio de los corderos'? ¿Qué proyecto puede resultar apasionante para un director después de construir una de las películas esenciales de la década de los 90? ¿Qué queda después de reinventar el género del thriller desde sus mismas entrañas? Pues, claro, el reto de entregar otro clásico. Dicho y hecho.
Jonathan Demme, consciente de que todas las miradas estaban posadas sobre su próximo proyecto después de arrasar en taquilla y premios con la inestimable ayuda de Hannibal Lecter y Clarice Starling, se guió de nuevo por su valentía para afrontar una película tan demoledora como 'Philadelphia', uno de esos dramas inolvidables frente a los que es imposible no derramar una lágrima.
Un logro que tiene aún más mérito ya que Demme demuestra constantemente un control absoluto sobre una historia que, en otras manos, habría caído a lo grande en el golpe de efecto fácil, en la búsqueda del lado menos sutil para llegar a emocionar al espectador. Sin embargo, el cineasta consigue el equilibrio perfecto entre la sensibilidad y la elegancia, la dureza y la sobriedad, la contundencia y la sencillez.
Un trabajo que suponía, además, un paso al frente por parte de la industria a la hora de hablar de un tema tan delicado y complejo como el SIDA, de especial actualidad en el momento del estreno de la película. Demme, en colaboración con dos actores en permanente estado de gracia, Denzel Washington y, especialmente, un inolvidable Tom Hanks, conseguía el más difícil todavía. Emocionar sin trucos, conmover sin trampas, cautivar sin fuegos artificiales. Una canción, un vídeo doméstico y una despedida respetuosa. 'Philadelphia', otra obra maestra dentro de la carrera de su director.Aquí están diez curiosidades sobre ella.
10 curiosidades de 'Philadelphia'
La negativa de Day-Lewis
Sobre la mesa del despacho de Daniel Day-Lewis se encontraban dos guiones: 'Philadelphia' y 'En el nombre del padre'. Terminó tirando más la tierra (irlandesa) y el actor decidió poner su talento en manos de Jim Sheridan dejando al pobre Jonathan Demme sin su Andrew Beckett soñado... hasta que llegó Tom Hanks y todo se solucionó de la mejor manera. Meses más tarde, ambos intérpretes lucharon por el Oscar a mejor actor por sus respectivos trabajos. Ganó Hanks. Aplaudió Day-Lewis. Ojalá haber estado en su cabeza en ese mismo instante.
Transformación Hanks
El compromiso de Tom Hanks con su papel fue absoluto desde el mismo minuto uno. Era una cuestión de todo o nada y el actor, concienciado al máximo, comenzó su inmersión en Andrew Beckett desde su mismo físico. Por eso, desde la primera mitad de 'Philadelphia' hasta el conmovedor tramo en el que su personaje está enfermo, Hanks adelgazó más de quince kilos. El resultado fue absolutamente inolvidable.
Reconocimiento al Boss
Aunque parezca increíble, Bruce Springsteen, uno de los mejores artistas musicales de la historia, solamente tiene un Oscar en sus estanterías. Hablamos en plural porque, claro, de otros galardones anda más que sobrado. Sin embargo, la Academia no pudo obviar la grandeza emocionante, realmente conmovedora de 'Streets of Philadelphia', con diferencia, una de sus mejores composiciones de la década de los noventa. Eso sí, su triunfo supuso la derrota de su amigo Neil Young, otra leyenda que había compuesto otra auténtica joya para la película de Jonathan Demme. Vaya dos.
Ficción y realidad
Durante la escena final, imposible salir de ellas sin lágrimas en los ojos, todos los vídeos caseros que aparecen corresponden a un conjunto de películas caseras reales protagonizadas por un Tom Hanks en plena etapa infantil. Más madera.
El interés de Denzel
En el momento en el que Tom Hanks se subió al barco, el director Jonathan Demme pensó que lo más idóneo para continuar en esta línea de trabajo era buscar a un actor de comedia de cara a interpretar a Joe Miller, uno de esos protagonistas disfrazados de secundario. Sin embargo, tras pensar en Bill Murray y Robin Williams, el cineasta se decantó por Denzel Washington en el mismo instante en el que conoció el interés del actor por participar en la cinta. Todo el sentido del mundo.
Ópera interpretativa
Si hay una escena en 'Philadelphia' que ha pasado a la historia del cine, además de ser la culpable del primer Oscar de Tom Hanks, esa es aquella en la que vemos al actor en pleno trance mientras escucha la ópera 'La mamma morta'. Pues bien, este instante de puro cine está rodada del tirón, sin trampa ni cartón, permitiendo que Hanks muestre en todo momento lo que realmente siente con el tema. Aunque el trabajo posterior en la sala de montaje fue bastante complejo, ya que la música en este tipo de casos se suele incluir en la postproducción, el resultado, sin lugar a dudas, justificó todo.
Miguel Bros
Antonio Banderas consiguió su primer gran papel en Hollywood, aunque fuera puramente secundario, en 'Philadelphia', aún hoy, la mejor película estadounidense en la que ha participado. Un personaje, Miguel, cuyo primer destinatario fue John Leguizamo, actor que lo rechazó para sumarse al proyecto de, atención, la adaptación cinematográfica de 'Super Mario Bros'. Buenísimo ojo.
Relevancia y crítica
Más allá de sus indiscutibles valores cinematográficos, estamos ante uno de los mejores dramas de la década de los noventa, 'Philadelphia' cuenta con un componente social e histórico innegable. Y es que, según afirman muchos de los principales y más reconocidos activistas e historiadores de los derechos de los homosexuales, estamos ante la primera película importante en abordar la epidemia del SIDA, ayudando así a sensibilizar y concienciar de la sociedad. En el otro lado de la balanza, muchos especialistas se mostraron muy críticos con ella asegurando que la industria en general, y Hollywood en particular, habían tardado demasiado en abordar este tema.
Del drama a la comedia
El discurso que ofreció Tom Hanks después de recibir su merecidísimo Oscar por 'Philadelphia' conmovió a millones de espectadores en todo el mundo, elevó al actor a otro nivel aún mayor de respeto y admiración y colectiva y, además, sirvió de inspiración para un guionista, Paul Rudnick, que decidió convertir aquellas emotivas palabras en una comedia: 'In & Out'.
En su agradecimiento, Hanks confesó que la inspiración para interpretar a Andrew Beckett la había encontrado en uno de sus profesores de secundaria, un concepto que Rudnick transformó en el punto de partida de una película protagonizada por Kevin Kline en la que un maestro de literatura inglesa que está a punto de casarse con su novia comprueba cómo su vida cambia después de que uno de sus alumnos reciba un premio y se lo dedique a "su antiguo profesor homosexual de literatura". El resultado fue una propuesta simpática que, sin embargo, no ha envejecido demasiado bien.
Motivación especial
El añorado Jonathan Demme confesó, años después del estreno de 'Philadelphia', que su motivación para dirigir esta película surgió después de que al ilustrador Juan Suárez Botas, uno de sus mejores amigos, le diagnosticaran SIDA. Un momento clave en su vida personal y, posteriormente, profesional.