Tras más de un siglo de existencia, a finales de la década de 1990 llegaba una de las grandes revoluciones del séptimo arte: la irrupción del digital como formato que venía dispuesto a ganar terreno al celuloide.
Años atrás, las videocámaras y las filmaciones hechas sin celuloide ya habían hecho que todo aquel que se hiciese con una pudiese convertir sus grabaciones "caseras" en algo que podía asemejarse al cine. Sin ir más lejos, ello acabaría siendo un formato propio que tendría su origen en 1980 gracias a Ruggero Deodato y 'Holocausto caníbal', el primer found footage de la historia. Cinematográficamente hablando, y avanzando unos pocos años hasta ante de terminar el siglo XX, existen dos títulos que se convirtieron en paradigma del cine digital. Un par de ejemplos absolutamente dispares entre sí que sentaron las bases en cuanto a varias de las formas con las que comprender que una nueva era acababa de materializarse.
En el marco del Festival de Cannes de 1998 Lars von Trier presentaba al mundo 'Los idiotas', su sexto largometraje y con el que junto a 'Celebración' de Thomas Vinterberg (también seleccionado en el certamen) se daba a conocer el Dogma 95, el movimiento danés que pretendía ser una especie de recuperación del espíritu de la Nouvelle Vague. Rodado con una Sony DCR-VX1000, el film de Von Trier nos presentaba a un grupo de jóvenes que, a modo de respuesta contra las normas establecidas por la sociedad, daba rienda suelta a la idiotez que les unía en los alrededores de una casa de campo. El formato de la obra, el cual venía a asemejarse al de las grabaciones caseras de cualquier aficionado, suponía toda una revolución para con la concepción del propio cine.
Poco menos de un año más tarde, en enero de 1999, se presentaba en Sundance 'El proyecto de la bruja de Blair', uno de los primeros y grandes ejemplos de marketing viral con el que se sentaban las bases del found footage de terror, y en el que las supuestas grabaciones reales de un equipo de documentalistas aficionados eran vendidas como las pruebas irrefutables de su desaparición en los bosques de Maryland. Recuperando el espíritu de 'Holocausto caníbal', la (falsa) veracidad de los hechos venía ligada al formato del film, el casero. Por segunda vez en un margen breve de tiempo, el cine digital volvía a revolucionar los cánones, y después de ellas llegaba la normalización de esta tendencia que en su día ya se definió como la muerte del celuloide.
Pasan los años y con la estandarización del cine digital, derivada del bajo coste que supone rodar una película en comparación con lo que supone hacerlo a la antigua usanza, son muchos los cineastas que abrazan la nueva forma de entender el cine. David Lynch, sin ir más lejos, verá en el digital una forma de explotar sus vicios y virtudes desde el momento en el que lo descubre, siendo 'Inland Empire' lo que bien podríamos considerar como su gran oda a lo digital. A medida que las nuevas tecnologías incrementan las formas de explotación del mundo del espectáculo, pronto empiezan a surgir nuevas maneras de consumir cine.
A día de hoy, no es raro que los móviles de última generación se utilicen para ver series o películas. Y del mismo modo en el que las nuevas generaciones han adaptado los smartphones a sus formas de consumir el audiovisual, el audiovisual se ha adaptado al show business. Sin ir más lejos, un certamen tan prestigioso e importante como el de Toronto, ha convertido ya en ineludible una de sus secciones, el Toronto Smartphone Film Festival, que lleva realizándose desde 2011.
Ese mismo año, Park Chan-Wook conseguía el León de Oro al Mejor Cortometraje en la Berlinale por 'Paranmanjant', también conocido como 'Night Fishing'. Rodado con 130.000 dólares y filmado íntegramente con un dispositivo móvil, este mediometraje de corte surrealista con elementos de terror abría la veda a que el cine pudiese ampliar horizontes por lo que a su formato se refiere.
También en 2011, y con la intención por parte de sus realizadores de querer revolucionar la forma de entender el cine, se presentaba 'Olive', escrita y dirigida por Patrick Gilles y Hooman Khalili. Protagonizada por Gena Rowlands, la película pretendía ser un toque de atención para las nuevas generaciones en cuanto a la hora de entender el séptimo arte.
Desde entonces, han sido varios los títulos que han apostado por explotar los nuevos horizontes que permiten las cámaras de los smartphones. Un claro ejemplo es el de 'Searching for Sugar Man', documental sueco-finlandés que abordaba un tema cultural sudafricano y que se alzó como ganador del Oscar al mejor documental en 2012. Su director, Malik Bendjelloul, confesó que varias de las tomas fueron hechas con un iPhone 4S.
Algo parecido pasaría con uno de los títulos más notorios de la temporada, por lo que a la taquilla se refiere, y es que nada más y nada menos que 'Los Vengadores' acabó teniendo varias de sus tomas rodadas con la cámara de un iPhone, tal y como aseguró en su momento Seamus McGarvey, director de fotografía.
Sin duda, uno de los títulos que mayor notoriedad acabaron teniendo en cuanto al uso de un smartphone como herramienta de filmación, fue en 2015 'Tangerine'. Dirigida por Sean Baker y estrenada en Sundance, esta comedia dramática que seguía la vida de dos prostitutas transexuales de Hollywood (para más inri y por aquello de darle más espíritu de cinema verité, ambas habían sido fichadas en la calle y debutaban ante las cámaras) no solo se convertía en la sensación de todos los festivales de cine indie del planeta, sino que sorprendía por la belleza de sus imágenes, conseguidas gracias a las cámaras de los tres iPhone 5s que se utilizaron para filmarla.
Evidentemente, el film de Baker logró contar con un arduo proceso de postproducción para el tratado de la imagen, pero cabe pensar que el solo hecho de haber rodado con dispositivos móviles ya permitió abaratar costes de una forma evidente. Fueron muchos los que tacharon al realizador de estratega y de querer llamar la atención, considerando que el hecho de haber rodado con iPhone no era más que una estrategia de promoción para que la película llegase a todos los rincones posibles. Sea como fuere, 'Tangerine' acabó siendo una de las sensaciones del año.
Un año más tarde, y seguramente alentada por el éxito en 2014 de 'Eliminado', veía la luz 'Sickhouse', film dirigido por Hannah Macpherson y protagonizado por Andrea Russett, estrella de YouTube. Las comparaciones con el título de Blumhouse no son gratuitas, ya que mientras aquél exploraba el terror a través de la pantalla de una conversación múltiple en Skype, esta se convertía en la primera película en explotar la orientación 9:16 que otorga la pantalla en vertical de un teléfono móvil.
Así fue como 'Sickhouse' pasaba a ser la primera película de Snapchat, cuya premisa llevaba a un grupo de jóvenes a investigar una leyenda urbana en una zona de Los Angeles al más puro estilo de 'El proyecto de la bruja de Blair'. Visto el éxito que causó y tras convertirse su tráiler en viral, ese mismo año se estrenaba en VOD.
Si el presente texto tenía como primeros ejemplos a citar el 'Holocausto caníbal' de Deodato como título pionero de found footage, acabará cerrándose a modo de círculo volviendo a hablar de cine de género, el cual ha abrazado un realizador consagrado como es Steven Soderbergh para su último largometraje, 'Perturbada'.
Para este thriller psicológico con tintes de terror protagonizado por Claire Foy, Juno Temple, Joshua Leonard y Amy Irving, donde se nos cuenta la historia de una joven acosada por un extraño que es encerrada en contra de su voluntad en un centro psiquiátrico, el realizador contó únicamente con la cámara de un iPhone 7 Plus. El título fue presentado en la Berlinale de 2018 y vuelve a poner sobre la mesa el eterno debate de si el celuloide como tal tiene sus días contados o, por otro lado, si el hecho de utilizar la tecnología que nos propician los smartphones no es más que una nueva forma de experimentar con el séptimo arte.