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CRÍTICA

'Deadpool 2' es una película familiar

El mercenario bocazas consigue salir airoso de su segundo asalto gracias a mantener su carisma y llenar la película de guiños a la cultura pop y cameos, aunque ha perdido todo el efecto sorpresa.

Por Jesús Agudo Más 15 de Mayo 2018 | 07:00
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Viste de rojo, no puede morir y tiene una rapidez mental para soltar "one-liners" pocas veces vista en el cine de superhéroes. Al mercenario bocazas le costó lo suyo llegar a la gran pantalla, dos intentos de hecho, pero en cuanto lo hizo como tenía que hacerse, llegó para quedarse. El éxito de 'Deadpool' fue la merecidísima recompensa de un Ryan Reynolds que nunca perdió la esperanza en el personaje, y que luchó por la película que este mutante necesitaba. Contó con poco dinero y muchas dudas, pero más de 700 millones de dólares después, la suerte por fin le sonrió. Quién nos iba a decir que estaríamos hablando de una secuela tan pronto. Bueno, todos los que vimos la primera entrega y nos dimos cuenta del carisma arrollador del diablo rojo.

Deadpool 2

Pero esta segunda parte cuenta con un grandísimo problema: ya nos sorprendió una vez, ¿podrá hacerlo otra? Para darle un vuelco a las cosas y no repetirse, Deadpool se asocia esta vez con un grupo de mutantes a los que llamará X-Force, que intentarán parar los pies a Cable (Josh Brolin), que llega cual Terminator al presente para solucionar el futuro. Esa solución pasa por acabar con Russell (Julian Dennison), un niño que es capaz de lanzar bolas de fuego y liarla muy parda. Deadpool se toma como misión el protegerlo porque, a pesar de todo, quiere ser la mejor persona posible (dentro de lo que cabe).

Con un inicio lleno de violencia súper explícita, momentos tremendamente desconcertantes y enromes chistes por parte de su protagonista, 'Deadpool 2' empieza como lo hacía la primera: sin perder el tiempo. En esos primeros momentos nos damos cuenta de lo mucho que hemos echado de menos a este cabroncete, y disfrutaremos como enanos su regreso. Ryan Reynolds vuelve a estar en plena forma y sigue sabiendo convertirse en un Deadpool que derrocha carisma y socarronería. Llegan los créditos iniciales, suena Céline Dion con un montaje digno de James Bond, y estamos completamente dentro.

Por eso resulta bastante inesperado que los siguientes tramos de película sean sumamente serios. Si querían darnos otra película para no caer en la repetición, lo han conseguido, pero para ver superhéroes atormentados tenemos un sinfín de películas, ¿cómo es que Deadpool acaba cayendo en algo tan manido en este tipo de cine, cuando se labró el éxito gracias a hacer precisamente todo lo contrario? Hay una buena parte de 'Deadpool 2' en la que la oscuridad gana a la mamarrachada, y lo que le sienta bien a Deadpool es el rojo sangre, no el negro. Entiendo la intención de profundizar más en la personalidad del protagonista, hacerle pasar por obstáculos vitales y que no sea solo una máquina de soltar barbaridades, que tenga capas. Pero en este caso lo único que consigue es sacarme del "flow" que me gusta de Deadpool.

Deadpool 2

Suerte que solo hablamos de un segmento bastante acotado. Deadpool tiene mucho que soltar por esa boquita y muchas extremidades que rebanar también en esta entrega. Desde el principio, el personaje de Reynolds nos dice que 'Deadpool 2' es una película familiar (como la primera era una historia de amor). Coincido totalmente con él, aunque también en el lado no tan positivo. Pero hablemos primero de lo bueno. Es una película familiar porque se centra en la formación de esa familia que dará lugar a la X-Force (y que ya tiene película confirmada). Y toda esa historia funciona a las mil maravillas. Desde el casting de los miembros hasta su primera misión juntos (uno de los momentazos de la película), estos nuevos personajes consiguen darle un aire muy fresco a la cinta. Destaca por encima de todos Domino, el personaje de Zazie Beetz, una mujer que es puro "swag" y que cuenta con el poder más chulo de todos: la suerte. Las escenas (locuras al puro estilo 'Destino final') en las que ella es la protagonista son una maravilla, y sin duda dan muchas ganas de seguir viendo todo lo que tiene que ofrecer. Normal que la hayan puesto en los pósters junto a Deadpool.

Quien también sale en los carteles es Josh Brolin con su segundo gran personaje de cómics este año. Un villano que no es tan villano porque Deadpool no es tan héroe (casi ni antihéroe). Su papel es quizás demasiado plano para brillar como los fans del personaje en los cómics esperan, pero 'Deadpool 2' es más bien la introducción de todos estos personajes de cara a una aventura más centrada en la X-Force, y en esta entrega tenemos ya un par de buenísimos tira y aflojas con el mercenario, que funcionan fantásticamente. El hecho de que pueda viajar en el tiempo da pie a unos gags absolutamente maravillosos. Pero este villano-no-villano deja al lado oscuro en esta película un poco cojo, y ni siquiera la aparición estelar que los fans de los cómics de los mutantes conocen bien, ni ese regreso al mantra de los villanos de los X-Men de que la gente diferente son abominaciones consigue arreglar la descompensación.

¿Demasiado familiar?

Hablando del guion, es innegable que la película ha perdido por completo el elemento sorpresa, al menos en la base. Hay ciertas escenas que resultan muy parecidas a otras de la primera, personajes como Weasel (T.J. Miller), Negasonic Teenage Warhead (Brianna Hildebrand) o Blind Al (Leslie Uggams) tienen casi el mismo papel (la excepción es Dopinder, el taxista al que interpreta Karan Soni y que cuenta con mucho más peso), y a estas alturas ya estamos acostumbrados a que Deadpool rompa la cuarta pared o haga según que cosas. Si, quizás, el desarrollo no llega a impactar demasiado, los guionistas han intentado suplirlo con la mejor baza del personaje: la autoconsciencia. De nuevo, los chistes sobre la industria cinematográfica y las películas de superhéroes, y la cultura pop en general, son tan acertados que las carcajadas están más que aseguradas. Utilizar música de Dolly Parton o Enya en la banda sonora, no dejar a ni uno de los Vengadores por mentar (en realidad no deja títere con cabeza en cuanto a chistes con personajes de Disney, aunque no mencione en alto la posible compra de Fox) o volver a utilizar la carrera de Ryan Reynolds como punching ball, esas son las bazas que él y solo él tiene, y por suerte vuelven a estar explotadas al máximo. 'Deadpool 2' sigue siendo una delicia en lo que a humor se refiere, y Ryan Reynolds es el humorista definitivo cuando está dentro del traje. Además, mantiene intacto el corazón de ese personaje que sabe reírse de sí mismo (y de su actor), algo que muchos tendríamos que aprender a hacer más a menudo. La conexión entre Wade Wilson y el espectador es brutal, ese es el gran triunfo del personaje, mientras tenga esto todo saldrá bien.

Deadpool 2

Lo que también se nota en esta ocasión es el aumento de presupuesto. La primera tenía a veces efectos especiales bochornosos, y aquí personajes como Coloso lucen como nuevos, las posibilidades de destruir son mucho mayores y David Leitch, director de 'John Wick', ha sabido usarlas para que la acción sea explosiva y explícita (en lo que esta película no es familiar es en que sea para toda la familia, avisados estáis). Ahora, el toquecillo de serie B que tenía la primera le daba mucha personalidad a toda la película. Pero es probable que gracias a este aumento de dinero hayan podido contar con cameos tan maravillosos como los que vemos en esta película, de esas cosas que demuestran que Deadpool se ha convertido en un icono. Uno particularmente parece hasta demasiado loco para ser cierto, pero lo es. Fijaos bien.

'Deadpool 2' es una película familiar porque suena familiar, no se puede quitar esa sensación de déjà vu respecto a la primera, y eso acaba influyendo en el ritmo y en que no acabe siendo tan memorable como lo fue 'Deadpool'. Y no deja de tener un aire de película de transición entre la primera en solitario y la próxima de la X-Force, pero cuenta con los suficientes momentos memorables y gags fantásticamente lanzados para justificar ir a verla. Por si no era suficiente con el propio Deadpool, una máquina de cautivar, que sigue estando fantásticamente engrasada. Mientras tenga el monopolio de las barrabasadas en el cine de superhéroes, tiene el éxito asegurado. Y dudo que exista alguien que pueda hacer el mamarracho tan bien como lo hace él.

PD: Quedaos en los créditos, no os arrepentiréis. Son las mejores escenas post-créditos de la historia. Así.

Nota: 7

Lo mejor: Los gags y la violencia explícita siguen funcionando como la primera vez. Los guiños a la cultura pop y los cameos son brutales.

Lo peor: Que haya perdido tanto el efecto sorpresa y que se ponga hasta serio por el camino.