Sex Education es una de las series de Netflix que más ha calado en el público joven. Esta ficción, protagonizada por Asa Butterfield en el papel de Otis Milburn, se sirve de una narración ágil y desenfadada para hablar abiertamente del sexo y el amor.
Sin necesidad de un fuerte componente sicalíptico y con una naturalidad sorprendente, los problemas relacionados con el afecto y el placer se convierten en un elemento fundamental en sus tramas y subtramas. Gracias a su inclusión en la narración, se consigue que diversos personajes principales o secundarios representen dudas o cuestiones que pueden asaltar a adolescentes y a adultos sobre su vida sexual o afectiva.
Normalizar y visibilizar el sexo
Todos ellos gravitan alrededor del universo de Otis y/o del de su madre, la doctora Jean F. Milburn. Esta sexóloga, magistralmente interpretada por Gillian Anderson, es la encargada de aportar un punto de vista maduro a muchos de los conflictos psicosexuales de los personajes. A través de ella, y del desarrollo natural de la historia, se obtienen valiosas lecciones que normalizan, visibilizan y ayudan a comprender algunos temas que suelen omitirse en conversaciones cotidianas o, incluso, en charlas de educación sexual.
Consejos de amor y sexo de 'Sex Education'
La bisexualidad, esa gran incomprendida
La bisexualidad se define como la capacidad de sentir atracción física o romántica hacia personas de tu mismo sexo o de otro. Esta opción sexual se asocia normalmente a prejuicios varios. Hay gente que piensa que se trata de una fase, que las personas bisexuales son simplemente "viciosas" o que no terminan de ubicarse. Un sinfín de ideas preconcebidas derivadas de una necesidad constante de etiquetar la realidad.
Para romper una lanza a favor de este colectivo, normalmente invisibilizado, 'Sex Education' recurre a dos personajes. El primero es Ola Nyman (Patricia Allison) que, tras fracasar en su intento de tener sexo con Otis, se da cuenta de que se siente algo por su amiga Lily (Tanya Reynolds). Aunque al principio les cuesta, ambas muestran cómo pueden quererse con naturalidad y sin ningún tipo de tabú.
La otra cara de la moneda es Adam Groff (Connor Swindells) que se siente profundamente incomprendido al haber crecido en una atmósfera castrante donde sus capacidades afectivo-sexuales han sido cercenadas por su padre, el director Groff (Alistair Petrie). Gracias a la marcha de su padre y a las conversaciones con Ola, Adam consigue comenzar a liberarse y, quizás, veamos el resultado de su evolución en la ya confirmada tercera temporada.
No querer sexo es normal (y no enamorarse, también)
En una sociedad hipersexualizada, no querer acostarse con nadie se interpreta como un problema. Sin embargo, el no querer tener relaciones sexuales o no sentirse atraído por nadie es algo completamente normal, siempre y cuando no exista ningún problema psicológico o físico que lo cause.
La asexualidad consiste en el desinterés hacia las prácticas sexuales y, en consecuencia, hacia los hombres y/o mujeres con las que podrían practicarse. Esta orientación sexual puede acompañarse o no de conductas románticas, ya que pueden existir vínculos emocionales profundos sin necesidad de mantener relaciones íntimas.
Este tema ha sido tratado de forma anecdótica o incluso estereotipada en la ficción y 'Sex Education' consigue darle el lugar que merece, tal y como ya hizo BoJack Horseman con el personaje de Todd Chávez.
Lo consigue a través de Florence (Mirren Mack), un personaje secundario que pertenece al club de teatro del instituto. Ante su nula necesidad de tener sexo, decide recurrir a los consejos de Otis que, como consejero amateur, acaba haciéndole creer que ella es el problema. Más adelante, decide preguntar a Jean Milburn que le explica que su situación es completamente normal. De hecho, diversos estudios académicos estiman que de un 1,5% a un 3% de la población mundial es asexual.
La desinformación y la falta de precauciones pueden terminar en pánico
En los primeros episodios de 'Sex Education' aparece una extraña plaga de clamidia en el instituto que resulta ser un caso de hipocondría colectiva. Esta situación, acentuada desde el punto de vista narrativo, pone de manifiesto la limitada y obsoleta educación sexual que los jóvenes reciben en muchas partes del mundo.
Por otro lado, nos recuerda que siempre hay que tomar precauciones a la hora de mantener relaciones sexuales. Puede parecer un consejo manido o que todo el mundo da por hecho, pero si trasladamos esta situación a España encontramos que los jóvenes cada vez recurren menos al preservativo. Así lo refleja un estudio realizado por el Ministerio de Sanidad en el que se observa un repunte de algunas enfermedades de transmisión sexual producido, en parte, por el rechazo a recurrir a la prevención.
Mejor solo que mal acompañado
Más allá de cuestiones sexuales, 'Sex Education' también ahonda en los problemas de pareja. Uno de ellos es el conformismo en las relaciones, que puede llevar a la pérdida de la pasión y, en consecuencia, a una monotonía asfixiante.
Es el caso de Maureen Groff (Samantha Spiro) que se da cuenta de que su largo matrimonio con el director Groff es completamente insostenible. Él, siempre centrado en su trabajo y su rutina, olvida por completo las necesidades de su mujer que intenta reclamar su atención sin éxito.
De nuevo, Jean Milburn aparece como guía para brindarle a Maureen una perspectiva que conduce a una ruptura liberadora. Una subtrama que demuestra que nunca es tarde para disfrutar y descubrir, aunque se nos inculque que la vida en pareja es la única forma de subsistir en sociedad.
Lo que opinen los demás está de más
Aparte del amor hacia otras personas, 'Sex Education' subraya la importancia del amor hacia uno mismo. Quererse y mantener una autoestima saludable es importante de cara a sentirse bien, pero también para poder relacionarse con los demás de forma cómoda y sin presiones.
Si hay un personaje que ejemplifica esto es, sin duda, Eric Effiong (Ncuti Gatwa). Él es, durante la primera y la segunda temporada, un canto a la individualidad y a la diferencia. Esto también se traslada a sus relaciones sentimentales como sucede cuando se ennovia con Rahim (Sami Outalbali).
En ciertos momentos se observa que Rahim cuestiona o no comprende las actitudes o gustos de Eric, como por ejemplo su fe cristiana. Aunque Eric consigue convivir con él se da cuenta de que no necesita a su lado a alguien que busque cambiarle, sino a una pareja que le acepte con sus virtudes y defectos. Un relato que muestra que quererse es una forma de emanciparse del qué dirán y de las opiniones ajenas, que nunca deben pesar más que el amor hacia uno mismo.