Álex de la Iglesia lleva haciendo películas desde 1992. Pocos saben que Tarantino es un fan declarado de su filmografía, que Cronenberg quiso rodar la versión americana de 'El día de la Bestia' o que Ben Stiller se hizo con los derechos de 'Crimen Ferpecto'. Goya como Mejor Director y demás logros aparte, esta vez manifestamos por escrito nuestra predilección hacia las desaforadas aventuras del cineasta bilbaíno compartiendo con vosotros la que, sin lugar a dudas, para un servidor fue la más descabellada e inolvidable de mis incursiones en la cosa esta del cine, tal y como oraría el mítico Carlos Pumares.
El 23 de febrero arrancó el rodaje de 'Mi gran noche', la última de las gamberradas del prolífico director y expresidente de la Academia de Cine. La premisa gira en torno a las interioridades de la grabación de un especial de Nochevieja, y su estreno en salas tendrá lugar el próximo 23 de octubre. Yo fui llamado para aportar mi granito de arena como meritorio. Hice de todo, desde ayudar a mi amigo Miguel Romero con la realización del Making Of, hasta irrumpir en la acción como figurante en un par de secuencias. Lo que se dice un chico para todo, vamos. Algo más habitual en la cinematografía española de lo que os podéis llegar a figurar.
Por ello, os brindo una serie de lecciones adquiridas desde las entrañas del rodaje de esta película que os desglosaré a modo de alicientes por los que sentiréis la imperiosa necesidad de dejaros caer por el cine para verla.
1 Hay que trabajar el casting
'Mi gran noche' ensalza un inmenso reparto coral, conformado por pronombres más que consabidos en nuestro panorama fílmico como Hugo Silva, Mario Casas, Blanca Suárez, Pepón Nieto, Carlos Areces, Santiago Segura, Enrique Villén, Jaime Ordóñez,Terele Pávez o Carmen Machi. Esta historia será presentada bajo una estructura no acostumbrada en las narraciones de Álex y Jorge Guerricaechevarría, su coguionista habitual. Distintas tramas personificadas por todo este aluvión de personajes se irán enmarañando entre sí hasta colisionar en un tercer acto de lo más colosal. Nada de esquemas lineales. Esto será un toma y daca entre todo el elenco artístico.
2 Dotar al protagonista de empatía
Ah, y tendremos a Raphael como colofón de semejante plantel, asumiendo un rol protagonista bien alejado de su otrora encarnación del galán romántico de los 60. Os sorprenderá verle como Alphonso, un escamado divo con ápices de sadismo que luchará por no ser relegado a actuar tras la emisión de las campanadas. La necesidad visceral de Raphael por verse inmerso en una comedia afrontando un personaje colmado de perversión le ha hecho disfrutar de lo lindo. Y ese regocijo confluirá en la pantalla de forma muy positiva.
3 Conferir presencia al escenario
La inmensa mayoría de los interiores de la película han sido rodados en los estudios de Telemadrid, contando también la grabación de exteriores que se fraguaron en un municipio donde ya se han terciado numerosos sets de rodaje: Fuente el Saz de Jarama. Este se ubica a 32 km de Madrid; muy cerca de la sierra. Álex de la Iglesia ya demostró en 'La chispa de la vida' su agilidad a la hora de concentrar sujetos y situaciones bajo un mismo entorno. En esta película comprobaréis ese provecho de un único espacio madurado sobre una realización tan precisa como bien sincronizada. Luces, humo... y mucho color. Gozaréis de unos fondos muy imponentes.
4 Cuidar el rodaje en aras de un buen montaje
Álex llega a cualquier lugar y lo desborda de cámaras. Tres por aquí, dos por allá. El de Making, que grabe esto también. Rodadlo todo. Quizá padezca de un horror vacui frente al montaje, porque si visionáis sus últimas películas, cada acción se sucede por un número implacable de puntos de vista. Y resulta efectivo, puesto que la riqueza visual aflora por doquier. La destreza asumida en montaje os resultará digna de reconocimiento. Al director de 'La Comunidad' le gusta estar muy encima de los señores que llevan la postproducción de sus obras. Lo notaréis. Y os gustará.
5 Implicar a todo un equipo
En 'Mi gran noche' trabajamos muchas personas. Creo que sería conveniente destacar la encomiable labor de los ayudantes de producción en connivencia con el desempeño de la figuración. Este filme trata los entresijos de un programa encarnado por unas piezas fundamentales e infravaloradas por el espectador medio: los figurantes. Producción contó con una media de 200 figurantes, o puede que más. Su papel ha sido de vital trascendencia para dinamizar el caos y la monumentalidad que define la película. Se integraron toda una serie de detalles desde los departamentos correspondientes. Vestuario, atrezzo, maquillaje, iluminación... todos ellos al pie del cañón, resguardando la ejecución de cada toma.
No puedo desvelar ni un ápice de la trama ya no sólo por privacidad, sino por respeto a los espectadores, que han de imbuirse en esta película como si de su propia fiesta de nochevieja se tratase. Pero va a haber tralla. Romances, neurosis, acidez, complots, rivalidades, Raphael dando tiros... Y no es una "americanada". No es Hollywood. Es una ficción firmada por Álex de la Iglesia. Lleva 14 películas. Y esta va a marcar un sello descomunal sobre su antología.