La noche del domingo 7 de enero James Franco se alzaba con el premio al mejor actor por su trabajo en 'The Disaster Artist', película de la que además es su director. Esa misma noche, varias mujeres utilizaron Twitter para señalar la hipocresía que, para ellas, escondía el pin de Time's Up que lució durante la ceremonia. Una de esas voces fue la de la actriz Ally Sheedy, que, sin entrar en detalles, parecía insinuar que James Franco había sido el motivo por el que habría dejado la interpretación. Posteriormente borró los mensajes, pero ahora son hasta cinco mujeres las que han hablado con The Times para relatar diferentes conductas inapropiadas que tuvo con ellas.
"Siento que ha habido abusos de poder y una cultura de explotación de mujeres que no son estrellas, así como una cultura en la que las mujeres son reemplazables", ha comentado la actriz Sarah Tither-Kaplan, que ese mismo domingo reprochó a Franco pagarle solo 100 dólares al día por dos desnudos integrales, aunque previo contrato había accedido a rodar dichas escenas. Además, le acusa de haber quitado el plástico que cubría la vagina de las actrices mientras grababan una orgía en la que él simulaba practicarles sexo oral.
Otras dos mujeres, Hilary Dusome y Natalie Chmiel, también recuerdan haber tenido una experiencia negativa con el actor cuando este se enfadó porque ninguna de ellas accedió a rodar una escena en topless. "Creía que me habían seleccionado por mi trabajo duro y mis méritos, entonces me di cuenta que me habían elegido porque tengo buenos pechos" comenta Dusome. Por su parte, Chmiel siente que "simplemente se aprovechó de nuestro entusiasmo por trabajar y ser parte de algo grande".
Tither-Kaplan ha reconocido que después de que se destapase el escándalo Harvey Weinstein, Franco se disculpó con ella por haberla hecho sentir incómoda en algún momento: "Quiero darle el mérito de al menos haber estado abierto a comunicarse conmigo. Creo que aún no estaba tomándose realmente en serio el ambiente de trabajo en los sets".
Dinámicas de poder
Otras de las voces que sonó en Twitter el domingo fue la de Violet Paley, una aspirante a directora que en 2016 mantuvo una breve relación con él y que se sintió obligada a practicarle sexo oral: "Estaba hablando con él y de repente su pene estaba fuera. Me puse muy nerviosa y le pregunté si podíamos hacerlo luego, pero él estaba de alguna forma empujando mi cabeza hacía abajo. Simplemente no quería que me odiase, así que lo hice". Paley asegura que ahora manejaría la situación de manera diferente: "la dinámica de poder estaba realmente mal". Le escribió un mail para expresarle su enfado y pena por aquella situación y, según la propia Paley, se disculpó con ella y le aseguró que había cambiado, además de admitir que había estado mal por su parte acceder a una relación sexual con una persona recuperándose de una adicción.
Todas estas acusaciones de comportamiento inapropiado no demuestran más que que James Franco es un hijo sano del heteropatriarcado, pero quizá no debemos hablar de acoso o abuso sexual como en otros casos, porque el uso correcto de las palabras es fundamental para hacer justicia y entender la diferencia entre un comportamiento reeducable y los crímenes sexuales perpetuados por Weinstein. Joven y famoso, efectivamente puede que se aprovechase de su situación de poder incluso de manera inconsciente y que de la misma forma muchas mujeres sintiesen en la obligación de complacerle sin que él ni siquiera tuviese que pedirlo, porque, efectivamente, las dinámicas de poder entre hombres y mujeres ha facilitado una sociedad (y por ende una industria del entretenimiento) basada en el miedo, la culpa y la desigualdad.
El actor ya explicó, por ejemplo, por qué dejó de consumir pornografía tras darse cuenta de la cantidad de chicas jóvenes de la industria del porno que no están protegidas. También reconoció haber intentado ligar con una chica de 17 años en 2014: "Tomé una mala decisión y he aprendido la lección. Supongo que soy un ejemplo de como de complicadas son las redes sociales".
La respuesta del actor
Al día siguiente de la gala de los Globos de Oro, el actor y director acudió a 'The Late Show with Stephen Colbert' donde, evidentemente, el periodista le preguntó por estos mensajes. La respuesta de Franco pareció sincera, pero sobre todo muy acertada: "En mi vida, me enorgullezco de tomar responsabilidades por las cosas que he hecho [...] Lo hago siempre que sé que hay algo que está mal o necesita cambiarse. Las cosas que se han dicho en Twitter no son precisas pero apoyo totalmente que la gente pueda hablar y tener una voz, porque no la han tenido durante mucho tiempo. No quiero callarlas de ninguna forma"
El movimiento Time's Up es una llamada al cambio. Algunas cosas deben acabar de inmediato, como la impunidad ante el acoso sexual que da el poder o la imposibilidad de muchas mujeres anónimas, sin acceso a la misma repercusión mediática, a poder denunciar a sus acosadores. Modificar otros patrones, sin embargo, es proyecto a medio plazo. Cambiar la forma en la que hombres y mujeres se han relacionado durante décadas o siglos no se consigue con un chasquido de dedos, comportamientos machistas y misóginos están interiorizados por todos, es necesario un proceso de reflexión y desaprendizaje para construir una sociedad más justa y llegar a la auténtica igualdad. Señalar todos los actos de abusos, vestir de negro o crear conciencia deben servir para que todos juntos acabemos con la desigualdad normalizada. Y Franco al menos parece dispuesto a ser parte de ese cambio: "Estoy aquí para escuchar y aprender, cambiar mi perspectiva, estoy completamente dispuesto y es lo que quiero".
