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DE ACACIAS PARA ARRIBA

Así vive un extra el rodaje de 'Paquita Salas': famosos, bocatas y Ágatha Ruiz de la Prada

Netflix nos llevó en calidad de periodistas y también de extras para interpretar una escena de la tercera temporada de la serie de los Javis. La experiencia fue lo más Paquita que he vivido jamás.

Por Javier Pérez Martín 18 de Junio 2019 | 09:00

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La imagen me persigue desde abril: Pepino Marino, Crawford y otro chico (supongo que) famoso, vestidos con mucho brilli-brilli dorado junto a mí; todos mirando a un monitor en el que se repitía la misma escena una y otra vez. Úrsula Corberó corriendo a abrazar a alguien. Una y otra vez. Yo llevaba una camisa de palmeras que le hacía una forma extraña a mi cuerpo. Lo único que nos unía como especie es que los cuatro estábamos comiendo un bocata de fiambre algo reseco.

'Paquita Salas'

Era el final del último día de rodaje de la tercera temporada de 'Paquita Salas', que llegará a Netflix a finales de este mes. Solo quedaba grabar unas últimas escenas, así que el ambiente en aquella céntrica sala de fiestas madrileña era una mezcla de cansancio y celebración como de fin de curso. Ahora se han embarcado en un reto que supondrá una nueva prueba de fuego en su carrera, pero la asignatura Paquita los Javis la tienen más que aprobada, así que se les veía tranquilos y contentos. O todo lo tranquilo que puede estar Javier Calvo, correteando de un lado a otro e intentando controlar todos los detalles a su alrededor.

En el plan del día quedaban pocas cosas por tachar: finiquitada la escena con Úrsula Corberó, uno de los muchos cameos que probablemente tendrá la temporada, faltaba rodar algunos planos de un evento lleno de famosos y un gag en una alfombra roja protagonizado por Magüi, el personaje por el que Belén Cuesta ganó un Feroz en 2017. Y Netflix había tenido la idea genial de explotar la esencia metarreferencial de la serie de los Javis: aprovechando nuestra visita, los periodistas haríamos de periodistas en una alfombra roja dentro de la ficción. No nos explicaron mucho más, solo que lleváramos nuestros micrófonos con los logos de cada medio y que podríamos acabar apareciendo en una escena de 'Paquita Salas', si el Dios de la sala de montaje lo permitía. Resultó que en nuestra escena tendríamos que luchar con uñas y dientes por salir en plano: con un photocall delante de nosotros, cada uno tendría que improvisar una pregunta para Magüi, a la que una "jefa de prensa borracha" (interpretada por una graciosísima Ángeles Martín) nos iba a presentar como si fuera Clara Lago.

'Paquita Salas'

Un consejo: no tentéis a los periodistas con atención, porque se aferrarán a ella como si fuera una tabla de madera en medio del atlántico. Ya en los ensayos previos a la grabación la cosa se fue de madre. Una periodista enviada por una conocida revista de televisión no sabía qué cómo se hace una pregunta corta. El típico compañero que está constantemente bromeando en voz muy alta hizo muy buenas migas con Pelayo Díaz, quien también tenía que fingir en la misma alfombra roja que estábamos atosigándole a preguntas (con un movimiento de mano y una risa muda, hacía como que esquivaba nuestros histriónicos ruegos). Había una pareja que posaba en el photocall y que bien podrían ser figurantes o dos famosos a los que no logré localizar. Mientras tanto, se paseaban a unos metros concursantes de OT como Alba Reche, invitados para hacer bulto como extras y de paso pegarse una fiesta de fin de rodaje gratis. Un ensayo tras otro, y en cada ocasión improvisábamos preguntas más elaboradas, porque si algo nos caracteriza a los periodistas es la necesidad constante de demostrar que podemos hacer buenas preguntas (las respuestas, por lo general, nos dan más igual). Y en cada toma gritábamos un poco más. Al final tuvo que venir Javier Ambrossi a dejar claro lo buen director de actores que es: "¿Por qué cuando os anuncian a Clara Lago actuáis como si fuera Meryl Streep? ¿Haríais eso en una alfombra roja real?". Claro que no, Javi, pero ya daba igual: el espíritu de Paquita se había apoderado de nosotros.

'Paquita Salas'

No es fácil describir lo que es "lo Paquita". Ese choque de lo más sublime y lo más cutre, esa Ana Obregón con la nevera llena de batidos detox, ese festival de comedia en Tarazona, esa "crack del marketing" que idea un calendario solidario con Belinda y los "angelitos" ("nos estamos metiendo en la boca del lobo..."). Ese bocata reseco que nos unió por un momento a los influencers de dorados estilismos y a mí, esos famosos asistiendo en masa a una fiesta por la cara. El Feroz que ganó Belén Cuesta por su Magüi es probablemente el premio más Paquita de todos: otorgado por unos pocos periodistas, lo anunciamos como si fuera la antesala de los Goya pero en la práctica es solo una excusa más para emborracharse gratis. Es una forma de estar en el mundo que los Javis han capturado tan bien en su serie, un retrato más cariñoso que el que hacía David Trueba en la mucho más amarga '¿Qué fue de Jorge Sanz?' de una industria (y su público) construida sobre dos necesidades universales: darnos importancia a nosotros mismos y recibir atención de los demás.

No sé si acabaré saliendo en la tercera temporada de 'Paquita Salas'. Pero en aquel momento, luchando por salir en un plano en el que no cabíamos todos (como en esta industria), muerto de frío, viendo pasar a los famosillos y buscando una cámara a la que mirar pidiendo auxilio cada vez que aquel periodista hacía una de sus bromas graciosas, nosotros estábamos siendo Paquita.

Pero el momento más Paquita de todos lo viví al final de la noche. Cuando llegué al sitio donde había dejado mi mochila marrón, desgastada y con una mancha que nunca he conseguido quitar, me encontré con que la estaba custodiando la mismísima Ágatha Ruiz de la Prada. Se había sentado allí entre nuestros bártulos de periodistas mileuristas (los más afortunados, al menos) y ahora teníamos que molestarla para llevárnoslos. La verdad es que ni nos miró, pero no pude evitar preguntarme qué estaría pensando Ágatha de mí mientras me alejaba con mi camisa de palmeras amorfa y mi mochila manchada de periodista. En fin, pensé, al menos no he venido en peto.

'Paquita Salas'

Las joyas de Brays Efe y Belén Cuesta

Como broche final a la visita, Netflix nos preparó la mesa redonda más Paquita de la historia: una entrevista con los dos protagonistas de la serie mientras cenábamos en un restaurante muy cañí. Hablamos con las bocas llenas de tortilla de patatas, salmorejo y vino, porque Netflix monta los caterings como sus series: es difícil parar de tragar. Desgraciadamente no hubo hamburguesitas de colores para celebrar el cine español por favor, pero tuvimos una agradable conversación con Brays Efe y Belén Cuesta en la que hablamos de muchas cosas: Twitter, la censura del humor, la llegada del centro de producción de Netflix a Tres Cantos y cómo es trabajar en familia. Aquí os dejamos algunas de sus frases.

Belén Cuesta: "En esta temporada hay un capítulo con el que he llorado cuatro veces, y algunos de los chistes más divertidos que hemos hecho, sin duda".

Brays Efe sobre si se improvisa mucho en el rodaje: "No hay que equivocar tanto el término de improvisación. Nosotros hacemos lo que pone en el guión, lo que pasa es que cada vez pueden pasar cosas diferentes. No vamos a cortar porque se me caiga algo de la mano, si estamos haciendo una cosa que tiene un lenguaje de un reality show, casi. Está bien que se integren las cosas, que pasen cosas nuevas. A veces, la situación sí que va a un sitio que no estaba en el guión pero normalmente lo que hacemos es ir a buscar la situación que está escrita con nuestros sentimientos y nuestras palabras".

Brays Efe sobre el cariño que desarrollamos a las series: "Yo creo que ahora vemos los personajes desde la cama, ya no los vemos en la tele. O sea, yo me he dormido abrazado a mi ordenador viendo 'La casa de papel'. Entonces, para mí Denver... por favor, que no le pase nada malo".

Brays Efe: "Me ha sorprendido mucho la de madres que la ven con hijas, las señoras que saben perfectamente quién es Paquita Salas. Hay una escena en esta temporada en la que hay unas extras que son señoras y más de la mitad conocían y habían visto la serie en el Netflix de sus hijos o de sus nietos. Sorprende el alcance, para bien".

Brays Efe: "Cada vez que veo lo del éxito de 'La casa de papel' pienso «la de veces que se ha intentado hacer un thriller a la americana en España para que triunfe como ha triunfado 'La casa de papel', que va sobre la Casa de Moneda y Timbre». Al final yo creo que lo autóctono es lo que llama la atención fuera, en realidad, como que poco a poco estamos abrazando nuestra personalidad de verdad que es lo que debería haber sido siempre".

'Paquita Salas'

Belén Cuesta sobre los cameos: "Hay algo que yo creo que los Javis hacen muy bien, que es que cuidan del que viene a hacer un cameo, con mucho cariño y con mucho amor. Que a lo mejor hay gente que desmerezca a Ana Obregón, pero es que los Javis no quieren que la gente olvide quién ha sido Ana Obregón. Hablan con un cariño que es como decir: «perdona, es Ana». (...) También para mostrar lo efímero de esa profesión".

Belén Cuesta sobre una posible cuarta temporada: "Ganas, hay".

Brays Efe sobre el rodaje: "Han sido como cuatro semanas y unos tres o cuatro días. La primera la hicimos en ocho días".

Sobre las frases memorables de la serie:

Belén Cuesta: "Yo no pienso «esa frase se va a repetir mucho», aunque nosotros también acabamos repitiendo muchas, por ejemplo lo de «Quién lo sabe, lo sabe rabioso Lidia San José»".

Brays Efe: "Muchas veces, frases que nosotros pensábamos que iban a ser inolvidables, nadie se acuerda. No han llegado al montaje final y otras que dices... «¿y esa frase?», y después todo el mundo las repite, es un misterio también".

BC: "De lo que hacemos al montaje, a nosotros nos sorprende mucho también. Creo que lo que hacen increíble los Javis, además de escribir y de todo, es el montaje".

BE: "Y son muy obsesivos, le dedican mucho tiempo a ver todo lo que hacen los actores y a seleccionar dónde están mejor de verdad".

BC: "De repente dices «¿Pero esta frase? ¿Eso dije yo? Ni me acuerdo»".

Belén Cuesta: "Se conoce más el personaje de Magüi esta temporada, yo creo que la gente va a tener la oportunidad que lleva tiempo esperando en ese sentido, de entrar un poquito más en la vida de Magüi".

Sobre los límites del humor:

Brays Efe: "Yo creo que tú te puedes sentir ofendido por un chiste pero estar ofendido no te da la razón. Creo que se debe poder hacer chistes sobre todas las cosas. Porque el humor es humor y si no funciona un chiste pues o dejas de ver algo, o no te gusta o te puedes enfadar y criticarlo, también. Pero por un chiste no puede ir nadie a la cárcel, sobre todo.

Belén Cuesta: "Sobre todo no se puede castigar. Porque tú te puedes ofender, y luego gritar «pues me ha molestado», pues grítalo. Lo que no se puede es castigar".

BE: "El humor de verdad no tiene límites, porque es un acto creativo. Es como decir que tiene límites la ficción. Como si tú quieres escribir una novela desde el punto de vista de un violador o de un asesino. Cariño, es ficción. Pues eso, en España tenemos que decir más veces «cariño, es un chiste». (...) Yo he dicho unas cosas en esta temporada... que yo digo «no, no, no». Pero no pasa nada. Si es que en Twitter se puede quejar la gente de las cosas que no le gustan. Es que eso está muy bien, para eso existe Twitter, es lo único para lo que vale. Para que la gente crea que su opinión tiene importancia. Es para que la gente en casa comiendo ganchitos pueda poner «eres una puta». Lo que quiero decir, es para lo que sirve y está muy bien y a mí me parece genial que la gente diga todo lo que piense en Twitter. Pero Twitter no puede decidir los contenidos de las cosas. Y lo que sí está muy bien, y que ha hecho Twitter también, es darle voz a todo el mundo. Eso es bueno y malo. Y hay muchas veces que puedes leer algo que de verdad te haga reflexionar. Que no sea un insulto, ni nadie «ofendidito» sino que sea alguien explicando cómo él vive algo, y te puede hacer cambiar de opinión. En ese caso no es autocensura, es aprendizaje".

'Paquita Salas'

Sobre la libertad en el rodaje:

Brays Efe: "Hay mucha gente de la primera temporada, gente que entró en la segunda y ahora ya es la tercera. Hay gente con la que llevamos cuatro años haciendo la serie. Antes te daba a lo mejor más cosa porque hubiera un cámara, ahora el cámara es mi amigo, y digo lo que a lo mejor no diría si no lo conociera de nada".

Belén Cuesta: "También tienes más confianza para enfadarte algún día y decir «no quiero hacer eso». Y luego dices, claro con otros directores... Pero, al revés, esto es mucho más honesto que haciéndote un personaje con un director o alguien".

Brays Efe sobre lo duro que es ser Paquita: "Me exige llevar estas uñas que todavía no me he podido quitar, el pelo o la depilación, afeitarme todos los días... Pero bueno, que es lo normal para las chicas, en realidad. Un vestuario muy concreto: rellenos, fajas... cosas. Tiene esa parte dura pero el personaje es muy disfrutable".

Brays Efe: "Mira, yo sigo compartiendo piso con cuatro personas, hago mi tarea semanal, ahora durante el rodaje he contratado a una chica para que lo haga. Hago las cosas que hacía más o menos siempre. Obviamente no voy a negar que ha tenido un impacto en mi vida. De repente salgo a la calle y la gente me dice cosas y eso, pero estoy muy feliz con cómo ha sucedido. Yo desde siempre había querido escribir o dirigir y nunca me había imaginado actuando, porque nunca había visto a mucha gente como yo actuando en realidad. Con el tiempo lo he analizado más y me hace ilusión pensar que alguien como yo sea el protagonista de la primera comedia de Netflix en España. Me refiero a mi físico, a mi orientación sexual, a cómo me presento ante los demás, a mi historia, también. A mis cosas. Y para mí, los directores gays hacían historias sobre determinadas cosas y no me sentía representado muchas veces. A lo mejor ahora sí que hay un hueco para alguien como yo para contar historias que me interesan".

Sobre la llegada del centro de producción de Netflix a Tres Cantos:

Belén Cuesta: "Todo lo que sea que haya más producción, para nosotros lógicamente es buenísimo. Pero ya no para nosotros, que también. Que no significa necesariamente que vas a tener más trabajo. También es que se hagan más producciones implica más diversidad. Eso está bien. Y que hagamos comedia, thriller... y que la gente pueda elegir. Que tú como espectador tengas más opciones de cosas que ver. Es fantástico. Que no sea lo de antes, lo de estas cuatro cosas. Que puede ser que funcionen, que no, pero que se apueste. Que dejen hueco a más gente. Es maravilloso eso".

Brays Efe: "No hay que olvidar, que se abran los estudios de Netflix en Madrid no solo implica que haya más trabajo y más oportunidades para los actores, significa que hay más oportunidades para los cámaras, los guionistas, los scripts. Para trabajar en producciones de muchos lugares, de muchas formas distintas y que esos equipos, que son de aquí, trabajen cada vez mejor. Es una oportunidad para todos. Es una muy buena oportunidad. ¡Y me han dicho que los camerinos son súper grandes! ¡Y tienen ducha!"

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