La hoja en blanco es una puerta por abrir que ofrece una infinitud de posibilidades, de apasionantes historias y personajes. Unos guionistas se asoman con temor y otros se introducen de lleno. La diferencia entre ambos es la capacidad creativa y la habilidad para comprender las estructuras narrativas de las grandes obras maestras del cine, que son las mejores escuelas.
Por lo tanto es necesario conocer el camino abierto previamente por los maestros para poder hacer una aportación trascendental. Al igual que para innovar hay que ser consciente de cómo ha evolucionado el cine desde su nacimiento, relativamente reciente. También está la posibilidad complementaria de acudir a los gurús de la narración cinematográfica, como Robert McKee, sin depositar una confianza ciega en sus manifiestos.
Para aquellos que tengan en mente la osada idea de ser guionistas, hemos reunido siete títulos que les permitirán hacerse una pequeña idea de recursos de imprescindible conocimiento, que distinguen a una historia extraordinaria de una película de sobremesa. Desde la comedia hasta el drama romántico, con propuestas transversales, aquí están los clásicos elegidos:
Películas imprescindibles en un curso de guion
'El apartamento' (1960)
Hay muchas lecciones que aprender de Billy Wilder, uno de los mejores guionistas de la historia. El austriaco se sumergió en variedad de géneros, consiguiendo prácticamente siempre que el espectador se implicaba con lo que le sucedía a sus personajes. He ahí una de sus grandes virtudes. Wilder, frecuentemente junto a su asiduo colaborador I.A.L. Diamond, daba forma a unos individuos trágica y cómicamente humanos, con los que empatizar no suponía ningún esfuerzo. En 'El apartamento', es C.C. Baxter con quien tan cercanos nos sentimos, en una historia que no necesita innovar formalmente para transmitir con absoluta naturalidad y ternura las complejas tesituras en las que nos llega a situar el amor. El ingenio de Wilder y Diamond están tan presentes como siempre, imbuyendo humanidad en cada palabra pronunciada por unos personajes que podríamos ser nosotros mismos.
'Fresas salvajes' (1957)
Cambiando de continente, pero no de época, nos encontramos con uno de los grandes referentes del cine europeo. Es una tarea difícil quedarse con una sola película de Ingmar Bergman, pero a nivel narrativo es interesante resaltar el juego temporal planteado por el sueco en 'Fresas salvajes'. Cual Ebenezer Scrooge, el anciano protagonista de la película de Bergman entra en contacto con su pasado estando el presente en escena. De esa manera se enfrenta directamente al protagonista con su nostálgico recuerdo, al mismo tiempo que se recurre a una secuencia onírica para mostrarle su inevitable futuro. Un poderoso y reflexivo retrato del una vida en su ocaso, que influiría más adelante en el trabajo de otros portentosos talentos como Woody Allen en 'Annie Hall'.
'Ciudadano Kane' (1941)
La tremenda ambición formal no es el único reclamo de 'Ciudadano Kane'. Al extraordinario trabajo realizado por Gregg Toland en el apartado fotográfico, hay que añadirle uno de los guiones mejor elaborados de la historia del séptimo arte. A lo largo de este relato se busca descifrar la personalidad de un solo hombre, al que vamos conociendo mediante flashbacks, invocados a partir de las declaraciones de diversos personajes, que muestran una particular mirada del magnate retratado. Así se construye una narración compleja en su estructura temporal, ya que evita la linealidad en todo momento, pero que permite al espectador tener una buena cantidad de datos para conocer, estimar y despreciar al protagonista. Un espléndido trabajo de Orson Welles y Herman J. Mankiewicz para relatar un épica vida, sin caer en el simplista planteamiento hagiográfico.
'El viaje a ninguna parte' (1986)
La representación española de la lista llega de la mano de uno de los grandes artistas del siglo XX en nuestro país: Fernando Fernán Gómez. El actor, director y guionista, también recurrió a las analepsis para mostrar el pasado, solo que el lo hizo de una forma realmente original. El personaje protagonista, Carlos, es presentado en su vejez, momento en el que recuerda hitos de su vida como actor durante la posguerra. Pero debido a los estragos de la edad, sus recuerdos no son del todo certeros, y se ven alterados por las aspiraciones que el propio personaje tuvo, pero que no pudo llegar a cumplir. Fernán Gómez juega con maestría con los tiempos para reflejar la amargura de un individuo, que como tantos humanos frustrados por una situación social y política, no pudo llegar tan lejos como su talento le habría permitido. Además, el grupo de comediantes que le acompañan, con sus logros y desventuras, expira naturalidad en cada escena, alcanzando una naturalidad cristalina.
'Historias de Filadelfia' (1940)
Las screwball comedies nos han dejado unas cuantas obras maestras entre los años treinta y los cuarenta. Entre ese catálogo de grandes títulos destaca 'Historias de Filadelfia', cuyo reparto -uno de los mejores que se haya visto en la gran pantalla-, interpreta un guion inmejorable. El libreto escrito por Donald Ogden Stewart, basado en la obra de teatro homónima de Philip Barry, está cargado de una ácida comedia que enfrenta a la elitista clase alta con un joven reportero que rechaza esa opulencia. Un fin de semana de boda se termina convirtiendo en una disputa entre tres hombres por una poderosa mujer, que en ningún momento se deja controlar por el sexo opuesto. El contrapunto hollywoodiense a 'La regla del juego' de Jean Renoir.
'El tercer hombre' (1949)
El thriller es uno de los géneros en el que los guionistas han depositado algunos de los momentos y planteamientos más interesantes. En 'El tercer hombre', Graham Greene gestiona el misterio con una habilidad tremenda, manejando con un criterio fantástico las dosis de información que se le ofrece al espectador. El protagonista que llega a Viena conduce al público por un tejido de intrigas que no caen en el giro fácil para impactar, sino en unos personajes bien definidos, de los que se oculta lo necesario para hacerlos absolutamente atractivos. En este apartado, otros títulos como 'La huella', 'Sed de mal', 'Con la muerte en los talones' y 'Chinatown', también son de visionado obligatorio para comprender la profundidad y la frescura narrativa del thriller.
'¡Olvídate de mí!' (2004)
Entrando en el siglo actual, es imposible no hacer referencia a Charlie Kaufman, uno de los mejores guionistas de los últimos veinte años. '¡Olvídate de mí!' es probablemente su trabajo más redondo, gracias también a la distintiva dirección de Michel Gondry. En ella combina el drama romántico con la ciencia ficción, rompiendo con los géneros y sin desentonar en ningún momento con su delicado atrevimiento. La clave es la idea que nos plantea: la posibilidad de borrar a alguien de nuestra memoria. Kaufman saca todo el partido posible a ese original planteamiento, con unos maravillosos personajes, que cubren todo el espectro del amor, desde lo más agradable a lo más doloroso. 'Adaptation (El ladrón de orquídeas)' y 'Synechdoche, New York' cuentan con otros dos descomunales, a la par que íntimos y personales, guiones de Kaufman, que se ha erigido como uno de los últimos estandartes de la prodigiosa originalidad en el cine.