"Las reglas del juego han cambiado" afirmó esta noche Álex de la Iglesia en su último discurso como máximo representante de la Academia de Cine. Tras la falsa imagen de amistad a la entrada a los Goya, donde vimos a la ministra Ángeles González Sinde agarrar del abrazo al responsable de 'Balada triste de trompeta', el cineasta gastó su última bala en pleno directo.
Tras posar con una sonrisa justa junto a la ministra y su séquito de apoyo, De la Iglesia tuiteaba minutos antes de salir a escena desde el backstage que ya estaba listo y todos nos preparábamos para conocer la respuesta a la pregunta que desde hace días nos hacíamos. ¿Evitará la polémica? No, no lo hizo.
Sus primeras palabras las dedicaba a sus compañeros de profesión, defendiendo la unidad del sector, especialmente en los duros momentos que vive, y animando a todos a seguir sus convicciones porque lo importante es seguir juntos en la divergencia. El director no evitó hacer alusiones a la desafortunada situación que vive desde hace algunas semanas respecto a su cambio de posición en torno a la ley Sinde . "El choque de posturas es siempre aparatoso y tras él surge una nube de humo que impide ver con claridad. Pero la discusión no es en vano, no es frívola y no es precipitada".
Álex de la Iglesia ha querido hacer especial hincapié en el importante papel del espectador para el séptimo arte. Hace algunos años era el cine americano el culpable de la crisis del sector español, ahora el enemigo es Internet, cuyos usuarios parecemos convertidos en criminales, cuando realmente somos los verdaderos consumidores de cultura, aquellos a los que el sector cinematográfico de nuestro país nos está dejando de lado para quedarse atrapados en el pasado e intentando evitar la evolución tecnológica. "Una película no es película hasta que alguien se sienta delante y la ve."
Icíar Bollaín y sus acusaciones por abrir una crisis también tuvieron respuesta: "Crisis, en griego, significa cambio. Y el cambio es acción (...) De las decisiones que se tomen ahora dependerá todo. Nada de lo que valía antes vale ya. Las reglas del juego han cambiado.
El director dedicó sus últimas palabras a agradecer sus años al frente de la Academia, por las grandes experiencias que ha vivido y las personas que ha conocido, pero también ha querido defender a esos que están al otro lado de la pantalla, que también son ciudadanos y cuyas voces tienen el mismo valor que las de los miembros de una sociedad de autores. "Tenemos que estar a la altura del privilegio que la sociedad nos ofrece. Yo creo, con toda humildad, que si queremos que nos respeten, hay que respetar primero."
Álex de la Iglesia ha dicho así alto, claro y ante un audiorio con decenas de cámaras enfocándole lo que muchos de nosotros pensamos. Muchos que somos internautas y que incluso pagamos por ir al cine, porque igual que los que lo crean, nosotros también amamos el séptimo arte. El director deja así un gran vacío en la presidencia de la Academia y sobre todo una voz que ha defendido el diálogo y la pluralidad de opiniones, que no ha temido reunirse con el enemigo y entender su punto de vista. Sólo podemos decir una cosa, gracias Álex, eres uno de los grandes.
