La sabana africana, la Norteamérica sin colonizar, el corazón de París y la China imperial fueron algunas de las localizaciones y épocas en las que se inspiraron los animadores de Disney para ambientar sus clásicos de la memorable década de los noventa. Otro de esos territorios explorados fue Arabia, donde se desarrolló 'Aladdin', una de las grandes obras maestras del estudio y, probablemente, una de las películas que menos confianza le inspiran a Donald Trump.
La idea de adaptar la popular historia de Aladino brotó de la brillante mente de Howard Ashman, que se la planteó a Disney antes del rotundo éxito que consiguió junto a Alan Menken, John Musker y Ron Ron Clements con 'La Sirenita' en 1989 y 'La bella y la bestia' en 1991. 'Aladdin' se estrenó en 1992, después de la trágica muerte de Ashman, y con varias modificaciones con respecto a su versión, pero manteniendo algunas de las letras que quedarían como testamento de uno de los revolucionarios del estudio.
Hablar de 'Aladdin' conduce irremediablemente a recordar a otro colosal talento que nos dejó demasiado pronto. Robin Williams prestó su voz, sus hilarantes ideas y su capacidad de improvisación al personaje más recordado de la película: el Genio. Por lo que a 'Aladdin' no le faltan atributos para ser recordada como una de las cintas de animación más especiales, como bien demuestran estas curiosidades:
Curiosidades de 'Aladdin'
Genios a pares
Si se hubiera mantenido una de las versiones previas del guion de la película, Aladdin no habría contado con la ayuda de un solo genio, sino de dos. El Genio, tal como le conocemos, habría sido una fuente infinita de deseos, lo cual le habría quitado encanto, y seguiría habitando en la lámpara mágica. Mientras que su colega de profesión viviría en un anillo. Por suerte, supieron meter la tijera a tiempo para evitar que se les fueran los deseos de las manos y se produjera competencia interna en el gremio de los genios.
De la noche a la mañana
El Black Friday no tiene connotaciones positivas para todo el mundo. Mientras que algunos compran compulsivamente aprovechando las ofertas, otros, en concreto los animadores de 'Aladdin', vieron frustrado su trabajo de meses. El responsable de esa decisión fue el antiguo presidente de Disney, Jeffrey Katzenberg -posterior cofundador de DreamWorks-, que les ordenó volver a comenzar y mantuvo la fecha original de estreno. Lo que es conocido como un contratiempo extremo. Fue la gestión de los directores de la cinta, John Musker y Ron Clements, el factor determinante para salvar un proyecto que cambió totalmente de dirección poco más de una semana.
Un Picasso no es suficiente
A pesar de la vital importancia de su colaboración, Robin Williams cobró por 'Aladdin' el salario mínimo que un estudio podía ofrecer a un actor. Para ponerlo en contexto, el cheque habitual que recibía Williams era de 8 millones de dólares y por este doblaje se conformó con tan solo 75.000. El trato indicaba que la voz del comediante no podría ser comercializada y que la imagen de su personaje solo podría ser utilizada en determinadas dimensiones. Disney no cumplió con esas condiciones y Williams rompió su contacto con el estudio, que contrataría a Dan Castellaneta para doblar al Genio en la secuela que llegó dos años más tarde en VHS. Obviamente Williams era irremplazable, y desde Disney le ofrecieron un Picasso original como ofrenda de paz, el cual fue rechazado. Hasta que la dirección del estudio no cambió de manos y el nuevo presidente se disculpó en público, Williams no regresó a la sala de doblaje. De hecho, para la segunda secuela se pudo contar de nuevo con su voz y se desechó todo el trabajo realizado ya por Castellaneta.
Metedle músculo
El cine de animación no está exento de los cánones de belleza que marcan a nuestra sociedad. En el caso de 'Aladdin', fue Jeffrey Katzenberg el encargado de aplicarlos en el personaje titular. En un primer momento los animadores le otorgaron a Aladdin un físico más cercano a un referente como Michael J. Fox, que no ha protagonizado muchos anuncios de perfume, y el presidente de Disney les dio un toque de atención porque consideraba que las mujeres no se derretirían por esa figura masculina. La solución fue inspirarse en Tom Cruise. Un cambio considerable.
Que les quiten lo bailao
Robin Williams fue todo un huracán durante las sesiones de doblaje de la película. Llegando al punto de alterar elementos del guion con sus fantásticas improvisaciones, que llevaron al personaje del Genio a un nivel inolvidable. ¿El problema para Disney? Que tanto margen de libertad para Williams a la hora de modificar los diálogos le impidió al estudio presentar el libreto de la película a los Oscar en la categoría de Mejor Guion Adaptado.
Animador de rodajes ajenos
Los noventa comenzaron con una revisión de la historia de Peter Pan narrada por Steven Spielberg y protagonizada por Robin Williams. 'Hook' debió generar un especial lazo entre ambos, ya que durante el desarrollo de 'Aladdin', el director estadounidense llamaba con frecuencia al actor. Y no para contarse sus penas y alegrías, sino porque Spielberg estaba inmerso en el rodaje de 'La lista de Schindler' y necesitaba a alguien que levantara el ánimo de sus actores. Por lo tanto, llamaba a Williams, ponía el teléfono en altavoz y procedía a ofrecer un deleite de comedia al reparto del épico drama.
Para todos los gustos
En el caso de que hubieran contado con dos genios en la versión definitiva, a Disney no le habrían faltado voces para complementar la de Robin Williams. Las alternativas que barajaron por si Williams no aceptaba no son nada desdeñables: Albert Brooks, John Goodman, Steve Martin o Eddie Murphy, otros cuantos genios del cine. Mientras que la voz de Iago podría haber contado con un tono diferente al de Gilbert Gottfried, ya que Joe Pesci y Danny DeVito fueron considerados para el rol del insolente loro.
Inspiración malévola
En cuanto al villano de turno, Jafar, el personaje que inspiró a sus creadores para darle forma es realmente curioso. La "afortunada" fue la ex Primera Dama Nancy Reagan, que se mantuvo en la Casa Blanca entre 1981 y 1989, durante las dos legislaturas de su marido, el republicano Ronald Reagan. Además, es interesante saber que en un primer momento Jafar tenía un carácter más frenético, pero los directores consideraron que esos excesos le restaban autoridad.