La leyenda está más que clara para todos: Robin Hood, proscrito, ladrón, ratero, un fuera de la ley que, sin embargo, se ganó el cariño y la admiración de un pueblo oprimido bajo la tiranía de un rey déspota, robando a los ricos para dar a los pobres. Posiblemente, nos encontremos ante el primer revolucionario y antisistema de la mitología popular, y expertos y estudiosos aún no se ponen de acuerdo, casi mil años después, de si nos encontramos ante una fantasía producto del folklore o si algo de verídico tiene este relato.
En sus diferentes adaptaciones para el cine, tanto el personaje como su aura han sufrido ligeras variaciones, aunque prácticamente todas comparten ciertas características propias arraigadas en el ADN del mito: descaro, generosidad, audacia, nobleza (de corazón, no de títulos) y un romanticismo que se transmitió de generación en generación gracias a los cantares y relatos primero y a la letra escrita, siglos después.
Son más de ciento cincuenta las representaciones que Robin Hood ha tenido en la gran pantalla en poco más de cien años de cine. Nosotros os invitamos a repasar ocho diferentes rostros que, con sus peculiaridades, han dado vida al buen forajido más famoso de todos los tiempos.
Robin Hood en el cine
Douglas Fairbanks: El pionero
David Coe, Robert Frazer, Walter Thoma o William Russell fueron algunos de los primeros actores en dar vida al héroe de Sherwood en los albores del cinematógrafo, pero no fue hasta la irrupción de Douglas Fairbanks, uno de los pioneros de lo que más tarde se conoció como star-system, cuando se conoció a nivel popular a un Robin que triunfaría entre el público. Este 'Robin de los bosques', dirigido por Allan Dwan y con guion del propio Fairbanks, costó la nada inestimable cifra de millón y medio de dólares de la época, pero fue uno de los grandes éxitos del actor gracias a su propuesta jovial y dicharachera y su explícito sentido del espectáculo, lejos de las encorsetadas reglas que algunos pioneros intentaban imponer en ese floreciente universo de cartón piedra denominado Hollywood.
Errol Flynn: El descarado
Con la llegada del sonido y del color, y el establecimiento de Hollywood como epicentro de la arrolladora nueva industria del espectáculo, Hal B. Wallis y Jack Warner, mandamases de Warner Bros., pusieron toda la carne en el asador con este remake del éxito de Fairbanks sin apenas reparar en gastos en producción (los decorados, la ambientación y el vestuario son sencillamente magníficos) y apoyándose en el trío Michael Curtiz-Errol Flynn-Olivia de Havilland, que ya habían regalado al estudio un gran hit como 'Capitán Blood' (1935). Ochenta décadas más tarde, este 'Robin de los bosques' no ha perdido un ápice de sentido del humor, diversión y espíritu aventurero en un gran espectáculo en tecnicolor tan ingenioso como envidiable.
Brian Bedford/Rafael del Río: El animado
Tuvieron que pasar casi cuarenta años para que el personaje y su leyenda volvieran a gozar de cierta popularidad, y fue gracias a la versión animada que Wolfgang Reitherman dirigió para Disney en 1973. Aunque es verdad que el film, protagonizado por personajes antropomorfos, adolece de algunos recursos facilones (lo de convertir al protagonista en un astuto zorro, al secuaz Hiss en un siseante reptil y al rey Ricardo Corazón de León en un ídem no es, precisamente, el colmo de la originalidad) y técnicamente no es de los más cuidados por parte de la casa del ratón Mickey (los escenarios resultan bastante planos y el personaje de Little John es, digámoslo claramente, el Baloo de 'El libro de la selva' pero con sombrerito), este 'Robin Hood' es un entretenido divertimento pensado para dar a conocer al héroe a los espectadores más jóvenes, que disfrutarán más con la segunda mitad del relato (con el estupendo torneo de arqueros y el rescate de Lady Marian) que con la primera, demasiado cargada de evitables canciones. La voz del protagonista, en la versión original, se la puso Brian Bedford, mientras que la versión latina corrió a cargo del actor mexicano Rafael del Río.
Sean Connery: El crepuscular
Richard Lester, director todoterreno que lo mismo dirigía a los mismísimos Beatles ('¡Qué noche la de aquel día!', 1964) que una disparatada comedia ambientada en la época de los césares ('Golfus de Roma', 1966), ganó muchos puntos tras su exitoso díptico de 'Los tres mosqueteros'+'Los cuatro mosqueteros' (1973-1974) y logró hacerse con las riendas de este atípico proyecto crepuscular en el que Robin y sus camaradas regresan de las Cruzadas... ya con una edad considerable a sus espaldas. Melancólica y por momentos áspera, 'Robin y Marian' es una parábola sobre el desengaño (nadie les recibe como héroes y se encuentran con una patria arrasada, inhóspita y corrupta) y el amor (o desamor) maduro, lejos de las pasiones de juventud, con un Sean Connery tan locuaz como atormentado al descubrir que su Lady Marian, cansada de esperar y esperar durante años (hermosísima, como siempre, Audrey Hepburn), ha decidido enclaustrarse en un convento. Toda una desmitificación de la leyenda que, a la vez, la hace más cercana que nunca al público adulto.
Kevin Costner: El vanguardista
Aún saboreando las mieles del éxito gracias al éxito global de su ópera prima como director, 'Bailando con lobos' (1990), el californiano Kevin Costner aceptó pasar una temporada en Inglaterra para protagonizar una película que olía a taquillazo desde el minuto uno de la promoción del rodaje. Y así que fue: a pesar de las infundadas críticas por parte de un sector purista muy minoritario (criticaban duramente que el actor principal no fuese un británico, cuando Fairbanks y Flynn tampoco lo eran), 'Robin Hood, príncipe de los ladrones' fue el gran taquillazo de 1991, solo superado por el 'Terminator 2' de James Cameron. ¿El secreto? Una campaña publicitaria bien orquestada, sí, pero al servicio de una espectacular y trepidante superproducción sobresaliente en todos los niveles técnicos y donde destacaron desde la maravillosa banda sonora (con score de Michael Kamen e inolvidable tema principal de Bryan Adams) hasta un eficaz reparto donde muchos descubrieron a Morgan Freeman (impagable en un papel creado explícitamente para esta versión) y donde no faltaban otros conocidos nombres como Alan Rickman (mucho menos pusilánime y más trágicamente shakesperiano en la versión extendida disponible en DVD), Mary Elizabeth Mastrantonio, Christian Slater y la aparición especial (¡momentazo!) de Sean Connery.
Patrick Bergin: El olvidado
Hay ocasiones que en una misma temporada de estrenos coinciden dos películas de temática idéntica. ¿Rivalidad? ¿Casualidad? Lo cierto es que los productores no podían haber escogido peor año para lanzar su propuesta: 'Robin Hood, el magnífico' era la respuesta británica a la versión hollywoodiense de Kevin Costner (aunque, finalmente, también entró capital alemán, canadiense y... norteamericano) y lo cierto y verdad es que este arquero con mostacho interpretado por el dublinés Patrick Bergin ('Juego de patriotas') pasó con más pena que gloria por las carteleras. Su aire, mucho más taciturno y menos optimista que su rival palomitero, y un reparto internacional por entonces poco conocido y sin estrellas (Uma Thurman, Jürgen Prochnow, Edward Fox), tampoco ayudaron a una cinta interesante, pero sin brillantez.
Cary Elwes: El payaso
Mel Brooks, que durante una época se empeñó en ser el parodiador oficial del reino, no perdió el tiempo y se puso a preparar su propio 'Robin Hood' al tiempo que Kevin Costner arrasaba en taquilla con el suyo. Parece mentira que haya seis manos y tres cabezas detrás del guion de este film: 'Las locas, locas aventuras de Robin Hood' es un popurrí de chistes de trazo grueso, gags sin gracia y un nivel de producción bajo hasta para un programa de sketches televisivos. Cary Elwes, uno de esos actores de quiero y no puedo que había alcanzado una cierta notoriedad gracias a 'La princesa prometida' (Rob Reiner, 1987), recupera las mallas y el acento británico que el personaje había perdido, pero eso fue a todas luces insuficiente para una supuesta comedia a la que se le acaba el fuelle nada más empezar. Olvidada y olvidable.
Russell Crowe: El impostor
Un proyecto bautizado inicialmente como 'Nottingham' (luego se cambió, sin explicación alguna, por un título mucho menos sugerente y bastante más trillado) en el que Ridley Scott, en plena efervescencia medieval (a pesar de los discretos resultados de 'El reino de los cielos'), contó con su actor fetiche de los últimos años, el neozelandés Russell Crowe ('Gladiator', 'American Gangster'), para llevar a cabo este reboot del personaje y de su leyenda: aquí, Robin no es un noble sin tierra obligado a luchar contra la tiranía desde la clandestinidad, sino un arquero desertor de las Cruzadas que, en una carambola del destino, ocupará la silla, las tierras y las posesiones de un lord caído en combate tras la muerte del rey Ricardo y la ascensión de su tirano hermano Juan. Aunque la ética queda en entredicho en un primer momento, que nadie se lleve a engaño: este 'Robin Hood' es un vasallo de buen corazón que unirá a sus paisanos contra la amenaza de una invasión francesa. Aunque se nos presenta a un Robin ya talludito, este es un prólogo de la historia universalmente conocida: de ahí que no haya ni hombres de los bosques ni saqueos a los ricos para dar a los pobres.