Durante la infancia todo vale. Si queremos podemos ser astronautas, payasos, médicos o policías. También hay algunos que muestran una vocación innata por la interpretación o la dirección, y si conseguían un ratito con la cámara de sus padres se ponían manos a la obra con sus obras maestras del séptimo arte. De pequeños cualquier rato de juegos se convertía en una aventura.
Pocas personas como Steven Spielberg han sabido captar esa sensación de aventura y ese poder de imaginación que rompía todas las fronteras de la realidad y moldeaba el mundo como nosotros queríamos que fuera. Es un niño grande, le encantan las aventuras, los extraterrestres y el cine que por desgracia está pasando a mejor vida: ese cine que veía toda la familia y lo disfrutaba el padre, el abuelo y el pequeño de la casa. 'Super 8' ha venido para demostrar que ese cine será el que siga emocionándonos en las salas.
Pasado y presente
Pero sabiéndose que ya no lo puede hacer solo, se busca un aliado de tamaño éxito como el "perdido" J.J. Abrams. El director pone un pilar muy importante a 'Super 8' sin la cual no podría sobrevivir en las salas de hoy en día: el toque del siglo XXI. Mientras que todos guardaremos un gran recuerdo de 'E.T.' o 'Los Goonies', las dos grandes musas de la película, pertenecen a otra época, y de estrenarse hoy se habrían dado el batacazo. Abrams pone ese punto de película de acción y el ritmo necesario para que las nuevas generaciones no salgan despavoridas del tostón, a pesar de que a nosotros 'Los Goonies' nos pareciera la cinta más electrizante del mundo.
Su absoluto control por los efectos especiales, y cuando digo control es saber encontrar el punto medio entre la necesidad y el exceso, sus puntuales momentos "gore" y un puntito de terror dotan a 'Super 8' del toque blockbuster actual, que contrasta perfectamente con la ternura que bebe directamente de Spielberg.
Juntas a dos enamorados de lo extraño y estaba claro cuál iba a ser el desencadenante de la acción. La historia, sin embargo, nos sonará un poco. Una peculiar 'E.T.' que también transforma al alienígena para dejar de ser un bichito adorable que hoy en día habría sido tachado de ñoñería y lo vuelven un ser deforme y bestial, muy al estilo 'Monstruoso' (toque Abrams) pero sin embargo con su corazoncito. ¿Se podía actualizar una película tan mítica como la del pequeño alien de dedo largo? Al monstruo de 'Super 8' le falta decir la famosa frase.
Pero el monstruo, que prácticamente no vemos hasta el final, no es lo importante de la película. Es todo lo que le rodea. La ambientación del Estados Unidos de principios de los 80 es magistral, digna de las películas de Spielberg de la época. Sólo con eso y alguna que otra canción para abrir la mente ya evoca la infancia de muchos. Y Abrams nos devuelve al presente con un descarrilamiento espectacular y visualmente abrumador que pone la piel de gallina.Jóvenes promesas muy prometedores
Los niños protagonistas ponen la guinda del pastel. Elle Fanning y Joel Courtney echan por tierra el argumento de que un niño no sabe actuar, llevándose de calle el peso de la película y anulando a todos a su alrededor. La chica demuestra que por las venas de su familia hay puro arte y el joven Courtney dará que hablar en los próximos años. Junto con su grupo de amigos, que nos recuerda a todas las películas sobre pandillas de Spielberg y similares, no necesitarían más actores, ellos solos se bastan, y los adultos en esta película están para dar verosimilitud, pero nada más. Como nuestra niñez, que es la que da brincos en la butaca, los chavales son la esencia de 'Super 8'.
Créanme cuando les digo que hacia mucho tiempo que no disfrutaba tanto con una película. No tiene 3D, ni millones de dólares en efectos especiales, ni siquiera lo extraño o sobrenatural tiene tanta importancia como lo tiene en la mayoría de superproducciones. Sin embargo 'Super 8' supo despertar en mi las ganas de aventura, la sensación de volver a ser un niño que tenía en el mundo todas las posibilidades. Que al salir yo también cogería una cámara y filmaría una película cutre y graciosa con mis amigos después de la merienda. Pocas cintas hay últimamente que sean capaces de enternecer como lo hace 'Super 8'.
¿La fórmula perfecta?
Spielberg y Abrams pueden haber encontrado la fórmula de salvación del cine actual. Todo lo que reventaba las salas hace un par de décadas sumado con el mejor talento de este milenio consigue que generaciones muy distintas sean capaces de un par de horas con risas y tensión, con minutos emotivos y con mucha aventura. Steven volverá a intentarlo dentro de unos meses con 'Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio', esta vez acompañado de Peter Jackson. Experiencia y técnica volverán a unirse, y tras 'Super 8' no me cabe la menor duda de que volverán a acertar. Porque, aunque sea como productor, Spielberg sabe darle alma a sus proyectos, algo que supera a las ganas de amasar fortunas. Es un niño grande, lo que quiere es pasárselo bien. Y gracias a eso consigue que nosotros lo hagamos, y nos lo pasamos como enanos.
PD: Ni se os ocurra levantaros durante los créditos. Han trabajado muy duro para que no se valore el resultado final. Ya me entenderéis.