Pocas personas nos han permitido conocer las entrañas de Hollywood como el guionista William Goldman. Gracias a su faceta literaria, pudimos adentrarnos en el nacimiento de grandes obras y comprender cómo se desarrollan las películas, pero sus novelas de ficción también han tenido calado en la gran pantalla. Probablemente, la más popular es 'La princesa prometida', que en 1987 provocó un viraje total en el terreno de los manidos cuentos de hadas.
Rob Reiner se encargó de dirigir aquella adaptación, que contó con el propio Goldman como guionista. La cinta cosechó tan solo una nominación a los premios Oscar -en la categoría musical-, pero su gran reconocimiento ha sido su denominación como película de culto. Sus míticos personajes, desde Buttercup hasta el inolvidable Íñigo Montoya, la han mantenido viva en el recuerdo de los cinéfilos.
De hecho, recientemente 'La princesa prometida' fue incluida en el Registro Nacional de Cine estadounidense, quedando asegurada su supervivencia. Un honor del que tan solo gozan 25 películas al año. No cabe duda de que es una de las comedias más icónicas de los años ochenta, por lo que siempre es interesante conocer algunas curiosidades y anécdotas como las siguientes:
Curiosidades de 'La princesa prometida'
La ironía
La portentosa apariencia de André the Giant no se correspondió precisamente con unas capacidades físicas desmedidas durante el rodaje de la película, ya que a causa de sus problemas de espalda no podía levantar mucho peso. Lo cual le impidió elevar por sí solo a Robin Wright, aunque la actriz debió de cogerle especial cariño; debido a que cuando pasaba frío, él posaba una de sus enormes manos sobre la cabeza de ella para aclimatarla. Cada uno ayudaba con lo que podía.
Imposible no reírse
Billy Crystal fue una de las estrellas más deslumbrantes que pasaron por el rodaje de 'La princesa prometida'. El humorista no sólo levantó carcajadas entre el público, sino que sus compañeros tuvieron que "sufrir" los estragos de contener la risa durante las escenas compartidas con Crystal. Por ejemplo, Patinkin explicó que la única lesión que padeció durante el rodaje fue la magulladura en una de sus costillas debido al esfuerzo de contener la risa. Hasta Rob Reiner tuvo que abandonar el set durante las escenas de Crystal porque la necesidad de reírse llegaba a causarle náuseas.
Dame que aguanto
A veces la confianza, más que asco, provoca verdaderas desgracias. Y si algo nos ha enseñado el cine es que cuando un actor se quiere poner realista en una escena en la que debe recibir un impacto físico, es probable que no salga muy favorecido. En el caso de Cary Elwes, le pidió a Christopher Guest que le diera de verdad en la cabeza durante la grabación de una escena. El golpe ejecutado por el Conde Rugen fue tan fuerte que la producción tuvo que paralizarse para que Elwes acudiera al hospital.
La gorra o nada
El líder de los Dire Strairs, Mark Knopfler, le impuso una única condición a Rob Reiner para componer la música de la película: que en ella apareciera la característica gorra que el personaje del director llevaba puesta en 'This is Spinal Tap'. El accesorio que vimos en aquel mockumentary encontró su sitio en 'La princesa prometida' en la habitación en la que el abuelo le está leyendo el cuento a su nieto, por lo que ambos cumplieron, y sellaron una colaboración para el recuerdo.
El favorito
Sin riesgo a equivocarse, Íñigo Montoya es el papel más emblemático de la carrera de Mandy Patinkin, que para nada rechaza la inmensa popularidad del personaje. El actor chicaguense no ha dudado a la hora de elegir a Montoya como su rol favorito, y por una razón muy especial. Patinkin se identificó en gran medida con su personaje, un justiciero en busca de venganza por el asesinato de su padre, porque su propio progenitor había fallecido años antes, víctima del cáncer. Por lo que el intérprete se hizo a la idea de que completar la hazaña de Íñigo era una forma poética de darle una estocada a aquella fatídica enfermedad.
Ensimismados
'La princesa prometida' habría quedado en nada sin la química existente entre Cary Elwes y Robin Wright, Westley y Buttercup. Tal fue la conexión existente entre ambos actores, que ninguno de los dos quería que el rodaje finalizara. Por lo que en su última escena juntos, la del beso entre los caballos, cada vez que Reiner cortaba siempre tenían alguna excusa para repetir la toma.
Los demás gigantes
André the Giant fue desde el comienzo la apuesta de Goldman para dar vida a Fezzik, pero el luchador francés no se mostró predispuesto en primera instancia a aceptar el papel. Quien estuvo a punto de quedarse con el rol fue un desconocido Arnold Schwarzenegger, que debido a los retrasos en el inicio de la producción, se acabaría desligando del proyecto cuando ya era una estrella de caché inalcanzable. Otra opción barajada fue el jugador de baloncesto Kareem Abdul-Jabbar, que a pesar de su interés por Fezzik tuvo que rechazar el papel por el atosigante calendario de la NBA. Finalmente, André se embarcaría en el proyecto, cumpliendo con los instintos y deseos del creador del personaje.
Cuidado con el quad
El pobre Cary Elwes se convirtió en el pupas del rodaje, ya que no solo sufrió el golpe en su cabeza, sino que tuvo un accidente automovilístico. En concreto, subido en el quad que se empleaba cada día para llevar a André al set. El imponente actor le pidió constantemente a su compañero de reparto que lo condujera, y la primera vez que esté accedió a hacerlo, el vehículo golpeó con unas rocas y se rompió el dedo gordo del pie izquierdo. Elwes trató de disimular ante Rob Reiner, pero al final se vio obligado a confesar, y en algunos planos se puede apreciar la dificultad del aventurero para desplazarse.
Batalla épica
Uno de los momentos cumbre de la película es el duelo de espadachines protagonizado por Elwes y Patinkin. Subidas y bajadas, lanzamiento de espada, acrobacias... El enfrentamiento de tres minutos en principio iba a durar tan solo uno, pero el director quedó fascinado con el trabajo de sus actores, orquestados por Bob Anderson y Peter Diamond ('Star Wars', 'Indiana Jones: En busca del arca perdida'). Ambos intérpretes pasaron casi una semana rodando la secuencia, en la que llevaron a cabo todo el trabajo de acción.
